En paralelo al anuncio del INDEC de un aumento de la canasta básica en todo el país, el Gobierno empezó a entregar ayer las tarjetas alimentarias en la ciudad entrerriana de Concordia en función de un programa del Ministerio de Desarrollo Social que llegará a 2 millones de beneficiarios y que tendrá un costo anual de 60.000 millones de pesos.
Según adelantaron a Infobae fuentes de la Casa Rosada, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, instruyó hoy a sus funcionarios para empezar a repartir hoy mismo las primeras 7.000 tarjetas alimentarias en Concordia por una cuestión simbólica: esa ciudad entrerriana registra los mayores niveles de pobreza, ya que las últimas mediciones del INDEC mostraron un 52,9% de pobres. Allí mismo se prevé que viaje Alberto Fernández el lunes próximo para dar el puntapié inicial del gabinete federal que quiere llevar a todas las provincias.
“Hay que dar una señal de atención a los que están sufriendo hambre y pobreza. Lo mejor es empezar por donde más se necesita”, explicó un allegado a Arroyo.
De esta manera, desde el Ministerio de Desarrollo Social aclararon que el reparto de las primeras tarjetas alimentarias se iba a dar recién en febrero, pero que por una decisión del presidente Alberto Fernández se optó por adelantar esa ayuda. Se repartirán un total de 2 millones de tarjetas que cubrirán a unas 4 millones de personas.
La tarjeta alimentaria, que forma parte del programa del Consejo contra el Hambre, será un programa con un costo global de 60.000 millones para el 2020 y se sustentará en función de reasignación de partidas presupuestarias ya que, según el Gobierno, se trata de una situación de “emergencia alimentaria” que debe enfrentar la Argentina.
La distribución de la tarjeta alimentaria continuará la semana que viene en el resto del país. Habrá una tarjeta de $4.000 por cada madre con hijo en situación vulnerable y de $6.000 para aquellas madres que tengan más de un hijo. Esta tarjeta será sólo para la compra de alimentos de lo que se considera una “canasta básica saludable” y se recargará los tercer viernes de cada mes.
En Concordia hay un 52,0% de pobres, el índice de desocupación es del 10,5% y el de indigencia de 10,4%. “La matriz productiva y social de Concordia está destruida”, reveló un funcionario del Gobierno. De allí la necesidad del Presidente de atender en forma urgente a esa población. Se estima que con la entrega de las 7.000 tarjetas alimentarias en Concordia se estarán inyectando unos 37.000 millones de pesos en relación al comercio que habrá en el lugar y el movimiento productivo que podría generar un consumo mayor de alimentos.
Está claro que esta ayuda no alcanzará tampoco para cubrir los problemas de pobreza en la Argentina si se tiene en cuenta que el INDEC reveló ayer que una familia necesita de $37.000 mensuales para evitar caer en la pobreza.
La tarjeta será de entrega automática para todas las personas que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH). "No se tramitará en ningún lado, ninguna persona particular y ninguna organización social están autorizadas a tramitar la tarjeta en nombre de otra persona”, aclararon en Desarrollo Social. Y en una primera etapa la recibirán las madres y padres con hijas e hijos de hasta 6 años que al momento estén percibiendo la AUH. También las embarazadas a partir de los 3 meses que actualmente perciben la AUH y personas con discapacidad que reciban la AUH.
La entrega se hará por etapas en cada una de las provincias de la Argentina. Será la ANSES la que notifique al titular que está en condiciones de retirar su tarjeta por el banco que determine cada provincia. Esa es la única entidad autorizada a emitir la tarjeta. Las notificaciones se realizarán vía telefónica o por SMS al número registrado en la base de ANSES.
La tarjeta no sirve para extraer dinero en efectivo. Sólo para la compra de alimentos, excluyendo bebidas alcohólicas, y no suplanta ninguna de las políticas vigentes ni reemplaza la Asignación Universal por Hijo. “Es una política de complemento integral alimentario”, destacaron cerca de Arroyo para evitar interpretaciones de lo que necesita una familia para mantener la canasta básica.
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