Alberto Fernández sabe cómo funciona el poder y la política y ya eligió a los tres secretarios que manejarán la burocracia de la Casa Rosada, protegerán su firma como Presidente de la Nación y diseñarán su agenda geopolítica en un mundo atravesado por la tecnología de punta, el hambre, la inestabilidad social y el cambio climático.
Julio Vitobello será secretario general, Vilma Ibarra secretaria legal y técnica y Gustavo Béliz ocupará la Secretaría de Asuntos Estratégicos. Los tres secretarios tienen dos coincidencias básicas: absoluta fidelidad al presidente electo y la piel durísima para soportar una gestión que estará jaqueada por la deuda externa, el desempleo, la miseria y las internas palaciegas.
Vitobello conoce a Alberto Fernández desde tiempos inmemoriales, y estuvo a cargo de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) y de la Oficina Anticorrupción (OA) cuando Néstor Kirchner ocupaba Balcarce 50. Como secretario general de la Presidencia manejará el protocolo y el funcionamiento cotidiano de la Casa Rosada y la quinta de Olivos. Antes de Vitobello, en tiempos peronistas, allí estuvieron Eduardo Bauzá y Alberto Kohan (Carlos Menem), Aníbal Fernández (Eduardo Duhalde) y Oscar Parrilli (Néstor y Cristina Fernández de Kirchner).
Como secretaria legal y técnica, Vilma Ibarra protegerá la firma del Presidente de la Nación. Ibarra supo esquivar las persecuciones de la dictadura –fue militante de la Federación Juvenil Comunista–, tiene un carácter fuerte y sabe de derecho casi como Alberto Fernández. Su puesto en el primer piso de la Casa Rosada no estará limitado a los decretos y resoluciones: influirá en el pensamiento presidencial y en la toma de decisiones.
Gustavo Béliz se caracteriza por su honestidad profesional, y esa característica personal le trajo inolvidables refriegas políticas en las administraciones de Menem y Kirchner. Fue perseguido por los servicios de inteligencia y debió exiliarse en los Estados Unidos. Amigo de Alberto Fernández, con formación académica, el futuro secretario de Asuntos Estratégicos tendrá un rol clave en la agenda del gobierno peronista.
Béliz tiene propuestas vinculadas a la aplicación de la tecnología en las relaciones laborales, entiende cómo se debe relacionar la Argentina con Estados Unidos y China, y será un sostén institucional de Felipe Solá, que jurará como canciller la semana próxima.
Alberto Fernández aún no comunicó qué hará con la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la Unidad de Información Financiera (UIF), que tienen rango de secretarías de Estado. Respecto a la AFI, no se descarta en Puerto Madero que el presidente electo designe a Enrique “Pepe” Albistur, un publicista peronista versado en novela negra.
Y en cuanto a la UIF, que tiene como función evitar las operaciones de lavado de activos en la Argentina, la designación de su nuevo director puede causar un roce con Estados Unidos. Washington pretende que Mariano Federici continúe en su cargo, una posibilidad nula frente a las resistencias públicas de Cristina Fernández de Kirchner.
“El Gobierno utilizó la Oficina Anticorrupción y la UIF (...) ¿Quién es el titular de la UIF? Mariano Federici, un ex funcionario del FMI. Eso no es reprochable, pero Federici viene del HSBC, una entidad financiera que ha sido internacionalmente perseguida por lavado de dinero. Y el HSBC tiene una causa en la Argentina”, señaló CFK en su declaración indagatoria frente al Tribunal Oral Público Nº 2.
En Puerto Madero, donde están las oficinas de la transición de Alberto Fernández, aseguraron que Rafael Bielsa podía suceder a Federici. “De ninguna manera”, contestó Bielsa, vía chat, cuando fue consultado por Infobae.
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