La primera prueba de fuego que enfrentó la administración de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires fue demasiado para el Frente de Todos.
El fracaso del proyecto de ley impositiva que impulsó el ex Ministro de Economía desconcertó al ejecutivo bonaerense porque creían que habían llegado a un acuerdo con María Eugenia Vidal para, por lo menos, conseguir el quórum en el Senado y arrancar con la discusión. Pero la ex Gobernadora se fue de viaje, y con ella buena parte de su capacidad de liderar la negociación y así lograr modificaciones al proyecto presentado por el gobierno kirchnerista.
Es que como la oposición cuenta con 26 de las 46 bancas del Senado bonaerense, el Frente de Todos depende de Cambiemos para lograr el quórum y empezar el debate en torno a cualquier proyecto de ley. Hasta hace algunos días, en el equipo de Kicillof estaban confiados con que habían llegado a un acuerdo informal con Vidal para que la oposición diera quórum y habilitara la discusión. Eso no implicaba que los senadores de Cambiemos fueran a aprobar el proyecto a libro cerrado. Todo lo contrario, el bloque opositor apuntaba a avanzar con una serie de modificaciones a la propuesta.
Pero dos cuestiones terminaron con el frágil equilibrio al que habían llegado las partes. Por un lado, María Eugenia Vidal se fue de vacaciones a París con su recientemente blanqueada pareja, Enrique Sacco; y por otro, los teléfonos celulares de buena parte de los legisladores de Cambiemos empezaron a llenarse de mensajes con reclamos ante la propuesta de Kicillof, la mayoría de ellos centrados en las subas del impuesto inmobiliario tanto Urbano como Rural.
La propuesta oficialista plantea cuatro escalas para cada categoría con cuatro niveles de aumento: 15% para terrenos valuados en hasta $260.870 y edificaciones valuadas en hasta $303.705; 35% para terrenos valuados entre $260.870 y $816.075 y edificaciones valuadas entre $303.705 y $498.021; 50% para terrenos valuados entre $816.075 y $3 millones y edificaciones valuadas entre $498.021 y $680.877; y 75% para terrenos valuados en más de $3 millones y extensión superior a 2000 hectáreas y edificaciones cuyo valor supera los $680.877.
Si bien desde Francia Vidal mantuvo algo de influencia a través de mensajes de texto (lo propio hizo quien fuera su mano derecha, Alex Campbell), quienes se pusieron al hombro la negociación fueron los intendentes de Lanús, Néstor Grindetti y de Vicente López, Jorge Macri; el ex vicegobernador Daniel Salvador; el ex ministro de Economía bonaerense Damián Bonari; los senadores bonaerenses Roberto Costa (presidente de bloque), Juan Pablo Allan y Andrés De Leo; y los diputados provinciales Maxi Abad (presidente de bloque), Campbell (vice del bloque), Maricel Etchecoin, Adrián Urreli y Daniel Lipovetzky.
Este grupo de dirigentes representa a los tres partidos que conforman Cambiemos (PRO, Coalición Cívica y UCR) y no responden directamente a Vidal, que si bien pretendía liderar la oposición a Kicillof, en la primera gran discusión con la administración del Frente de Todos, la ex Gobernadora no ocupó la cabecera de una mesa que dejó de ser rectangular y pasó a ser redonda.
La principal crítica de la oposición liderada por los intendentes y los legisladores se centró en las escalas más altas, que afectan al sector de la sociedad que en Cambiemos consideran sus votantes. En la oposición apuntaban a que en esas cuatro escalas tuvieran otros porcentajes de aumentos: 10%; 20%; 35% y 55%. Esto implicaría que en todas las categorías la recaudación de 2020 crecería a un ritmo por debajo de la inflación salvo en la más alta, algo difícil de sobrellevar en una provincia deficitaria.
Pero si bien en el Frente de Todos aseguraron que estaban dispuestos a discutir varios aspectos del proyecto, modificar el alcance de la escala más alta o atenuar el porcentaje de aumento no parecía estar en los planes. En esa línea, el jefe de Gabinete Carlos Bianco afirmó que en la oposición “quiere que todos paguen lo mismo: el que tiene una humilde casita en un barrio del conurbano tiene que pagar lo mismo que el que vive en un barrio cerrado en zona norte”. Al respecto, destacó que “solamente unas 200 propietarios eran los que pagaban el 75%, esos no son bonaerenses promedio” y afirmó que “el 86% de los propietarios iban a pagar como máximo hasta $3000 adicionales al año y en cuotas”.
Pese a eso, Bianco agregó que en el Frente de Todos “entendemos la preocupación, estamos abiertos a discutir una modificación de escalas para una parte de esa población”, aunque reiteró que no considera viable la propuesta de una suba del 55% para los contribuyentes más pudientes. “Si todo lo que está al 75% lo bajamos al 55% no podemos mantener los segmentos del 15% y 35% para los más pobres porque estaríamos perdiendo ingresos por la inflación. La lógica de esta ley era que los que más tienen pusieran un poco más”, explicó, al tiempo que afirmó que si no sale la ley, la provincia de Buenos Aires no va a poder pagar sus deudas: “Hoy no tenemos los pesos y dólares para pagar los vencimientos de deuda de enero. No queremos ir a un default, ahora tenemos que ver de dónde sacamos la plata para cumplir con las obligaciones”.
En contraste, desde Juntos por el Cambio el ex subsecretario de Gobierno de Vidal, Alex Campbell, aseguró a Infobae que Kicillof “busca una victoria política a costa del esfuerzo de los bonaerenses”.
“El proyecto se presentó en nochebuena y se pretendía aprobar en un trámite express. Es por eso que nos tomamos el tiempo para analizarlo y llevarle una propuesta acorde a la situación económica al gobierno, pero no quisieron escuchar y siguen con este paquete impositivo que es un impuestazo para los bonarenses”, detalló, al tiempo que consideró que el proyecto “perjudica a los que producen y trabajan día a día para que la provincia crezca”.
“Vamos a seguir aportando gobernabilidad, dialogando y consensuando para que el Poder Ejecutivo pueda contar con herramientas pero no vamos a ser cómplices de un impuestazo por arriba de la inflación”, concluyó.
La primera gran batalla que impulsó Axel Kicillof no terminó en la victoria que hubiera querido el flamante Gobernador, que tanto en esta instancia como en el resto de su administración va a tener que lidiar con una legislatura provincial en la que no cuenta con mayoría propia. Tal vez el aspecto más positivo que pueda rescatar el Frente de Todos es que la oposición en la provincia de Buenos Aires está algo más atomizada de lo que esperaban a esta altura, pero tras una fuga de algunos diputados tras las elecciones de octubre, Cambiemos se mantiene unido y resolvió que la conducción será ejercida por una mesa redonda, al menos por ahora.
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