Uno de los principales objetivos que tiene de aquí a poco el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, será generar un marco propicio para que los gremios y los empresarios lleguen al primer acuerdo paritario en la presidencia de su amigo, Alberto Fernández. Entre sus objetivos, aseguran en su entorno, figura en agenda la reconstrucción del salario, y del aparato productivo.
Según las últimas estadísticas que manejan en la cartera laboral, en todo el país hay casi cinco millones de personas que trabajan en negro. Sus empleadores vulneran sus derechos ya que perciben un salario menor al que corresponde por la actividad que desarrollan, sin ningún tipo de beneficios, sin aportes jubilatorios ni obra social.
Como informó Infobae, el Gobierno ya llegó a un primer acercamiento con los principales gremios: un monto fijo que será otorgado por decreto a los trabajadores privados como adelanto de paritarias.
Será por 180 días, y según precisó Moroni, la suma podría oscilar entre los 5.000 y 8.000 pesos que serían abonados en tres cuotas.
Por otro lado, el ministro de Trabajo ya está trabajando en la nueva propuesta de modificación de las jubilaciones de privilegio que el mismo jefe de gabinete, Santiago Cafiero, se encargó de recordar que “están muy por encima del promedio de las jubilaciones en la Argentina”.
Se trata de una iniciativa que el Poder Ejecutivo aspira en convertir en ley en las sesiones extraordinarias que fueron prorrogadas hasta el 26 de febrero próximo.
“El proyecto estará listo en muy pocos días”, le aseguraron a Infobae desde la cartera laboral. Entre los regímenes especiales que se intentará cambiar se encuentra el de los jueces.
Vale recordar que durante el debate parlamentario en el que fue aprobada la denominada “Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública”, la bancada de Cambiemos propuso incluir las jubilaciones de privilegio que el Frente de Todos había dejado fuera el congelamiento de la actualización previsional.
Hombre de bajo perfil y formación técnica, Moroni deberá hacer equilibrio entre los reclamos sindicales que intentarán imponer un aumento salarial mayor o como mínimo igual a la inflación proyectada para 2020, y que se especula, de manera auspiciosa, en un 40%, es decir casi un 15% inferior a la de 2019.
Para eso, el ministro deberá observar de reojo el incremento de los precios en las góndolas, y cruzado el meridiano de junio, el aumento de combustibles, luz, gas y agua, que por decreto se congelaron por seis meses.
Pero antes de esto, y tal como le comentaron a Infobae colaboradores de Moroni, el ministro busca restablecer el normal funcionamiento de la cartera que por decisión del ex presidente Mauricio Macri se convirtió en secretaria y pasó a depender del ministerio de Producción, por entonces a cargo de Dante Sica.
Cambios en los convenio
Si hay un tema que ocupa y preocupa a los sindicalistas es una presunta reforma laboral. Lo había intentado el macrismo y fracasó de manera escandalosa.
Fernández, por las dudas, se comprometió ante lo más granado de la CGT en no hacerlo. Sin embargo, cuentan los propios popes sindicales, las reformas se están dando a través de modificaciones en los convenios colectivos de trabajo, algunos de los cuales se quedaron en el tiempo e involucran a puestos laborales que ya no existen.
Otros, como los petroleros, se aggiornaron según las necesidades de la actividad; en este caso, Vaca Muerta, la formación geológica de shale situada en la cuenca neuquina en las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza.
Usando otras palabras, fue el propio Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación, quien, antes de ser designado en el cargo, y ante la plana mayor del gremio de Comercio, al frente de Armando Cavalieri, explicó durante una ponencia, que la inteligencia artificial y los nuevos cambios tecnológicos llegaron para quedarse, y que la reconvención de la mano de obra laboral, es una necesidad urgente.
El gremio de empleados de comercio, pero también otros sindicatos, como La Bancaria, Utedyc y SMATA, ya capacitan, a través de sus institutos, a los más jóvenes para enfrentar los nuevos desafíos laborales y “reconvertirse” ante los nuevos desafíos tecnológico, como lo explicó el mismo Cavalieri.
Hasta ahora la dirigencia sindical se opone a todo intento de reforma laboral. Entienden, con cierta justificación, que eso podría suponer algún retroceso en las conquistas sociales.
Sin embargo, en agosto pasado, durante la presentación por parte de la Unión Industrial Argentina, del Plan Productivo 2020-2023, estuvieron presentes dos referentes del gremialismo: el metalúrgico Antonio Caló y Rodolfo Daer (Alimentación) -hermano del titular de la CGT, Héctor Daer-.
Al finalizar el encuentro, los dos ex secretarios generales de la CGT reconocieron la necesidad de actualizar algunos términos de los convenios que rigen la actividad de sus sindicatos, aunque dejaron en claro que no avalan la modificación de la ley de Contrato de Trabajo.
“Los metalúrgicos vamos a reformular nuestro convenio según lo que piensa la UOM, después se lo presentaremos a los empresarios y vemos cómo lo articulamos. No nos podemos negar a reformular el convenio, cuando rige desde 1975 y en muchas cosas es obsoleto", reconoció Calo y aseguró que: “No tengo miedo a adecuar el convenio".
Según pudo saber este medio, en la UOM hace más de dos años que están trabajando en el tema. Uno de los voceros de Calo se lo explicó así a Infobae: “La tecnología expulsa trabajo pero también crea otros. Antes no estaban los robots, ahora hay gente que los fabrica, los tiene que reparar, hay gente que los maneja, hay muchos trabajos nuevos”.
