El diputado Felipe Solá, dirigente de confianza del presidente electo Alberto Fernández y probable canciller del nuevo gobierno, aseguró que el senador José Alperovich debería pedir una licencia en el Congreso para aclarar su situación procesal luego de la denuncia por abuso sexual que presentó su sobrina segunda. “Si yo fuera él, me pediría una licencia hasta que se defina el tema”, declaró en diálogo con Luis Novaresio en radio La Red.
Las dos mujeres que suenan para ocupar el futuro Ministerio de Igualdad y Derechos Humanos también se expresaron sobre el tema. Malena Galmarini, diputada electa por la provincia de Buenos Aires y esposa de Sergio Massa, se solidarizó con la sobrina de Alperovich y le brindó todo su apoyo; la diputada Victoria Donda coincidió con Solá y pidió que el senador se tomara una licencia hasta que la justicia determine su responsabilidad.
“El relato de la sobrina del senador Alperovich es estremecedor. Sin lugar a dudas, romper el silencio es un acto de valentía que requiere de mucha fuerza. La única forma de terminar con esto es no callarse. Te abrazo y estoy con vos”, tuiteó Galmarini.
Donda, por su parte, utilizó el hashtag #siempreconlaspibas para afirmar: “El senador debe tomarse licencia hasta que la justicia determine su responsabilidad”.
Ofelia Fernández, la legisladora porteña electa que se convirtió en la mujer más joven en ocupar ese cargo, también hizo su descargo en las redes sociales. “Muchos estos días tocan el tema Alperovich sin tomar más posición que “esperar a la justicia”. El violador con posición de poder no es excepción, viola para reafirmarlo y porque sabe que tiene a esas estructuras para bancarlo. Nos toca lograr que les quede poco. Abrazo y lucha”, remarcó la joven.
En tanto, el diputado Leandro Grosso reclamó que Alperovich se ponga a disposición de la justicia para aclarar las graves acusaciones de su sobrina. “Callarnos ante la denuncia contra @JAlperovichOk es volvernos cómplices. Si se pone a disposición de la justicia, que lo haga sin una banca que lo ampare”, aseveró en su Twitter.
Frente a un escándalo de esa naturaleza, los miembros del Senado tienen a disposición una batería de acciones para brindar garantías a la sociedad sobre los miembros de su cuerpo.
Como cualquier otro legislador, Alperovich está protegido por la inmunidad de arresto que le conceden los fueros parlamentarios. Ese resguardo -establecido en los artículos 68, 69 y 70 de la Constitución Nacional- impide que otros poderes del Estado puedan “acusar, molestar y detener" a los representantes del Congreso por razones políticas. Con esta garantía, lo que se busca es salvaguardar la representación política de la ciudadanía.
Pero la inmunidad tiene límites. Frente a la denuncia por violación, no existe prohibición alguna para que la Justicia avance contra Alperovich, lo cite a declarar e incluso esté facultada a emitir sentencia. Sin embargo, en caso de que algún juez pida el arresto de uno de los miembros del Congreso, el cuerpo legislativo tiene que juntar la mayoría necesaria para habilitar esa prerrogativa.
“Pueden pasar tres cosas. Sus pares del Senado podrían considerar que la acusación es grave y lo suspendan por un tiempo determinado. La otra alternativa es removerlo por 'inhabibilidad moral’ o bien, la tercera salida es esperar que el juez pida su desafuero y aprobarlo", afirmó a Infobae el abogado constitucionalista Félix Lonigro.
Después de que se hiciera pública la denuncia en su contra, el ex gobernador de Tucumán dio su versión a través de un hilo en la red social Twitter, donde tiene algo más de 8.000 seguidores.
Escribió que se había enterado de la denuncia –hecha por una sobrina segunda y ex asistente personal– por los medios: “Al respecto, deseo negar enfáticamente los hechos que denuncia. Cuento con numerosas pruebas y testigos que demuestran mi inocencia y la verdad”, arrancó.
La denuncia por abuso sexual
En una carta que difundió en las redes sociales, la sobrina segunda de Alperovich decidió “ponerle nombre al monstruo” según ella misma remarcó. “El mío se llama José Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe, por quien fui violentada sexual, física y psicológicamente desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019. Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual. El avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él”, arrancaba diciendo la carta.
Y continuaba relatando otros hechos estremecedores: “No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual. Inmovilizada y paralizada, mirando las habitaciones, esperando que todo termine, que el tiempo corra. Ya saldría de ahí y estaría en mi casa, ya habría más gente alrededor, ya el disimulo y el trabajo lo iban a alejar de mí. Ya se cansaría de mí, de que no quiera, de que sea “asexuada” como me llamaba. Pero su fijación no cesaba, durante mucho tiempo quiso más y más seguido, con más ganas, con más fuerza, con más violencia por mi resistencia”.
La mujer tiene 29 años, es hija de un primo de Alperovich y era su asistente personal. Como los hechos que denunció habrían sucedido en Buenos Aires y también en Tucumán, la denuncia se presentó tanto en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), en la Ciudad de Buenos Aires, como en los Tribunales penales de Tucumán.
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