Antes de dirigirse a la Casa Rosada para asumir formalmente como Presidente, Alberto Fernández posó para los fotógrafos en la puerta del Congreso. Tras recibir la banda y el bastón presidencial se mostró junto a la vicepresidente, Cristina Kirchner; la primera dama, Fabiola Yáñez; su hijo, Estanislao Fernández; el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; y la presidente de la Cámara de Senadores, Claudia Ledesma Abdala.
Pasadas las 13:30, el flamante presidente se subió a su auto Toyota Corolla color gris claro y fue escoltado –durante el trayecto que separa el Palacio Legislativo de La Rosada– por cinco motos y siete vehículos con personal de seguridad.
A diferencia de su llegada, donde prefirió manejar él, esta vez fue en el asiento trasero del lado del acompañante. A su izquierda iba la primera dama, Fabiola Yáñez. Alberto viajó con la ventanilla baja saludando a cada uno de los ciudadanos que se instalaron en las inmediaciones del Congreso para celebrar su asunción.
El público cantaba, arengaba y flameaba bien alto las banderas argentinas; mientras que Alberto hacía el gesto de la “V” con sus dedos.
Al observar que un nutrido grupo de simpatizantes había saltado las vallas de contención y se dirigía hacia al auto del Presidente, el personal de la custodia oficial rápidamente rodeó el auto y ordenó apurar la marcha.
A pesar de la contención, la situación se desbordó a pocas cuadras de la Casa de Gobierno, donde la gente copó la calle y fueron muchos los que se acercaron hasta el auto para tener contacto directo con el nuevo jefe de Estado.
Entre la euforia y la alegría hubo algunos forcejeos y el auto de Alberto terminó rayado y abollado, sobre todo del lado derecho, que era desde donde él saludaba a la multitud.
Este momento de tensión fue mínimo en comparación con lo sucedido con Néstor Kirchner, en 2003, cuando en medio de un gran tumulto de gente golpeó su cabeza con la lente de la cámara de un fotógrafo.
En esa oportunidad, Kirchner quiso salirse del protocolo y acercarse hasta el vallado para saludar al público presente. Esa decisión le costó caro y terminó con su frente cortada y en las primeras fotos oficiales se lo vio lastimado y luego con apósito para frenar el sangrado.
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