Alberto Fernández ya tiene una lista de asesores para ayudarlo en sus múltiples y complejas funciones presidenciales. Todavía no asumieron, pero se espera que sean nombrados esta misma semana y que así puedan asumir en algún acto formal cuanto antes, que podría ser hoy mismo, o mañana, aunque tampoco pueden decir nada porque todavía no están los nombramientos de las estructuras ministeriales, ni de Jefatura de Gabinete, tampoco del área presidencial.
Como jefe de ese equipo, designó al abogado Juan Manuel Olmos, dirigente peronista con amplios conocimientos de todo lo que pasa en la Ciudad de Buenos Aires, un territorio donde hace mucho tiempo el peronismo es minoría pero que ahora tanto el Presidente como Cristina Kirchner quieren empezar a mirar distinto. Pero detrás de él, hay un equipo de intelectuales que no viene del peronismo y con los que Fernández espera ser asistido para una precisa interpretación de estos tiempos de cambio.
Un segundo asesor es mujer, se llama Dora Barrancos y es una prestigiosa académica y referente feminista, que no viene del peronismo y de quien el Presidente espera que le aporte en una agenda crucial de estos tiempos, cuando hasta el relacionamiento entre hombres y mujeres está sometido a cambios drásticos, que hasta exigen pensar la historia con nuevos sesgos.
Una tercera también es mujer, Cecilia Nicolini, politóloga que se está formando en Harvard University y en el MIT, vinculada con los jóvenes que impulsaron el libro colectivo Hablemos de ideas, con artículos de jóvenes formados en las ciencias sociales que fue prologado por Fernández, donde escribe incluso el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
Un cuarto es el antropólogo Alejandro Grimson, autor de Qué es el peronismo, donde no oculta su obsesión por comprender el fenómeno político del siglo XX, que traspasó al siglo XXI y es especialmente crítico con la línea de pensamiento que le achaca al peronismo la responsabilidad del fracaso argentino.
El quinto es quizás más conocido en el mundo de los medios. Se trata de Ricardo Forster, filósofo y ensayista que intervino activamente en los debates públicos después de la crisis del campo, a partir de 2008, cuando fundó con otros intelectuales, como Horacio González, el grupo Carta Abierta, que se autodisolvió con el regreso del peronismo al poder, buscando dejarle espacio a las nuevas generaciones.
En el 2014, Forster asumió como Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, un cargo creado para él en ámbitos del Ministerio de Cultura, que nunca tuvo funciones demasiado específicas. El 11 de diciembre de 2015, un día después de la llegada de Mauricio Macri al Gobierno, esa Secretaría fue eliminada.
En rigor, Forster nunca se sintió cómodo con una Secretaría que hablara de “pensamiento nacional”, un tipo de lectura de la cual nunca fue afecto a juzgar por su biblioteca, donde nadie pudo ver jamás libros de Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz o Juan José Hernández Arregui. Las lecturas del filósofo rondaron por el posmarxismo, desde Theodor Adorno hasta Walter Benjamin, pasando por Georg Lukàcs y Fredric Jameson, en general críticos del neoliberalismo y del posibilismo político que se genera en las democracias, o lo que ya se repite en algunos círculos, “la derechización de la sociedad”.
Como sea, entonces Forster actuaba como un asesor de Cristina Fernández de Kirchner y todo indicaría que ahora piensa aportar desde un cargo más modesto, pero con similares objetivos. Desde acercarle ideas y debates al Presidente que le parecen atractivos para pensar la época, hasta acercarle intelectuales que considere valiosos para introducir diversidad de conversaciones, son varios los planes que el filósofo tiene en carpeta y ya le presentó a Olmos.
Trascendió, incluso, que ya se reunió varias veces con el jefe de asesores y los que fueron testigos de esos encuentros aseguran que está especialmente entusiasmado con la etapa que se inicia y con la posibilidad de que la llegada al poder del Frente de Todos alumbre una nueva era en materia de pensamiento, que permita pensar “una sociedad más allá del capitalismo”.
Autor de numerosos libros, acaba de publicar La sociedad invernadero. El neoliberalismo: entre las paradojas de la libertad, la fábrica de subjetividad, el neofascismo y la digitalización del mundo, donde indaga en torno a la desigualdad, la precarización y la ampliación de los índices de pobreza. “Un intento por pensar sin dogmatismo ni interpretaciones lineales la trama profunda de nuestra contemporaneidad, sus lógicas y estrategias de dominación”, dice en la contratapa.
“Nutrir agenda”, “aportar ideas”, “generar nuevas conversaciones”, “acercar pensadores” son algunas de estas tareas a las que se abocará Forster en el Gobierno, según trascendió en el equipo de asesores, donde se confirmó que tendrá despacho en el primer piso de la Casa Rosada.
Cuando Infobae consultó si también aportará en los discursos del Presidente, la respuesta fue taxativa: “De ningún modo, Alberto se escribe él mismo sus discursos, recibe aportes de tres o cuatro, que están cerca de él y no los vamos a revelar, pero siempre termina armando él esas piezas y no deja que nadie se meta en el tono final”. El secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, es uno de los que más interviene en los discursos del Presidente.
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