Horacio Rodríguez Larreta, el único de los dirigentes de la cúpula del PRO que obtuvo la reelección, presentará este miércoles su nuevo gabinete en la sede de gobierno de la calle Uspallata, en el barrio de Parque Patricios, con la premisa que dejó trascender en su equipo entre las primarias y las elecciones generales: sin el aluvión de funcionarios nacionales y bonaerenses que, en un buen número, aún buscan trabajo a partir del 10 de diciembre.
El jefe de Gobierno terminó de completar el rompecabezas del organigrama el fin de semana con una maratón de reuniones en el bar Pizza Cero, en la esquina de su departamento, que utiliza como oficina móvil. A la vuelta de su viaje de una semana por Italia, en el que aprovechó para entrevistarse en formato de audiencia privada -sin foto oficial ni protocolo- con el Papa Francisco, con quien mantiene una cordial relación a pesar de los cortocircuitos entre el Vaticano y la Casa Rosada.
En su ausencia, fue Felipe Miguel el encargado de convocar, de a uno, a los funcionarios para notificarlos de los enroques internos. Hubo días de intensos trascendidos y versiones periodísticas en torno a la nueva conformación del gabinete por la escasez de lugares y la puja por los casilleros.
Miguel, de íntima confianza de Rodríguez Larreta -estuvo a cargo de la gestión en la campaña-, continuará en su función de jefe de ministros con algunas nuevas atribuciones.
Por caso, Juan José Méndez, a cargo actualmente de la Secretaría de Transporte, colgará de la Jefatura de Gabinete de Miguel aunque tiene línea directa con el alcalde.
El funcionario sumó Obras Públicas, el control de los subterráneos -resta por definirse la concesión del servicio, postergada por el escándalo en torno a la causa de los cuadernos que tramitó Claudio Bonadio y que salpicó a algunas de las empresas que pujan por el servicio- y la empresa porteña de Autopistas (AUSA). Será un súper secretario. Faltaba definir el nombre de la nueva área: trascendió que se llamaría Secretaría de Transporte y Obras Públicas.
Por el contrario, Franco Moccia, como había anticipado este medio, quedó fuera del gabinete. El ministro de Desarrollo Urbano y Transporte había tenido una conversación con Rodríguez Larreta antes del viaje del jefe de Gobierno a Roma que no lo convenció: salió con mala cara.
Las versiones incluso dan cuenta de que tuvo que recibir un llamado del propio Mauricio Macri para reconfortarlo con un lugar en la Fundación Pensar, el think tank macrista, además de su designación como casi seguro director en el Banco Ciudad que presidirá Guillermo Laje, primo de Martín Lousteau. Había sido una promesa de campaña entre el alcalde y el senador electo.
La baja de Moccia es de las más estruendosas.
Eduardo Macchiavelli, jefe de la reciente campaña local y actual ministro de Ambiente y Espacio Público, es otro de que los que pierde rango de ministro por decisión del jefe de Gobierno. Quedará relegado a una secretaría de Ambiente, tendrá un lugar en la estructura orgánica del PRO y estará sentado en la mesa que propiciará, con cada vez más énfasis con el correr de los meses, el proyecto presidencial de Rodríguez Larreta.
Un ámbito extra oficial que se empezará a poblar de dirigentes, asesores, consultores y cabilderos para nacionalizar al jefe de la Ciudad, que piensa a diario en cómo hacer para ser presidente.
Por esa obsesión personal y política, se especulaba con que Rodríguez Larreta conformaría un gabinete de mayor estatus político para robustecer su proyecto. Optó por promover dirigentes propios. Y respetar, por el momento, el liderazgo que Mauricio Macri pretende imponer cuando deje la Casa Rosada. El Presidente solo le pidió por Pablo Clusellas, su secretario Legal y Técnico, que trabaja para desembarcar en la Auditoría porteña.
Los trascendidos daban cuenta de que podía haber algún hueco para algunos de los colaboradores más directos de Guillermo Dietrich, amigo del intendente. Se la mencionó a Manuela López Menéndez. No está definido aún.
