Luego de siete años de reclamos y negociaciones entre los países, Mario Sandoval, ex policía acusado de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura, llegó a la Argentina extraditado de Francia, en donde se había radicado en 1985 luego de obtener la nacionalidad.
Sandoval será juzgado por el secuestro y desaparición en 1976 de Hernán Abriata, un estudiante de arquitectura e integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
La petición de extradición, presentada por Argentina en 2012, había sido aprobada anteriormente por el Tribunal de apelación de París, y luego por el Tribunal de Casación francés, equivalente al Tribunal Supremo. La ley impide extraditar a una persona cuando el crimen prescribió, pero la Justicia francesa consideró que al no haber reaparecido la víctima, el delito se considera “continuo”. Así fue que el 11 de diciembre el Consejo de Estado Francés confirmó el decreto de extradición.
“El resultado del proceso extraditorio de Mario Sandoval es el fruto de una labor conjunta de la Justicia Federal y el Ministerio Público Fiscal, y de las arduas gestiones diplomáticas que se llevaron a cabo desde distintas áreas de la Cancillería y la Embajada de la República en Francia desde el año 2012, que contó con el apoyo de una abogada francesa especializada en derechos humanos, a efectos de lograr que el ex policía pueda ser juzgado en la Argentina”, sostuvo la Cancillería en un comunicado.
Y agregó: “El producto exitoso de la cooperación penal internacional entre Estados consolida la máxima de que los delitos de lesa humanidad no deben quedar impunes, y que quienes son acusados de tan graves delitos deben comparecer ante la Justicia para ser juzgados”.
Aunque la Justicia argentina sospecha que Sandoval participó en más de 500 asesinatos, torturas y secuestros durante la dictadura militar, se apoyó solamente en el caso del presunto secuestro y desaparición del estudiante Hernán Abriata en octubre de 1976 para pedir la extradición ya que hay una decena de testimonios que lo implican.
El 30 de octubre de 1976 un policía se presentó en la casa familiar de Abriata, se identificó como “Sandoval, de Coordinación Federal” y manifestó que debía llevarse al joven estudiante para realizar “un procedimiento de rutina”. Carlos Loza, un compañero de cautiverio de Abriata en la ESMA, contó que el joven “sufrió torturas” y que la última vez que lo vio "fue entre el 4 y el 5 de enero de 1977, cuando lo trasladaron.
“Yo no soy el Sandoval que buscan”, fue lo primero que dijo el acusado cuando la policía francesa lo fue a detener con una orden de arresto dictada por el juez Sergio Torres. “Soy víctima de una campaña de difamaciones e incluido sin contemplaciones en una lista negra”, dijo en su alegato.
En Francia, donde se había organizado una nueva vida pero sin ocultar su nombre y apellido, logró ser consejero del ex presidente francés Nicolas Sarkozy y colaboró con grupos paramilitares colombianos. También trabajó como profesor en el Instituto de Altos Estudios de América Latina de La Sorbonne Nouvelle y de la Universidad de Marne-la-Vallée.