Unas tres horas antes de que recibiera al embajador de Estados Unidos, Edward Prado, Alberto Fernández recibió ayer al representante de Cuba en Argentina, Orestes Pérez, y confirmó de esta manera que las relaciones bilaterales que buscará su gobierno con las autoridades de la isla tendrán mucha más relevancia de la que le dio la gestión de Mauricio Macri.
Ni la embajada de Cuba o el área de prensa de Fernández difundieron una foto del encuentro con embajador Pérez en las oficinas de Puerto Madero. Pero allegados al presidente electo ratificaron a Infobae que el encuentro fue “muy positivo y servirá para construir una relación sólida entre Cuba y Argentina”.
Está claro, desde lo gestual hasta lo pragmático, y así lo dejaron a entrever los allegados a Fernández, que, a diferencia de Macri, el próximo gobierno quiere realzar las relaciones con Cuba. Es que durante la gestión de la administración actual casi no hubo vínculos con las autoridades de La Habana. Sólo se dio un viaje de cortesía en el 2018 del jefe de Gabinete, Marcos Peña, con el secretario de Asuntos Estratégicos. Fulvio Pompeo, para hablar con las autoridades de la isla. No mucho más que eso.
También se pudo saber que la diplomacia cubana se interesó por el enfoque que le dará la Argentina a su futuro vínculo con Estados Unidos y fue allí cuando Alberto Fernández mencionó que unas horas más tarde recibiría al embajador Prado para plantear una relación de “respeto y madurez” con Washington. De hecho, eso fue lo que escribió el ex jefe de Gabinete en su cuenta de Twitter tras la reunión. Es que la diplomacia cubana remarcó las diferencias que hubo en el diálogo de La Habana y Washington entre la presidencia de Barack Obama y la actual de Donald Trump, que encara un discurso agresivo hacia Cuba.
El otro tema preponderante en la reunión de Fernández y el embajador Pérez fue el de la agenda latinoamericana. El mandatario electo remarcó la necesidad de que la Argentina retome la agenda regional y dijo que la cumbre del Grupo Puebla que se dio hace 20 días en Buenos Aires marcó ese rumbo.
Se pasó revista de la situación de conflictividad social que se vive en Chile, en Bolivia, Ecuador, Colombia y, por supuesto, la necesidad compartida de encontrar una salida a la crisis de Venezuela.
Cuba representará para Fernández un país “amigo y cercano”, como graficaron en su círculo intimo. Y se remarcó este punto teniendo en cuenta también que la hija de Cristina Kirchner, Florencia, se encuentra allí desde hace un tiempo bajo un tratamiento médico. El embajador Pérez resaltó la buena sintonía que tiene la vicepresidenta electa con Cuba, que se reforzó con los viajes que hace permanentemente para ver a su hija.
Fernández apuesta también a reforzar las relaciones comerciales y económicas con Cuba para exportar alimentos y potenciar el intercambio en términos de acuerdos comerciales y de ciencia y tecnología.
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