María Migliore y Clara Muzzio, que ya formaban parte de la administración en las segundas líneas, estarán a partir del 10 de diciembre al frente de los ministerios de Desarrollo Humano y Hábitat y de Espacio Público, respectivamente.
Migliore se topó con la designación por la partida de Guadalupe Tagliaferri al Senado -jura este miércoles a la misma hora del anuncio del gabinete-. Rodríguez Larreta necesitaba una mujer para ese puesto. Migliore es del equipo del Instituto de la Vivienda (IVC) que encabeza Juan Maquieyra, de vínculo directo con el jefe de la Ciudad.
El jefe de Gobierno había intentado convencer a Carolina Stanley para ese lugar, pero la ministra de Salud y Desarrollo Social nacional contestó que volvería al llano por un largo tiempo.
En Economía y Finanzas y en Educación e Innovación siguen los mismos ministros: Martín Mura y Soledad Acuña. Lo mismo que Fernando Straface en la Secretaría General.
Mura saltó a la primera línea cuando Néstor Grindetti ganó la intendencia de Lanús. Hace dos semanas acompañó al jefe de Gobierno a la reunión que mantuvo con Axel Kicillof.
Acuña es una histórica colaboradora del alcalde que le reporta directamente desde hace años.
En Cultura, sigue Enrique Avogadro. En Salud, la salida obligada de Ana María Pérez Bou, que se va a la Legislatura, es suplantada por el ingreso de Fernán González Bernaldo de Quirós, del Hospital Italiano. De Quirós asesora al jefe de la Ciudad desde hace tiempo: lo había querido de ministro en el 2015 pero en ese entonces fue bochado por la poderosa asociación de médicos municipales.
En el área de discurso, medios y estrategia publicitaria, el alcalde eligió rodearse de sus históricos asesores: Karina Fernández, Federico di Benedetto y Christian Coelho, que reemplaza a Marcelo Nachón al frente de la Secretaría de Medios y que acumuló poder junto a Di Benedetto. Son parte de un equipo endogámico.
Fernández mantuvo en estos años un bajísimo perfil, pero acrecentó la influencia interna que cosechó desde los tiempos de Rodríguez Larreta en la Jefatura de Gabinete durante la administración de Macri. Le crearán la Secretaría de Asuntos Estratégicos. Tiene un nivel de vinculación con el jefe de Gobierno de extrema confianza.
En el Ministerio de Gobierno renueva Bruno Screnci, del riñón de Diego Santilli. Screnci tiene el mandato de empezar a tejer relaciones con el interior del país para promocionar al jefe de Gobierno.
Santilli forma parte del equipo de operación política más cercano de Rodríguez Larreta, que terminó de tejer la sociedad cuando terminó de archivar su proyecto personal en la Ciudad para volver a acompañarlo como candidato a vicejefe.
Por un tiempo, Santilli seguirá además al frente del Ministerio de Justicia y Seguridad del que se hizo cargo tras la renuncia de Martín Ocampo por el fallido operativo de seguridad en torno al clásico entre River y Boca por la Copa Libertadores de América.
Durante la campaña se había especulado con que Gustavo Ferrari, ministro de Justicia bonaerense, se mudaría de Provincia a la Ciudad si es que Rodríguez Larreta al final se decidía por el desdoblamiento del ministerio. El funcionario provincial desayunó con el alcalde una semana antes de su viaje por Europa y combinaron en que sería un asesor externo. El mismo cartel que podría colgarse Hernán Lacunza una vez que deje el Ministerio de Hacienda nacional.
Ferrari tiene muy estrechos vínculos con los jueces federales porteños que habitan en los tribunales de Comodoro Py. Rodríguez Larreta cree que debe tener buenos lazos con ese edificio para su proyecto nacional.
La incorporación de Ferrari, por ahora como asesor externo, se encuadra dentro del acuerdo que el jefe de la Ciudad mantiene con María Eugenia Vidal. Santiago López Medrano, ministro de Desarrollo Social bonaerense hasta el 10 de diciembre, también tendrá un lugar en el organigrama, casi con seguridad en la Corporación Sur.
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