Tras una demora en el inicio de la sesión, un cuarto intermedio de casi dos horas, tensión interna en el bloque opositor y el envío de un proyecto “que termine con las jubilaciones de privilegio” por parte de Alberto Fernández, oportuno en medio de la tarde, el Gobierno aprobó en la madrugada de este sábado la mega ley de emergencia económica, que le delega amplias facultades en materia financiera, administrativa, previsional, tarifaria, sanitaria y social.
En la tarde había habido pasajes de zozobra por la posición del interbloque de Cambiemos que tuvo acaloradas discusiones internas por la habilitación de la sesión, que necesitó de los dos tercios de los presentes porque no hubo tiempo de trabajar la media sanción de Diputados en comisión.
De hecho, pasadas las 19, en la reanudación del cuarto intermedio, el bloque del Frente de Todos tuvo algunos minutos de desconcierto porque aún no llegaban con el número necesario para el quórum. Anabel Fernández Sagasti y José Mayans fatigaron los teléfonos. Al final hubo 39 legisladores presentes, que dieron quórum por unanimidad.
Recién ahí aparecieron por el recinto los senadores del PRO y la UCR. Mientras Carlos Caserio, del PJ cordobés, inauguraba el debate.
La presión ejercida durante toda la semana por los gobernadores del radicalismo, en especial por Gerardo Morales, tensionó al interbloque. Según pudo reconstruir este medio, se engendró media hora antes de la reanudación de la sesión una suerte de rebelión de una docena de legisladores que quería bloquear el quórum. Y propinarle una derrota al Gobierno en el debut de Cristina Kirchner en el Senado.
Martín Lousteau fue uno de los principales arquitectos de la revuelta. Alineado con Alfredo Cornejo en la Cámara baja, mantiene una dura disputa interna con el gobernador de Jujuy, el primero en pedirle a Cambiemos que diera quórum en Diputados para discutir la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, el título elegante con el que el oficialismo agrupó las emergencias económica, financiera, tarifaria, sanitaria, previsional y social, entre otras.
Hace algunas semanas, Morales había comido asado en el quincho de la casa de Tigre de Sergio Massa, un encuentro del que también participaron Mario Negri, Rodolfo Suárez, Gustavo Valdés y Luis Naidenoff; y Eduardo “Wado” de Pedro, Máximo Kirchner y Santiago Cafiero.
Días atrás, Massa, que en esto días hizo múltiples viajes entre el Congreso y la Casa Rosada, había recibido en ese mismo lugar a María Eugenia Vidal, a su amigo Horacio Rodríguez Larreta y al ministro del Interior, “Wado” De Pedro, según reconstruyó este medio en base a fuentes del entorno de los comensales.
Parte de las negociaciones del paquete de emergencias tratado en forma exprés por el Parlamento habían incluido la posible marcha atrás del aumento en la coparticipación de la Ciudad dispuesta por Mauricio Macri cuando le traspasó a Rodríguez Larreta la Policía Federal.
Según altas fuentes porteñas y nacionales, el recorte en la coparticipación de la capital estuvo a punto de incluirse en el consenso fiscal por presión, en parte, de los gobernadores del PJ. Hubo intensas conversaciones para borrarlo del acuerdo.
Rodríguez Larreta no utilizó las redes sociales en vísperas de la sesión de Diputados, como sus colegas de la UCR. Pero habló por teléfono al menos una decena de veces con Cristian Ritondo, el jefe del bloque PRO, recluido en un retiro un hotel de las afueras de la Ciudad junto a su gabinete.
El martes, en la previa de la discusión parlamentaria, Alberto Fernández firmó con los gobernadores el nuevo pacto fiscal con el que dejó sin efecto el anterior, alcanzado en el 2017, para robustecer las finanzas provinciales.
Los gobernadores radicales habían arreglado con el Gobierno en el Senado que habilitarían este viernes la sesión. Para terminar, antes de Navidad, con el mega proyecto con el que Fernández quiso empezar su gestión.
Para hacer y deshacer a discreción por los próximos seis meses. Los 180 días que el nuevo gobierno se impuso para transitar el ajuste fiscal y previsional.
La maratónica discusión en Diputados había retrasado el inicio en el Senado. De las 2 a las 4 de la tarde. Naidenoff pidió un cuarto intermedio para “leer el proyecto”, que entró al final en el Senado 10 minutos antes de las 16. Se le dio media sanción al pacto fiscal y se hizo un receso hasta las 19.
Antes, la senadora Fernández Sagasti, del círculo cercano de la vicepresidenta, leyó los tuits del Presidente con el anuncio de la ampliación de sesiones extraordinarias para tratar el proyecto vinculado con las jubilaciones de privilegio, que despertaron polémica tras la media sanción de Diputados.
Tras la derrota en la Cámara baja, Cambiemos trató de aprovechar durante la mañana y buena parte de la tarde el costo político que el Gobierno pagó en esas horas por la exclusión de los regímenes especiales de jubilaciones del congelamiento dispuesto por 180 días en el mega proyecto enviado al Parlamento.
Jubilaciones y retenciones al campo habían sido los dos puntos más conflictos de la iniciativa que obligó al Gobierno a negociar con los dos bloques aliados de Diputados, liderados por Eduardo “Bali” Bucca y José Luis Ramón.
En la Cámara baja no hubo negociaciones entre el Frente de Todos y Cambiemos. El Frente de Todos, por el contrario, interactuó hasta bien entrada la madrugada con el PJ Federal. En especial, en los impuestos a los derechos de exportación del agro. Que tuvo, en particular, una media sanción más ajustada de la que se preveía en la previa.
Al revés del Senado, en donde estaba pautado mantener el acuerdo alcanzado entre los gobernadores radicales y la Casa Rosada. Nunca estuvo cerca de naufragar por el número del bloque del Frente de Todos. Pero el interbloque conformado por el PRO y la UCR sí estuvo a punto de implosionar. La cohesión de la coalición opositora es frágil.
Con la sanción definitiva de la ley de emergencia económica -el Gobierno planea sesionar en enero-, rechazada por Juntos por el Cambio, el oficialismo se anotaba su primer triunfo en el Congreso. Con Cristina Kirchner en el Senado, Massa y Máximo Kirchner en Diputados, y el Presidente en la Casa Rosada.
El debut de la coalición del PJ kirchnerista, frente a la coalición del PRO, la UCR y la Coalición Cívica, que por momentos cruje y que tensiona a diario con el Gobierno.
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