Diferencias y similitudes entre los traspasos del poder de 2015 y 2019

A los 60 años, Mauricio le entregó la banda y el bastón presidencial a Alberto Fernández con un dejo de nostalgia. Cuatro años antes, asumía sus funciones eufórico, esperanzado y radiante. El paso del tiempo dejó sus marcas

Mauricio Macri asumió la presidencia el jueves 10 de diciembre de 2015, cuando tenía 56 años. Lo hizo tras jurar ante la Asamblea legislativa en el Congreso de la Nación, luego de una inédita disputa por el traspaso de mando del que finalmente no participó la mandataria saliente, Cristina Kirchner. Estaba eufórico, esperanzado y radiante.

Hoy, cuatro años después, el escenario fue completamente distinto. Macri decidió respetar el protocolo y presentarse en el Palacio Legislativo, tal cual lo pidió el presidente electo. Saludó con un cálido abrazo al nuevo jefe de Estado y con un frío apretón de mano a la flamante vicepresidenta. Luego, procedió a colocarle la banda y entregarle el bastón de mando a Alberto Fernández. Trató de contener la sonrisa y apeló a gestos de mesura.

El Congreso estaba colmado de legisladores, quienes con un canto eufórico recibieron a los integrantes de la fórmula presidencial. A diferencia de lo sucedido en 2015, donde el Frente de la Victoria no participó del acto de asunción, hubo asistencia perfecta de quienes integran el Frente de Todos.

En aquella oportunidad, el partido perteneciente de la ahora ex presidente Kirchner se solidarizó con su jefa política quien no pudo ponerse de acuerdo con Macri para realizar la tradicional ceremonia de traspaso de poder. Pero ahora, Macri estaba ahí. Un gesto que marca su respeto a las instituciones. Se ubicó en el medio de la nueva fórmula presidencial y en todo momento se lo observó con sus manos detrás de la cintura. Para la ocasión, lució un traje azul oscuro, camisa celeste y corbata rayada con esos dos mismos tonos. En 2015 había optado por look “total black” junto a una corbata gris y una camisa blanca.

Como en en aquel año, medios de todo el mundo se acercaron este martes a Buenos Aires para cubrir el histórico acto. Luego de 4 años de gobierno macrista vuelve el peronismo, con la particularidad de que Cristina Kirchner ocupará la segunda línea de mando.

Junto a las primeras damas: Mauricio Macri con Juliana Awada y Alberto Fernández con Fabiola Yáñez

Días ante de la asunción de Macri, un fallo judicial había despertado la ira de Cristina, quien finalmente desistió de entregarle el bastón presidencial. “Hicieron cesar el mandato de la primera mujer Presidenta electa y reelecta por el voto popular a las doce de la noche, cual Cenicienta”, recordó ella al mencionar la resolución judicial que intentó poner fin a la disputa por el lugar del traspaso de mando.

Alberto Fernández, en el preciso momento en que Mauricio Macri le coloca la banda presidencial (Photo by Ronaldo SCHEMIDT / AFP)

La ex mandataria aseguró que se trató de una “violación a la Constitución y a la democracia” a pedido de Mauricio Macri y Gabriela Michetti. “No hace falta ser abogado para entender que el Poder Judicial, no sólo decidía que mi mandato había terminado el día 9 de diciembre, sino que me prohibía hacer cualquier acto como presidenta a partir de las 00.00 y por eso designaba presidente transitorio a Federico Pinedo”, señaló Cristina.

Cristina Kircher saludó a Mauricio Macri con un frío apretón de manos (EFE)

Quizás este fue uno de los motivos que explican la seriedad y la frialdad con que Cristina recibió el saludo de Macri. Si bien él atinó a darle un beso, ella le estiró la mano y dio por terminado el asunto mirando al recinto y evitando cruzar miradas con el presidente saliente. Macri sí la miró.

En 2015, Mauricio Macri había recibido los atributos presidenciales en la Casa Rosada. Tanto la banda presidencial como el bastón de mando fueron entregados por el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, en ausencia de la mandataria saliente.

La exposición de estar al frente del Ejecutivo durante 4 años tuvo su precio y queda de manifiesto al comparar las imágenes de 2015 y 2019. El paso tiempo –y el poder– fue un gran depredador de la figura de Macri, que se aceleró al ritmo del estrés vivido a lo largo de su gestión. Ganó arrugas y canas y perdió peso.

Mauricio Macri al asumir la presidencia en 2015 junto a Gabriela Michetti. Y Alberto Fernández junto a Cristina Kirchner, en 2019

Durante el primer año de gestión, Macri sufrió problemas de salud de diversa índole. A mediados de junio de 2016 pasó por el quirófano del Instituto del Diagnóstico para operarse los meniscos de la rodilla derecha después de una lesión sufrida en un partido de pádel en la quinta de Olivos. A principios de ese mes, también había sido derivado a la Clínica de Olivos, a metros de la residencia presidencial, por una arritmia que luego no pasó a mayores. Luego, el mal que lo aquejó fue un pólipo en las cuerdas vocales para recuperarse de una disfonía, que lo llevó nuevamente al quirófano.

Lo cierto es que el cuerpo termina siendo una caja de resonancia casi perfecta de aquellos quienes detentan y ejercen algún grado de poder. El paso del tiempo sometido a “fuertes dosis” de estrés cotidiano puede ser un depredador natural de la salud y puede acelerar cualquier deterioro. Y Macri no fue la excepción.

Alberto Fernández, con la banda y el bastón presidencial en 2019. Y Mauricio Macri luciendo sus atributos de mando en 2015

Macri y su esposa, Julia Awada, habían arribado a las 12:56, luego de viajar durante unos 20 minutos desde el Congreso, donde se realizó la jura. En los alrededores de la plaza se escuchó el cántico “Y ya lo ve, y ya lo ve. Para Cristina que lo mira por TV”, proveniente de los cientos de vecinos que se acercaron a recibir al nuevo Presidente en medio de un intenso calor. En la jornada de hoy, las altas temperaturas también dijeron presente con una térmica pronosticada en 39°.

Ayer, lunes 9 de diciembre, fue el último día de Mauricio Macri al frente de la presidencia. “Es un día muy especial. Estamos raros hace semanas, pero este es el momento final. A seguir comprometidos con este maravilloso país, que necesita mucho de que aprendamos a trabajar en conjunto porque nadie solo va a poder arreglar los problemas que tiene este país desde hace décadas”, dijo el Presidente saliente ante su equipo de colaboradores al dar un corto discurso en La Rosada.

Acompañado por su esposa, la primera dama Juliana Awada; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; la vicepresidenta Gabriela Michetti, y todo el gabinete nacional, Macri remarcó: “Estaba mirando las caras de todos, cuántas historias hemos vivido. Quiero agradecerles por estos cuatro años que compartimos, me he sentido muy respaldado por todos ustedes. Fue una experiencia imborrable, única”.

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