Visiblemente emocionado, Carlos Zannini presentó el libro El silencio. Postales de La perla, escrito por Ana Iliovich, la única sobreviviente del centro de detención cordobés que relató en primera persona esa experiencia lacerante de cuando estuvo secuestrada allí. Y, a modo de cierre, a tono con el discurso antigrieta del presidente Alberto Fernández, el flamante Procurador del Tesoro pidió que “no tengamos las almas ganadas por el odio y el resentimiento”.
Ante un auditorio igualmente conmovido, donde había otros sobrevivientes, Zannini agregó que “no habrá reconciliación si no hay arrepentimiento" de parte de los militares condenados por delitos de lesa humanidad. Además, contó que habitualmente no participa de presentaciones de libros -”no soy crítico literario"- y que solo aceptó porque se lo había pedido el esposo de Iliovich, que estuvo preso con él en La Plata.
En efecto, el recientemente designado Procurador General del Tesoro del Gobierno nacional fue detenido en un bar de la capital cordobesa durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón en julio de 1975, cuando fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo y estuvo preso en la Unidad Penitenciaria 1 de La Plata hasta 1978, cuando volvió a Córdoba a terminar su carrera de abogado.
Zannini expresó que “con estos fantasmas (del cautivero) luchamos todos, y muchas veces sentimos que necesitamos olvidar para poder vivir”, y aseguró que quienes atravesaron esas experiencias no deben tener culpa por el silencio que a veces deben. “La mayor culpa debe tenerla la sociedad que nos calló, que no quiso escucharnos”, dijo y fue la primera vez que lloró y quedó con la voz entrecortada, al punto que se le dificultó retomar el hilo.
Agradeció las políticas de la memoria por las que “no se lograron matar a los 30 mil desaparecidos, un símbolo que no debe dejar que olvidemos nombre y apellido de cada uno, porque todos somos distintos y detrás de cada uno hay una familia, hay amigos", agregó, y volvió a emocionarse.
Una vez recompuesto, confesó que “cuando venía para acá me preguntaba cómo habría ingresado a este lugar si perdíamos las elecciones, hubiera entrado escondido, llorando, no sé cómo hubiera sido” y que luego de la derrota en las elecciones de 2015, en las que fue compañero de fórmula de Daniel Scioli, “yo me refugié en una pequeña oficinita de la Casa de Santa Cruz, donde atendía (distintas) reuniones. Allí, alguna vez otro compañero me llevó el libro de Ana y lo dejé adentro de un escritorio”.
Como era previsible, también habló sobre Néstor Kirchner, expresando su disgusto porque se dijera que durante la dictadura el ex presidente no trabajó a favor de los derechos humanos como “una forma de desmerecerlo” y aseguró que cuando fue gobernador otorgó pensiones y jubilaciones a quienes habían estado presos.
Por último, aseguró que Kirchner quedó marcado para siempre por “la ausencia de estudiantes” con los que compartió la Facultad y que se transformaron en detenidos-desaparecidos, para los que “no buscó venganza, sino verdad".
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