Alberto Fernández cuidó cada uno de los detalles de espacio y designación de lugares en que hoy se ubicó a cada uno de los funcionarios que lo acompañarán en su gobierno para mostrar claramente que desde el 10 de diciembre el gabinete nacional tendrá dos focos de atención central: la negociación de la deuda y el relacionamiento del país con el mundo, por un lado, y por otra parte, el refuerzo de los temas sociales y de empleo para atender un país en emergencia.
No fue nada casual la disposición en que se sentaron los futuros ministros dispuestos en dos tribunas que estaban por detrás del presiente electo en las oficinas de Puerto Madero. Como tampoco fue casual la ausencia de la vicepresidenta electa Cristina Kirchner. La puesta en escena del anuncio del gabinete buscó sin dudas dar el mayor y único protagonismo al propio Fernández con los lineamientos de lo que será su inminente gobierno.
La media hora de demora a la hora anunciada para empezar la conferencia y el caótico ingreso de la prensa en las oficinas de Puerto Madero contrastaron con la organización medida en cada gesto y lugar que tuvo el anuncio del nuevo gobierno. Desde las 18.33 en que Alberto Fernández comenzó a leer de una planilla que tenía en su mesa y que se ajustó perfectamente al orden en que estaban ubicados los futuros ministros y secretarios. Cada silla en que se sentaron los futuros funcionarios tenía nombre y apellido para evitar un desorden en la cronología en que se presentó el gabinete.
“Somos un frente que se constituyó en la unidad tanto en la designación de cargos en el Congreso como en lo que será mi gobierno”, remarcó Fernández al presentar a su gabinete. De esta manera, el presidente electo comenzó a nombrar a Santiago Cafiero, quien será el pilar de su gestión desde la Jefatura de Gabinete y que tendrá el apoyo de una economista de confianza del presidente electo como es Cecilia Todesca. Esto responde a la idea de armar una Jefatura de Gabinete “ajena a las redes sociales y más volcada a la política o la economía”, como graficó ante Infobae un futuro secretario de Estado.
Los futuros funcionarios que estaban sentados en la tribuna de la derecha son los que concentrarán en gran medida la tarea del Gobierno que viene en su fuerte impronta social. Por eso ubicó allí al futuro ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, de quien Fernández dijo sin vueltas: “Nadie trabajó tanto en la Argentina en temas sociales como Daniel, un hombre dedicado al combate contra la pobreza”. Desde esa cartera se conformará el Consejo de lucha contra el Hambre, que estará a cargo de la peronista platense, Victoria Tolosa Paz.
La mención a esa tribuna del gabinete se acompañó de un detalle que resaltó el propio Fernández al sostener que “enfrentaremos un país difícil con un 40% de pobreza. A esa gente vamos a poner en el centro de atención”, y con ello recordó al ex presidente Raúl Alfonsín desde la “ética de la solidaridad”.
En la misma tribuna que Arroyo se ubicó Matías Kulfas, quien será Ministro de la Producción y el Desarrollo, otro de los pilares en que Fernández dijo que buscará combatir la pobreza. “Kulfas es uno de los economistas con los que más he hablado y con el que vamos a salir del mundo de la especulación financiera”, pronunció Fernández a modo de presentación del jefe de un Ministerio que se propone tener mucho más poder que lo que era hasta ahora esa cartera. Es que Fernández quiere dar un fuerte énfasis a los créditos para la mediana y pequeña empresa desde este Ministerio para reactivar la economía y el empleo.
Tampoco fue casual que en esa misma tribuna de la derecha se ubicara al futuro ministro de Trabajo Claudio Moroni a quien presentó como “uno de los pocos hombres, junto con Roberto Lavagna, que siempre trae soluciones”. Y en esa misma línea ubicó al ex intendente de San Martín, Gabriel Katopodis que desde el Ministerio de Obras Públicas también se encargará de dar un fuerte sustento al empleo en la Argentina, según los cálculos del presidente electo.
Todo estuvo previsto, organizado bajo la coordinación del vocero Juan Pablo Biondi, el futuro secretario general de la Presidencia Julio Vitobello, Miguel Cuberos y Fernando “Chino” Navarro, entre otros. El cálculo previsto en la presentación de Fernández mostró también a un presidente electo que por momentos mostraba frialdad y en otros tramos le temblaba la mano en la que tenía los papeles con la lista de los ministros.
En la tribuna situada a la izquierda de la presentación oficial del gabinete de Fernández los organizadores situaron, y no casualmente, a los referentes del ala económica que deberán negociar la deuda con el FMI y a los que estarán a cargo de la estrategia de política exterior que se viene.
“Es una alegría que Martín Guzmán haya aceptado el desafío para hacerse cargo del Ministerio de Economía. Tengo una enorme confianza en él, que es un hombre muy preparado sobre el concepto de negociación de la deuda donde ya llevamos varias semanas trabajando”, dijo Fernández al presentar a quien será su alfil para negociar con el FMI. No sólo ello: el presidente electo predijo que desde las cartera que dirigirá Guzmán “sacaremos el país de la postración en la que está”.
También en esa tarima se ubicó a Felipe Solá, quien será canciller desde el 10 de diciembre y deberá, como lo dijo el propio Fernández, “expresar al mundo la Argentina que viene y quien se ocupará del comercio exterior y de que nuestras embajadas se ocupen de vender más nuestros productos”. Esta tarea, junto con la Guzmán, serán los pilares de la apuesta de Fernández por posicionar al nuevo gobierno en sus vínculos diplomáticos.
En ese lado de la tribuna, tampoco resultó casual, se ubicó a Gustavo Béliz, quien será el futuro Secretario de Asuntos Estratégicos, un espacio clave para diseñar la política exterior y de defensa en el largo plazo. También Béliz se ocupará del armado de lo que será el nuevo Consejo de Seguridad.
Para que no quedaran dudas de que el foco social y la mirada hacia el mundo serán dos ejes centrales de su gobierno el presidente electo anunció que en los primeros días de mandato dará un aumento adicional a jubilados y empleados estatales. “Nos dejan una situación financiera penosa pero haremos el esfuerzo”, remarcó en ese sentido Fernández al hacer una crítica elíptica del gobierno de Mauricio Macri.
En otro gesto diferenciador del gobierno de Macri el presidente electo reflotó la figura de la futura ministra de Seguridad, Sabina Frederic, al sostener que la antropóloga social vinculada al CELS “trabajará para tener una seguridad sin necesidad que alguien dispare a espaldas de otro”, dijo. Ese fue un dardo para la política de seguridad que supo imponer Patricia Bullrich.
Y en otro tono diferenciador del macrismo con un fuerte guiño al kirchnerismo duro, Fernández presentó a Carlos Zannini como futuro procurador del tesoro. “Es una enorme alegría que se haga cargo de eso. Fue sometido a 107 días de cárcel y espero que con este nombramiento te estemos reivindicando”, dijo Fernández al cuestionar la justicia y anunciar una futura reforma en los tribunales.
Toda la puesta en escena fue armada y pensada por el futuro presidente como una escenografía bien cuidada. No se le escaparon detalles. Hasta se cuidó de pedir disculpas por estar sentado de espaldas a sus futuros ministros y evitó la emoción o el llanto como le ocurrió en algunos actos de campaña. Esta vez, Fernández sabe que ya puso todos los jugadores en el campo de la batalla que comienza.
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