Cristina Kirchner se despertó este martes en el departamento que tiene su hija Florencia en el barrio de Monserrat. Se maquilló y se vistió para la ocasión. Pocos minutos después de las 11:30 de la mañana arribó al Congreso de la Nación para asumir su nuevo cargo de vicepresidente. La esperaban Gabriela Michetti, Sergio Massa y Claudia Ledesma Abdala, la flamante presidenta provisional del Senado de la Nación.
La compañera de fórmula de Mauricio Macri durante los últimos cuatro años fue la única dirigente de Cambiemos que tuvo un trato ameno con Cristina en la jornada de hoy. Se habían reunido seis días atrás para ordenar la transición en la Cámara alta y habían mantenido una conversación amena. El resto de los dirigentes de Cambiemos recibió un saludo de la ex jefa de Estado cuando la recibieron en la Cámara de Diputados.
Lo mismo le sucedió a Macri. Cuando el ahora ex presidente ingresó al estrado de la Cámara baja, Alberto Fernández lo saludó con un abrazo y un beso, mientras que Cristina aceptó darle la mano pero al momento de estrechársela dio vuelta la cara. Fue un gesto frío y de desaire. La tensión de ese momento fue inevitable. Luego, en pocos segundos, ambos pasaron a un segundo plano.
Durante el discurso de asunción Cristina puso sus ojos constantemente sobre las hojas que leía Fernández. Espiaba qué fragmentos venían a continuación. Se emocionó cuando Fernández recordó a Néstor Kirchner y la salida de la crisis económica, política y social que ambos protagonizaron en el 2003, luego de la gestión de Eduardo Duhalde después de la caída de Fernando De la Rúa dos años antes.
Cada vez que la locutora oficial- la misma que estuvo durante las gestiones kirchneristas - pronunciaba el nombre y apellido de la ex jefa de Estado, los gritos y aplausos de los militantes traspasaban la pantalla del televisor y la cadena nacional. Le hicieron sentir la importancia que tiene en el gobierno que empezó este martes.
Una vez terminado el acto la vicepresidenta recibió en el Senado al enviado especial del presidente de China, XI Jinping, Arken Imirbaki; al embajador de China en Argentina Zou Xiaoli y a Lan Hu, Subdirector General de América Latina y el Caribe de la Cancillería.
Luego se reunió con la delegación de Rusia compuesta por el representante Oficial del Presidente de la Federación de Rusia y Presidente del Comité de los Asuntos Internacionales, Konstantin Kosachev; el ruso en Argentina, Dmitry Feoktistov y Oleg Khodyrev, Vicejefe de la Oficina del Comité de los Asuntos Internacionales del Consejo Federal.
Después de los encuentros con los enviados extranjeros, Cristina se fue a su casa para, más tarde, encontrarse con Alberto Fernández en el Museo del Bicentenario en la Casa Rosada. Allí, abanico en mano debido al intenso calor, siguió la jura de ministros del Gabinete desde las primeras filas.
Finalmente, cerca de las 20, salió junto a Fernández al escenario montado frente a la Casa Rosada y brindó un discurso corto en el que se dirigió a su compañero de fórmula. “Presidente, tiene una tarea muy dura, le dejaron un país devastado, tierra arrasada”, le dijo. Luego, agregó: “Sé que tiene la fuerza y la convicción para cambiar esta realidad tan fea que hoy están viviendo los argentinos”.
Cristina recordó como vivió los cuatro años de la gestión de Macri en el que tuvo que enfrentar múltiples procesos judiciales. “Fueron años duros para quienes fuimos objeto de persecución, a quienes se nos buscó hacernos desaparecer literalmente. A través dela humillación y de la persecución. Sin embargo, y pese a todo, estamos aquí", aseguró.
La ex jefa de Estado vuelve a la Casa Rosada después de cuatro años. Comienza una nueva etapa, esta vez como vicepresidenta.
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