A la hora señalada, cuando la sala del bellísimo teatro Coliseo de Buenos Aires ya tenía las 1.800 butacas cargadas de humanidad kirchnerista en estado de celebración; a minutos de la proyección y estreno de “Tierra Arrasada”, el nuevo documental de Tristán Bauer -quien minutos antes había sido confirmado como nuevo ministro de Cultura-; cuando todavía las luces del lugar no se habían apagado del todo para que comenzara la proyección, apareció Cristina Fernández de Kirchner.
Vestida de ropa clara, con el pelo en un tono más rojizo que morocho, la vicepresidenta electa sorprendió al ingresar por una puerta lateral que conecta la cochera directamente con la sala. Estaba sonriente e iba del brazo de Axel Kicillof. No pasó ni el tiempo que dura un chispazo para que el Coliseo los detectara (cierta tensión ante la llegada se sentía en el ambiente) y se viniera metafóricamente abajo con aplausos y gritos y una seguidilla de canciones en su honor y en el del peronismo unido.
Cristina es el centro del lado luminoso del nuevo documental de Bauer, cuya otra cara, la que más se ve, es un relato sobre los cuatro años del gobierno macrista, cronológico, áspero, irónico y emotivo, con imágenes impactantes, entre la crudeza y el arte, en la línea tradicional del autor, que a la vez continúa el patrón genético de Pino Solanas (presente en el Coliseo y especialmente evocado por el director del film), por ejemplo, en “Memoria del saqueo” (2004).
La ex presidenta y actual senadora estaba feliz y levantó su brazo izquierdo y saludó a la platea y luego a la gente que estaba en los balcones del teatro mientras caminaba hacia su butaca, casi en el centro, en la fila 12. A su lado, el flamante gobernador de Buenos Aires, de camisa celeste y alegría en sus ojos color ídem, también saludaba.
Era no sólo la celebración del estreno del trabajo de Bauer, también era la fiesta de un sector importante de la cultura y la política: la última fiesta de la victoria antes de la Gran Fiesta, el martes, cuando el nuevo gobierno asuma sus cargos y luego haya música en vivo y baile en Plaza de Mayo y al final de la tarde el discurso de Alberto Fernández y Cristina en el balcón.
La butaca de Cristina no estaba muy lejos de la puerta por la que había entrado y en lo que tardó en llegar a su asiento la multitud comenzó a cantar la marcha peronista, mientras ella saludaba con sus manos y sonreía y miraba hacia arriba y alrededor, acompañada por Jorge “Topo” Devoto, productor de la película e histórico militante de la izquierda peronista. Ella escuchó y agradeció con sus gestos la clásica “Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación” y tomó asiento, al lado de Kicillof, detrás de Pablo Echarri y apenas a unos metros de Carlos Zannini y Oscar Parrilli.
Ya sentada, las 1.800 personas arrancaron con otra del cancionero PJ, la de “la gloriosa juventud peronista”, la de los herederos de Perón y de Evita. Y Cristina, mientras saludaba con la mano a quienes la rodeaban y miraba alrededor y cantó con todos "a pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos, ¡no nos han vencido!”. Luego aplaudió y esperó que todo se calmara hasta retomar la atmósfera más clásica de una proyección de cine.
“Tierra arrasada” es un film largo pero atrapante, en gran parte porque Bauer y su equipo de jóvenes camarógrafos tuvieron el instinto de documentar todo lo que pasó en la calle durante la era Macri, incluso desde el amanecer de su presidencia, que fue la despedida de Cristina Fernández de Kirchner, el 9 de diciembre de 2015.
La película recorre momentos, decisiones, causas y consecuencias de la política “neoliberal” de Cambiemos, del primero al último día, y aporta datos, testimonios en distintos puntos del país y material de archivo con el fin de responder una pregunta que se expresa desde el vamos, en la voz de Darío Grandinetti: “¿Qué sucedió, cómo llegamos a esto?”.
Y luego, el narrador marca: “Es necesario hacer memoria”.
Cristina presenció toda la película y se emocionó un rato antes, cuando junto a todo el equipo de trabajo, Bauer presentó la película desde el escenario y se la dedicó a Florencia Kirchner, quien fue guionista de su último documental, sobre la desaparición y muerte de Santiago Maldonado. “Falta una compañera, gran compañera y gran cineasta”, remarcó y el cine entero aplaudió con sobriedad.
Bauer, que apenas unas horas antes había participado de la presentación del Gabinete del futuro presidente Alberto Fernández, agradeció a “la vida” estar ahí y celebró el retorno de un gobierno nacional y popular. “Defendamos la victoria. El trabajo es inmenso”, advirtió.
Luego, el futuro titular del área de Cultura nacional, que recuperará su estatus ministerial, proyectó su trabajo en la senda del ex presidente Kirchner: “Voy a seguir el camino que me enseñó Néstor”, y contó una anécdota que involucraba al canal Encuentro -que él fundó- y al ex ministro de Educación Daniel Filmus, presente en la sala, a unos metros de Cristina.
“Fuimos a ver a Néstor por las ideas de un canal", relató Bauer, y siguió: "Y Néstor me dijo ‘Mirá Tristán, es importante (la creación del canal), venimos de la cultura de la muerte de la dictadura y después de la cultura del dinero y del descarte con el neolibreralismo, y a nosotros nos toca desarrollar la cultura de la vida, del amor y de la solidaridad’. Desde ese mandato vamos a construir una cultura nacional y popular para que reine en el pueblo el amor y la solidaridad”, dijo Bauer, tapado por los aplausos.
En el Teatro Coliseo se festejaba no sólo el estreno de “Tierra Arrasada”, que en definitiva es una historia triste y amarga por la que paralelamente discurre otra historia, esperanzadora y luminosa. Un astro con dos caras (que en la película se representa en rostros anónimos que pasan del gesto de bronca a la sonrisa): la oscura representada por Macri y la diáfana por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, la mujer que sonreía y festejaba en su butaca de la fila 12 mientras alrededor cantaban “vamos a volver”. Faltan pocas horas para que ese eslogan se haga realidad.
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