La vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, participó este miércoles por la tarde la asunción de Mayra Mendoza como intendenta de Quilmes. “Puedo decir con justicia y sin equivocarme que Quilmes es la obsesión de Mayra”, sostuvo en el acto que se realizó en las puertas del municipio y luego de decir que estaba “emocionada” y “contenta” por la llegada a la intendencia de Mendoza.
“Esta construcción no es magia. Recuerdo un acto en el 2017 en Avellaneda. Allí les dije a los que estaban que solo podía prometerles algo. Que iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para que otro argentina o argentino esté en la Casa Rosada”, recordó.
El viento fuerte y la tormenta que parecía acercarse a Quilmes pusieron un poco tensa a Mendoza debido a que el acto se estaba llevando a cabo al aire libre. Cristina la calmó. “Es de buen augurio la tormenta y la lluvia. El 9 de mayo de 1975, cuando me casé con Kirchner, diluviaba. Había una tormenta que parecía que se caía el mundo. Es una buena señal”, dijo y generó la ovación de los presentes.
La ex presidente volvió a recordar el acto del 9 de diciembre de 2015, en su último día de gobierno, como lo había hecho ayer durante los festejos en la Plaza de Mayo. En ese momento hizo alusión al traspaso de mando que quedó trunco en el comienzo del ciclo de Mauricio Macri. “Fueron cuatro años duros desde ese día en que nos hicieron terminar el mandato a las 0 horas porque nos decían que era el mandato constitucional”, indicó, en referencia al fallo de la jueza federal con competencia electoral, María Servini de Cubría.
Luego, dejó entrever que no hubiese tenido de entregarle la banda y el bastón a Macri cuatro años atrás. “Lo que pasó ayer muestra cuánto le mintieron a la gente quienes repitieron durante todo este tiempo que yo no le quería dar el bastón y la banda. Nunca inventamos nada. Nunca se nos ocurre decir cosas por decir”, afirmó.
El origen de la canción “Vamos a volver”
Cristina Kirchner contó que en el acto del 9 de diciembre de 2015, en la Plaza de Mayo, se empezó a escuchar a lo lejos el cántico “Vamos a volver”, que después se convirtió en un grito permanente en todos los actos peronistas. “Se convirtió en un código de identificación. Identificaba a los que querían volver a un país con derechos y a una sociedad donde comer no sea un privilegio, no a la vuelta de un partido político”, aseguró.
“Muchos dirigentes nos decían que había que cambiar la consigna. Estos que se la pasan estudiando todo y nunca resuelven nada. Entonces me ponía nerviosa cada vez que en un acto empezaba el “Vamos a volver”. No había un lugar en dónde no lo cantara. Entonces uno se termina convenciendo de que puede ser una construcción marquetinera”, explicó.
Finalmente, aclaró que “no había acto en que no lo cantaran" y que el mensaje era un “vamos a volver” a ser lo que fuimos, con aciertos y con errores, durante 12 años y medio". Y agregó: “La militancia tuvo más convicciones que muchos dirigentes políticos”.
En otro tramo del discurso, Cristina hizo alusión a su hija Florencia pero sin nombrarla. Primero le agradeció a la militancia y les dijo: “El amor de ustedes fue mi escudo, mi coraza y mi lanza en estos años tan duros y difíciles”.
Luego, hizo la referencia a Florencia. “Es cierto que muchas veces los que que nos rodean no han elegido esta vida o han elegido otra cosa, pero no tienen más remedio que ser hijos de Néstor y Cristina”, señaló, al tiempo que remarcó que ellos “no tienen esa coraza ni esa fortaleza porque se dedican a otra cosa”. Y agregó: “Ahí perforan, ahí dañan. Yo sé que el amor y solamente Dios nos va a ayudar a todos a volver a ser felices en esta Argentina”.
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