Hace poco más de seis años que Mercedes Marcó del Pont no ejerce la función pública, pero en sus últimos tiempos al frente del Banco Central se acostumbró a las tensiones internas.
Convivió con Axel Kicillof, Hernán Lorenzino y Guillermo Moreno bajo la supervisión de Cristina Kirchner. Cuando se fue, en noviembre del 2013, lo hizo con pérdida de reservas, en buena medida por el pago de la deuda, y críticas por la inflación. En marzo del 2016, se hizo cargo de la implementación del cepo al dólar en una entrevista con la periodista Mónica Gutiérrez.
Ahora, la economista prepara su desembarco en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) bajo la sombra de otro ex funcionario que acumuló poder en su paso por el organismo: Ricardo Echegaray.
El ex administrador federal, que dejó el organismo en buenas relaciones con Mauricio Macri y alejado del kirchnerismo, se recluyó en su casona de Tigre desde que dejó la Auditoría General de la Nación (AGN), en agosto de 2016, y dedicó sus días a tratar de suavizar su situación judicial, que lo llevó a trajinar en reiteradas oportunidades los tribunales federales de Comodoro Py.
Esta semana, la Cámara Federal confirmó el procesamiento del ex funcionario en el expediente en el que se investiga la ruta del dinero del caso Ciccone. Los últimos tiempos los dedicó además a la apicultura, su nuevo hobby.
Echegaray nunca dejó de monitorear los movimientos dentro de la AFIP, una situación que puso en guardia a Marcó del Pont. Incluso trascendieron versiones de conversaciones entre ambos que nadie supo o quiso confirmar.
Sí existió un encuentro de la ex presidenta del Banco Central, que preside la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE) -cuenta en los consejos asesor y administrativo con Carlos Tomada, Jorge Taiana y Cecilia Todesca, entre otros-, con uno de los sindicalistas más influyentes de la AFIP. Se trata de Pablo Flores, elegido en septiembre como secretario general de la mesa directiva nacional de AEFIP, uno de los gremios más rutilantes del organismo.
Flores tiene un vínculo aceitado con Echegaray y con su entorno.
En los últimos tiempos participó en algunos de los asados que Ariel Marcelo Nigro, alias “Tato”, jefe de fiscalización de la Aduana -un funcionario que entró a la administración federal en el 2007 y que trabó una estrecha relación con Echegaray-, ofreció en su casa del mismo barrio cerrado que comparte con el ex administrador federal en Talar de Pachecho.
Según pudo reconstruir este medio de fuentes del organismo, circuló en estas semanas de versiones cruzadas un listado de posibles ascensos de funcionarios vinculados al entorno del ex funcionario, que sigue con atención el día a día del organismo.
Nigro, muy activo, es uno de ellos. Mariana de Alba, vinculada al gremio de empleados jerárquicos de la AFIP, es otra de ellas.
En la AFIP, hoy conducida por Leandro Germán Cuccioli -sus voceros aseguraron que aún no había transición con Marcó del Pont-, hay tres direcciones clave: la Dirección General de Aduanas, la Dirección General Impositiva (DGI) y la Dirección General de Recursos de la Seguridad Social.
El diputado Carlos Castagneto, que en diciembre termina su mandato en la Cámara baja, es, según las fuentes, número puesto para una de ellas. De confianza de Cristina Kirchner y su núcleo duro -se hizo cargo de buena parte del financiamiento de la campaña-, el ex funcionario del Ministerio de Desarrollo Social había sonado para dirigir la Aduana, hoy bajo el mando de Diego Dávila, un ex CEO del macrismo. Pero sus acciones empezaron a cotizar mucho mejor para Seguridad Social, según pudo averiguar este medio.
Otro de los que que rankea es Rubén Alberto Marchevsky, al frente del Tribunal Fiscal de la Nación, un organismo autárquico que depende del Ministerio de Hacienda. Un puesto al que llegó a través de un decreto firmado por Mauricio Macri.
Según las fuentes, Marchevsky habría acercado posiciones en las últimas semanas con el grupo que rodea a Echegaray. Tiene buen vínculo con José Bianchi, ex jefe de recaudación de AFIP, cuyo nombre también trasciende por estos días. Y con Raúl Garré, hermano de la diputada y ex ministra de Defensa.
El funcionario del Tribunal Fiscal tiene competencia directa con ex colaboradores que trabajaron durante años cerca de Echegaray. Hay incesantes operaciones cruzadas.
Incluso hay empresarios K que motorizan esas operaciones y rondan por el organismo.
Carlos Sánchez, que trabajó en la Aduana bajo la conducción del ex administrador federal, también es mencionado. Aunque su designación es más compleja. Es un hombre del gobernador Jorge Capitanich, que pasó esta semana por Buenos Aires.
Hace algunos días, Marcó del Pont se encontró durante horas en Puerto Madero con Claudio Moroni que, de no mediar imprevistos, será ministro de Trabajo del gobierno entrante a partir del 10 de diciembre. Moroni lideró la AFIP durante parte del gobierno de Cristina Kirchner. De la reunión también participó, según fuentes del organismo, Sergio Rufail, actual subdirector general de Fiscalización.
La ex presidenta del BCRA tiene además un vínculo ideal con la mayoría del equipo económico del Grupo Callao. Los eventuales chispazos asoman, por el contrario, dentro de la AFIP.
Echegaray ejerce presión desde afuera. Su objetivo es avanzar, en tanto, en uno de los gremios del organismo. El de la Aduana. Para eso necesita limpiar su legajo judicial: lo ayudan su paso por el organismo y un aceitado equipo jurídico.
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