Por segunda vez en ocho días, lo más granado del mundo sindical, incluidas las dos CGT, se mostró alineado a los deseos de la Casa Rosada y ayer viernes firmó junto al empresariado -solo faltó la mesa de enlace, de protesta en la vera de las rutas- y movimientos sociales el “Compromiso Argentino de Solidaridad”. Sin embargo, al finalizar el encuentro con los 50 referentes de la producción, expresaron su expectativas ante Infobae sobre los demorados anuncios del “bono” o adelanto de paritarias, que el Poder Ejecutivo se comprometió a otorgarle a los privados a través de un decreto. Hasta ahora eso no sucedió.
“Fue todo zaraza”, opinó uno de los caciques sindicales que firmaron el acta acuerdo que sostuvo: “Los abajo firmantes, el nuevo Gobierno y los representantes de los trabajadores, el empresariado y los movimientos sociales, asumimos el compromiso de trabajar juntos para abordar esta emergencia. Sobre esa base, vamos a construir un conjunto de consensos para lograr un desarrollo inclusivo y sostenible”.
El gremialista no es ni un díscolo ni un hombre del movimiento obrero que esta a punto de dar un portazo. Todo lo contrario. Apoyó como la inmensa mayoría del sindicalismo -salvo el gastronómico Luis Barrionuevo y un puñado de dirigentes- a Alberto Fernández desde que la actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, lo propuso como el mejor candidato para vencer al entonces presidente Mauricio Macri.
Sin embargo, sus palabras marcaron un límite entre el alineamiento a las políticas del Gobierno, que hace apenas dos semanas llego al poder, y la necesidad de que lleguen mensajes absolutamente claros a las bases, sobre los tiempos que se manejan para el otorgamiento de la prometida suma fija.
No fue el único que expresó su pertenencia al actual Gobierno, pero también reconoció “qué hay expectativas entre los trabajadores respecto al anuncio de los bonos”, en referencia al decreto presidencia de un monto fijo, que se pagaría en tres cuotas a cuenta de futuras paritarias. Es decir, que ese importe será “contributivo”.
“Es cierto lo que dijo (Héctor) Daer en la conferencia de prensa, que no nos convocaron para hablar de aumento de sueldos, ni bonos ni aumento por decreto, pero el Gobierno debe dar una señal, una fecha, una señal fuerte sobre las políticas laborales que vienen de aquí en más, y la relación con los empresarios”, abundó un tercero.
Daer, el cotitular de la CGT, debió aclarar cuatro veces en la rueda de prensa que compartió junto al ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, y el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo, que “nunca” estuvo en carpeta que ayer se hablaría de aumento salarial.
Acevedo sostuvo lo mismo. Arroyo, siguiendo la misma línea, aclaró que ese tema se debatirá en las “mesas por sector” y que el Gobierno comenzó a otorgar bonos a los sectores “de más abajo”, como a los jubilados y pensionados y a los que reciben asignaciones, como la AUH. También recordó que en el Conurbano Bonaerense ya comenzaron a distribuirse las tarjetas para la compra de alimentos y que eso implica una erogación de unos 60 mil millones de pesos que se suman a las partidas ya asignadas.
Los dichos ante la prensa fueron absolutamente veraces, por más que desde algunos medios de comunicación se insistía con esa posibilidad en las horas previas al cónclave.
La cúpula de la CGT ya estaba al tanto a través de sus interlocutores en el Gobierno, como el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, que también participó del encuentro.
El empresariado, representado por, entre otros, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (APYMEL), la Bolsa de Cereales de Buenos Aires; la Unión Industrial Argentina; también sabían que entre los objetivos del encuentro no estaba agendado acordar un aumento salarial o una suma fija, ya que eso vendrá "en una segunda instancia, durante otro encuentro del Consejo Económico y Social”, según las palabras del propio Arroyo.
Por estas horas, en Casa Rosada ya deberían estar al tanto que los delegados de base, los representantes de seccionales, preguntan si hay alguna novedad sobre los anuncios de algún tipo de aumento salarial, sin importar la forma. Sucede que los obreros, empleados, trabajadores de varios sectores de la industria, pero también de la inquieta administración pública, hicieron llegar su inquietud a sus secretarios generales.
Entre los representantes gremiales más salientes estuvieron presentes, además de Daer; Sergio Palazzo (La Bancaria); Hugo Moyano (Camioneros), Carlos Acuña (Estacioneros de Servicio y cotitular de la CGT); Andrés Rodríguez (UPCN); José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); Armando Cavallieri (Comercio), Gerardo Martínez (UOCRA); Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores).
El pasado 19 de diciembre, los principales actores sindicales también estuvieron en la Casa Rosada, pero esa vez, Alberto Fernández no comandó la reunión, ni pasó a saludar. Al frente de las negociaciones estuvieron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero -también presente ayer- y el ministro de Trabajo, entre otros funcionarios. Después de tres horas intensas, acordaron que el sindicalismo no se opondrá a recibir una suma fija por decreto a cuenta de paritarias, una situación que no anula ni obstaculiza la discusión paritaria por rama.
Desde ese día, los popes sindicales esperan una señal del Gobierno que les marque el rumbo claro que tendrán sobre salarios en 2020. Si estos irán acompañando la inflación y desde cuando comenzarán a reunirse con el ministro Moroni y los empresarios, a la mesa de diálogo para acordar, entre las tres patas, la esperada recomposición salarial.
“Nos comprometemos a trabajar en paralelo en el tratamiento de un conjunto de propuestas sectoriales que, a partir de la estabilización macroeconómica y social, puedan sentar las bases para un nuevo y extenso tiempo de crecimiento con inclusión”, expresó el acuerdo firmado ayer.
“Ahora -opina ante Infobae uno de los sindicalistas presentes- es cuestión de que los anuncios, que los acuerdos, comiencen a dar fruto, a cristalizarse".
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