El primer logro del peronismo puertas adentro del Congreso de la Nación fue conseguir la conformación de un bloque único en la Cámara de Senadores. Cristina Kirchner articuló la unidad del espacio legislativo en base a la designación de nombres propios que generaron consenso entre los senadores que responden a los gobernadores del PJ. Por estas horas los que trabajan codo a codo son Sergio Massa y Máximo Kirchner. Ambos negocian la construcción de un solo bloque en la Cámara de Diputados.
Alberto Fernández pretende que haya un bloque en la Cámara baja. Que en ambas cámaras el peronismo esté unido. La unidad está cargada de simbolismo. Es dar una muestra de fuerza a pocos días del comienzo del nuevo gobierno y convertir al bloque del Frente de Todos en la primera minoría. Una representación oficialista unificada bajo la conducción de Máximo –futuro presidente del bloque– y empujando los pedidos del Poder Ejecutivo.
En el nuevo bloque de unidad estarían representadas todas las fuerzas políticas y agrupaciones que se fusionaron para respaldar la fórmula Fernández-Kirchner: La Cámpora, el PJ Bonaerense, el Movimiento Evita, el kirchnerismo, los gobernadores y el Frente Renovador. La clave está en los acuerdos con los mandatarios provinciales, quienes durante los últimos cuatro años sostuvieron un interbloque diferente a los K y que ahora permitirán que sus diputados le den un salto cuantitativo al amplio bloque del peronismo K.
Las cuentas de Máximo y Massa dan cerca de 121 legisladores. Quedarían a solo ocho diputados de los 129 que se necesitan para tener quorúm. Juntos por el Cambio llegaría a tener 119 y en tercer lugar estaría un interbloque en el que convivirían Consenso Federal, la fuerza fundada por Roberto Lavagna, y los cuatro legisladores cordobeses que responden al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Ese espacio llegaría a tener entre 10 y 12 integrantes.
El acuerdo entre el lavagnismo y los cordobeses aún no está cerrado. La diputada nacional Graciela Camaño lleva adelante negociaciones para intentar generar un interbloque que se convierta en el árbitro dentro del recinto. Un mojón en el medio de una extrema polarización. Ese rol le daría mayor poder al bloque. Con una docena de integrantes se convertiría en el garante del quórum tanto para el Frente de Todos como para Juntos por el Cambio.
El espacio que proyecta podría ser un paraguas protector para un puñado de legisladores que actualmente forman parte del interbloque Argentina Federal y que no están convencidos de sumarse al bloque unificado. Cada diputado revaloriza el rol de ese espacio en el debate parlamentario y los acuerdos previos. Por eso los movimientos están atados a los acuerdos entre Fernández y los gobernadores.
La mayoría de los diputados que están en Argentina Federal saltarán hacia el bloque unificado del Frente de Todos. Solo cuatro tomarían una ruta diferente: Eduardo “Bali” Bucca, que fue candidato a gobernador bonaerense por Consenso Federal; el salteño Andrés Zottos, que responde a Juan Manuel Urtubey; y los chaqueños Juan Mosqueda y Elda Pertile, quienes están bajo la órbita del gobernador Domingo Peppo, a quien le quitaron el apoyo para respaldar la candidatura de Jorge Capitanich.
Las negociaciones para conformar un bloque oficialista único están encaminadas. En los próximos días seguirá la rosca política para tratar de correr los límites y ampliar el número de diputados. Mientras más grande, más chances de llegar al quórum, más peso político en la cámara y mayor respaldo uniforme a los pedidos del próximo gobierno.
La unidad pedida por Alberto Fernández no tiene una aceptación total de algunos gobernadores del PJ, quienes prefieren hacer un interbloque y tener un bloque con sus legisladores. Una forma de mantener la autonomía y la identidad, lo que perderán sumergidos en un bloque uniforme, heterogéneo y amplio como el que arman Massa y Máximo.
Sin embargo, no pondrán trabas y acompañarán el proceso de unidad. Entienden que en este momento el respaldo al presidente electo tiene que ser absoluto. No hay margen para pujas de poder antes de que el nuevo gobierno peronista empiece a rodar. La unidad está atada a la responsabilidad de empoderar la figura y las decisiones de Fernández.
Las dudas de los mandatarios pasan, al igual que en el Senado, por la convivencia con el kirchnerismo y los diferentes criterios de acuerdo a las agendas productivas, económicas y culturales que tiene cada provincia. Las diferencias del pasado reciente son disimuladas bajo la premisa de sostener con brazos de hierro al nuevo presidente y unificar fuerzas para empujarlo hacia adelante en un contexto de extrema sensibilidad social y crisis económica.
La unificación en un bloque implica también la búsqueda de una sola postura dentro de la cámara. Si dentro un mismo bloque los criterios para votar son diferentes, las tensiones comenzarán a florecer y las grietas podrán aparecer pese a los esfuerzos de convivencia. Así lo interpretan algunos gobernadores que hoy están cerca de Fernández y aceptan las reglas de juego escritas desde la cúpula.
En el bloque de la unidad estarán los diputados de San Juan, Santiago del Estero y Misiones, tres provincias que en el pasado se mantuvieron lejos del kirchnerismo y que integraban el interbloque de los gobernadores, donde se movían en sintonía con el bloque justicialista (columna vertebral del interbloque), pero mantenían su autonomía.
El gobernador sanjuanino Sergio Uñac apoya incondicionalmente a Fernández y es uno de los mandatarios con más llegada al nuevo jefe de Estado. Acepta la unidad del bloque, aunque es de los que preferirían el armado de un interbloque. Las otras dos provincias recibieron distinciones políticas en las últimas horas y quedaron con representantes en la primera línea del Senado. La ex gobernadora santiagueña Claudia Ledesma Abdala se transformó en la presidenta provisional mientras que el ex mandatario misionero Maurice Closs es el flamante vicepresidente primero de la Cámara alta.
Nombres y apellidos ubicados en el nuevo mapa de poder.
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