En el séptimo piso de un edificio moderno de Puerto Madero se cocina a fuego lento el armado de lo que será el nuevo gobierno de Alberto Fernández: los cargos futuros, el armado de estrategias con los gobernadores e intendentes, buena parte del plan económico que se viene, las relaciones exteriores y los nexos con movimientos sociales, gremios o la Iglesia.
La semana que culmina no fue la excepción de lo que fueron días de intensas reuniones del presidente electo para darle contenido y forma a su futuro gabinete y plan de gobierno.
El hermetismo en las oficinas de Fernández es regla de oro. Pocos se atreven a hablar a la salida de las reuniones en el séptimo piso. Los allegados al presidente electo detestan a los hombres de prensa que hacen guardias periodísticas en la calle y cada llegada de autos con vidrios polarizados se convierte en una caja de pandora: puede bajar del vehículo el ex presidente Eduardo Duhalde, la delegación del embajador norteamericano Edward Prado o un gobernador del PJ.
“Aquí se define el futuro de los próximos años de la Argentina y hay que estar concentrados en esto. Por eso no hay tiempo para la transición que pedía Macri para mostrar sus bondades de gestión”, revela a Infobae un dirigente del PJ que suena como ministeriable.
En las oficinas de Puerto Madero todos entran con la esperanza de ver a Alberto Fernández aunque muchos se quedan en la antesala de su oficina y ni siquiera ven asomar al próximo presidente. En cambio, los recibe el futuro jefe de gabinete Santiago Cafiero, el asesor todoterreno Gustavo Béliz, el eventual ministro del Interior Wado de Pedro, el economista Matías Kulfas o el vocero Juan Pablo Biondi. No todos tienen la suerte o el poder necesario para interrumpir “al jefe”, como le dice la mayoría a Fernández.
En el séptimo piso hay un ala del lugar reservada para las oficinas “de los pesos pesados” que le pusieron algunos. Se trata del despacho del presidente electo decorado con fotos de Rául Alfonsín, Néstor y Cristina abrazados, un cuadro moderno, un televisor gigante, un escritorio, una mesa de trabajo y unos sillones de cuero blanco. En la misma ala de esas oficinas también están Cafiero y Kulfas. En el otro lado, hay un amplio salón con una mesa para unas 30 personas. Fue allí donde se hizo la primera reunión del Consejo contra el Hambre donde estuvo Marcelo Tinelli y otras figuras de la dirigencia política. Allí también hay más oficinas, pero no es el espacio privilegiado para estar cerca de Fernández.
El Presidente electo suele comer en su casa, en algún restaurante cercano o simplemente le llevan algo para cortar el mediodía y seguir en intensas reuniones. Puede pasar más de 10 horas sin parar de reunión en reunión.
El desfile interminable
Durante la semana que culmina pasaron más 100 personas por la “cocina del poder” de Fernández. Algunos pocos el presidente electo los recibió en su departamento ubicado a pocas cuadras de las oficinas, también en el barrio de Puerto Madero. Fue el caso de Ricardo Alfonsín o el almuerzo que compartió en un restaurante del lugar con el gobernador bonaerense electo Axel Kicillof o la tertulia en un restó moderno que tuvo con el ex titular del BID Enrique Iglesias y Gustavo Béliz.
En diferentes tandas y días Fernández recibió a los gobernadores Gildo Insfrán (Formosa), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Juan Manzur (Tucumán), Mariano Arcioni (Chubut) y Domingo Peppo (Chaco). A todos les planteó el mismo eje discursivo: “Hay que estar unidos, la Nación los va ayudar y vamos a sacar la Argentina adelante”, según reveló uno de los mandatarios provinciales a Infobae.
También el Presidente electo les mencionó a los gobernadores que lo visitaron la posibilidad de motorizar el año que viene que no habrá elecciones una nueva ley de coparticipación federal del impuestos. Se trata de una deuda que hay desde la reforma constitucional de 1994 tendiente a establecer un reparto más equitativo del poder. Uno de los gobernadores del PJ que deslizó esta idea de Fernández llegó a bromear con Santiago Cafiero sobre esto: “Pensá que tu viejo (por Antonio) fue convencional constituyente y nunca salió esa ley de coparticipación que quizás salga ahora con vos en el gabinete”, dijo entre risas.
“Con Kicillof también se habló de redefinir los temas prioritarios y la coordinación de equipos de trabajo”, reveló una fuente cercana al sucesor de María Eugenia Vidal.
En el entramado de la política exterior que se cocina en las oficinas de Puerto Madero entran y salen permanentemente dos hombres que serán clave para la diplomacia que viene: el eventual embajador en Estados Unidos Jorge Argüello y el futuro canciller Felipe Solá. Así se gestó el encuentro que hubo allí con el embajador Prado y la delegación de la embajada norteamericana el mismo día que Fernández recibió por pocas horas de diferencia al embajador de Cuba, Orestes Pérez.