Desde el Ministerio de Trabajo, reconocen que la tecnología va a impactar en la renovación de los convenios colectivos. Y que habrá que modificarlos e incorporar la robótica, la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías en la negociaciones colectivas.
Esto, en un futuro próximo, modificará todo el sistema de relaciones laborales.
“Por el avance de la tecnología, hay cosas que en algunos convenios quedaron atrasados, como por ejemplo funciones que estaban estipuladas en un convenio, hay gente nombrada y que cobra por ese rubro y en ese ítem, y hoy no existe más y ese trabajador realiza otra tarea. Hay actividades que ya no se realizan, que se llaman de otra manera porque mutó a una nueva forma laboral, y tienen otra función por el avance tecnológico que utiliza la industria, como puede ser el alimenticio, el mecánico, y tantos otros. Por eso esas negociaciones están abiertas de aquí hacia adelante y muchos gremios están dispuestos a discutir este tema porque van a ser beneficiosos para el trabajador”, explicaron pacientes desde el ministerio que encabeza Claudio Moroni.
Varios “gordos” de la CGT que dialogaron con Infobae observan con desconfianza esta iniciativa, ya que la emparentan con una “flexibilización laboral”.
Otros, en cambio, están a favor y razonan que “si bien la inflación es la causa inmediata que dispara las demandas salariales, la degradación de la negociación colectiva responde fundamentalmente al diseño de las instituciones laborales”. Y abundan: “Un factor clave es la ultra-actividad de los convenios colectivos, es decir, la vigencia indefinida de los convenios una vez que están vencidos”.
Esta regla, sostienen estos sindicalistas, es la que explicaría que en la Argentina la mayoría de los convenios colectivos daten de la década de los ’70 y ’80.
Por todo esto, la gran pregunta es si el gobierno de Fernández, y Moroni desde el ministerio, lo va a impulsar.
La ley de empleo, la 24.013, en su artículo 23 sostiene que los convenios colectivos de trabajo se deben basar en cláusulas de producción.
Textualmente el artículo 23 dice: “La incorporación de tecnología constituye una condición para el crecimiento de la economía nacional. Es un derecho y una obligación del empresario que la ley reconoce, garantiza y estimula, y en la medida que afecta las condiciones de trabajo y empleo debe ser evaluada desde el punto de vista técnico, económico y social”.
Esto, entienden en Trabajo, terminaría beneficiado a las empresas pymes, algunas de las cuales están altamente tecnologizadas.
El artículo 24, en sus tres primeros puntos, sostiene: “Las comisiones negociadoras de convenios colectivos tendrán obligación de negociar sobre las siguientes materias:
a) La incorporación de la tecnología y sus efectos sobre las relaciones laborales y el empleo.
b) Establecimiento de sistemas de formación que faciliten la polivalencia de los trabajadores.
c) Los regímenes de categorías y la movilidad funcional".
La CTA, precarización y el trabajo infantil.
Como parte de su trabajo a futuro, Moroni recibió a la semana pasada, en el edificio de Leandro N Alem 650, a la CTA Autónoma, la que comanda Ricardo Peidro y Hugo “Cachorro” Godoy.
Esa central trabajadora es la menos afín al Gobierno si se la compara con la CTA de los Trabajadores, la liderada por el docente Hugo Yasky, la misma que solicitó volver a la CGT.
“Queremos desarrollar un proyecto que contenga a todos”, les dijo el funcionario a los delegados sindicales.
Moroni les aseguró que la cartera que conduce se encuentra desmantelada y que debe ser reconstruida tras su degradación a Secretaría durante la gestión anterior.
Además, expresó su preocupación en torno a la precarización laboral que ronda a los cinco millones de personas y el trabajo infantil.
Se estima que en el país unos 764 mil niñas y niños de entre 5 y 15 años realizaron al menos una actividad productiva según la "Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes” realizada por el Indec, lo que representa al 10% de los niños y niñas del país.
La encuesta del Indec revela otros datos que la gestión de Moroni debería comenzar a revertir. Por ejemplo, la intensidad de la jornada laboral a la que son sometidos esos niños compite directamente con el rendimiento educativo: entre los más chicos (5 a 15 años), 8,5% trabaja en poblaciones urbanas y 6,1%, en rurales, y desarrollan jornadas de 36 o más horas semanales.
Entre los adolescentes de 16 y 17 años, la jornada de trabajo a tiempo completo se intensifica: algo más de uno de cada cuatro varones (26,3% del medio urbano y 26,6% del rural) equipara su tiempo de trabajo con el de un adulto ocupado a tiempo completo.
Los referentes de la CTA Autónoma salieron muy conformes del encuentro con Moroni. No solo por la visión del ministro hacia adelante, sino porque están convencidos que en el ajedrez sindical, el ministro “tiene mayor afinidad con el sector de ‘los Gordos’, que encabeza Héctor Daer, que con Hugo Moyano y mucho menos con las dos CTA". Aunque el presidente Fernández goza de una excelente relación con Yasky, el líder de la CTA de los Trabajadores en la cual esta referenciado el jefe de SUTEBA bonaerense, Roberto Baradel el hombre que en los próximos días comenzará a dirimir su acuerdo paritario con el gobernador Axel Kicillof y su gabinete.
Si bien no se habló delante del ministro, en la CTA sospechan que Moroni privilegiaría el vínculo con los cegetistas y que frenaría los expedientes por inscripciones gremiales en determinados rubros para favorecer a la organización principal de la actividad.
Esa es otra tarea que más adelante deberán enfrentar en el Ministerio de Trabajo pero sobre la cual por ahora prefieren no hablar.
Los frentes de tormenta son ya suficientes como para abrir uno más.
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