Alberto Fernández llegó pasadas las 10 a Casa Rosada, subió hasta su despacho y a los pocos minutos volvió a bajar para recorrer las obras de refacción de los techos y el pasillo central al que se ingresa por la puerta de Balcarce 50. Habló con los responsables de la refacción y puesta en valor y enseguida volvió al primer piso. Hoy pone mucho en juego no sólo en la media sanción de la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública, sino también en cómo se la aprueba, con cuántos votos, con qué rapidez, sobre la base de qué argumentos. Se trata de ganar, pero en todos los frentes, mostrando tranquilidad (para mandar un mensaje contundente a los mercados) y con argumentos firmes (que anulen a los más afilados opositores).
La primera reunión que tuvo el Presidente fue con Martín Guzmán y Cecilia Todesca. El ministro de Economía y la vicejefa de Gabinete repasaron con el jefe de Estado los buenos resultados de las cotizaciones de ayer, los mensajes que recibieron desde las principales terminales de Wall Street y le ratificaron que están por la buena senda. El mensaje de que se van a pagar los compromisos llegó en tiempo y forma y para hoy esperan una foto similar si el Gobierno demuestra muñeca política para manejarse en un Congreso que está alborotado, pero dentro de los carriles normales.
Después, evitó encuentros que no tuvieran que ver con el seguimiento de la ley. “Tranquilo y sin ansiedades”, según hicieron trascender desde su entorno, el Presidente pasó la mañana monitoreando el estado de las negociaciones y aportando lo propio cada vez que fuera necesario, básicamente en contacto con los gobernadores, la herramienta más poderosa que tiene el Poder Ejecutivo, mucho más a tan pocos días de iniciada la gestión.
Fernández armó un equipo para sacar adelante la ley y cada uno conoce sus tareas específicas, a las que está abocado. El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el presidente del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, son los encargados de escuchar los reclamos de los radicales y de buscar alternativas para dulcificar la posición de los más duros.
Con los diputados del PRO el encargado de hablar es Massa, con buen vínculo no sólo con el titular del bloque, Cristian Ritondo, sino con muchos diputados de la provincia de Buenos Aires y del interior, como Sebastián García de Luca y Eduardo Cáceres, por nombrar algunos de los que tienen trato directo con el presidente de la Cámara.
En la Casa Rosada, el flamante secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando “Chino” Navarro, tiene como responsabilidad mayor convencer a los bloques chicos de que no habrá un uso desmedido de las facultades extraordinarias. Al mendocino José Luis Ramón, titular de un bloque formado recientemente con diputados del PRO y de Río Negro, entre otros legisladores, se lo vio dos veces en su despacho. Y también tomó contacto con otros bloques minoritarios, empezando por el Frente Renovador de la Concordia, integrado por los misioneros, que son oficialismo en la provincia y, por supuesto, con los diputados de la izquierda.
Como ya están seguros de que obtendrán la sanción de Diputados, el objetivo de la Casa Rosada hoy es doble. Por un lado, que Juntos por el Cambio baje mañana a dar quórum en la sesión del Senado para asegurar el tratamiento sobre tablas que necesita los dos tercios. Así quedara diluido el acuerdo por unanimidad de la oposición en Diputados, que no quiso facilitarle los números del Gobierno. Con ese envión, en el Gobierno están convencidos de que pueden sacar “como por un tubo”, sobre tablas, la sanción definitiva en el Senado.
Exhibir potencia política a la hora de negociar con los acreedores externos e internos, según evalúan en la Casa Rosada, le permitirá al Gobierno salir de lo que ya consideran “la falsa paridad electoral del 48 vs. 40″, en alusión a los porcentajes que obtuvieron Fernández y Macri en los últimos comicios nacionales. “Mostrar contundencia nos dará margen para negociar mejor para la Argentina”, se entusiasman. Y a eso está dedicado el Presidente en estas horas tan decisivas.
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