Las salidas laterales de autos resultan cruciales en las oficinas del presidente electo para este tipo de visitas. Tanto el embajador Prado como el diplomático de Cuba salieron por puertas laterales con vidrios polarizados que los fotógrafos ni siquiera pudieron capturar. Fernández suele salir de vez en cuando en su auto manejando él mismo y con la ventanilla baja por esas puertas laterales.
Otro tándem de dirigentes que pasó esta semana por Puerto Madero fueron los “ministeriables” o los descatados para el gabinete que viene. Anteayer, por ejemplo, estuvo el senador Carlos Caserio, que sonaba para el Ministerio de Transporte y que tras la visita a Fernández se bajó su postulación. Al perecer, fue una decisión que apunta a reforzar los números del Senado para el PJ. Estuvo, en cambio, Mariano Recalde, que empezó a nombrarse en ese lugar clave ya que tiene buena llegada con Hugo Moyano.
Diego Gorgal tuvo dos visitas esta semana en las oficinas de Puerto Madero. Pero el especialista en seguridad alineado con Sergio Massa no logró convencer al Presidente electo de sus cualidades para el Ministerio de Seguridad y quedó descartado por sus cercanías con la ministra Patricia Bullrich. Este tema le generó un cortocircuito con el presidente electo que publicó un tuit y después borró asegurando que Gorgal no será ministro de nada.
El que tuvo mejor suerte en su paso por Puerto Madero fue Tristián Bauer, quien se aseguró el Ministerio de Cultura y le llevó a Santiago Cafiero su plan para despegarse de los proyectos que hasta ahora hizo el macrismo.
Kulfas deambula todos los días por Puerto Madero. Tiene su oficina fija a pocos metros de la de Fernández y recibe a empresarios o economistas afines como Cecilia Todesca. “No nos preocupa el dólar porque todo se va a encaminar”, alcanzó a expresar a Infobae quien suena fuerte para Economía.
Además de gobernadores, expresidentes y posibles ministeriables, se lo pudo ver a Juan Manuel Abal Medina, que estuvo un rato largo reunido con Alberto Fernández y Cafiero. El exjefe de Gabinete se fue como llegó: en silencio y a la espera de una señal del presidente electo.
Daniel Arroyo es otro de las habitues de la “cocina del poder”. Desde allí, el futuro ministro de Desarrollo Social elabora el plan del Consejo contra el Hambre y convocó esta semana a académicos y nutricionistas para entrar en detalles en lo que será el programa de la “canasta saludable”.
Los ex presidentes también tuvieron su show mediático con entrevistas en la puerta de las oficinas de Fernández incluidas. Fueron los casos de Duhalde y el ex presidente de Paraguay Duarte Frutos. Este último llegó para transmitir su apoyo a Fernández y hablar de un nuevo programa de renegociación de la deuda que Paraguay tiene con la Argentina por la construcción de la represa Yaciretá. Y Duhalde llegó para ver al presidente electo con un mensaje bien definido: “Al FMI no se le puede pagar y tendrá que esperar”, dijo. Un eufemismo similar reiteró horas más tarde el mismo Fernández.
En la ronda de dirigentes sociales y del PJ bonaerense se los pudo ver a Daniel Martínez y Fernando “Chino” Navarro de Barrios de Pie. Aunque este último reiteró sus visitas a Puerto Madero por una cuestión elemental: será el futuro secretario del área política de una superjefatura de Gabinete que está diagramando Cafiero con Todesca en el área económica.
Desde el conurbano bonaerense llegó al séptimo piso el diputado Fernando Espinoza que maneja los hilos del poderoso municipio de La Matanza y el PJ bonaerense. Al parecer se acordó un trabajo conjunto entre el Congreso, Kicillof y Fernández para darle fuerza a la futura gobernación bonaerense. Y en esta misma línea el presidente electo recibió anteayer al presidente del PJ a nivel nacional, José Luis Gioja que estuvo tres horas en las oficinas de Puerto Madero perfilando lo que será la “estrecha relación” entre el peronismo y el nuevo gobierno.
Fernández no se ahorró tiempo para darle lugar en su agenda a su costado farandulero. Recibió a Nicole, la hija de 5 años de Natalia Denegri, le hizo al presidente electo en una divertida entrevista en sus oficinas de Puerto Madero. La periodista, empresaria y filántropa tiene desde 2013 un programa en los Estados Unidos, “Corazones guerrero” y quería entrevistar a Fernández. Natalia Denegri vino a la Argentina para un proyecto paralelo: la realización de un documental sobre la vida de María Denegri, la madre de Leandro Denegri (sin parentesco con Natalia), un joven de 22 que fue asesinado en 2003 en Wilde, provincia de Buenos Aires.
Todos los visitantes a las oficinas de Puerto Madero, en menor o mayor escala, pretenden lo mismo: ilusionarse con un futuro mejor y buscar un lugar en los espacios de poder que vendrán en el nuevo gobierno de Fernández.
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