Antoni Gutiérrez-Rubi tiene la suficiente capacidad intelectual para lograr que Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa lo escuchen sin interrumpir. A la ex presidente le atenuó los rasgos histriónicos y lacerantes de su discurso, y a Massa le bajó la velocidad a sus declaraciones y su ansiedad. Si se conoce la trayectoria de la vicepresidente electa y del futuro titular de la Cámara de Diputados, no es poco mérito profesional para Gutiérrez-Rubi, que, además, conoce todos los secretos de la política española.
En su último libro, “Gestionar las emociones políticas”, el consultor catalán argumenta que los deseos y las intenciones pesan tanto como la ideología para sostener un relato, y que lo dirigentes democráticos no tienen que temer a los humores personales al momento de hacer proselitismo en el siglo XXI.
Estas son las 10 claves que propone Gutiérrez-Rubi para entender cómo impactan las emociones en la política y la opinión pública:
1. “La Democracia podría ser la línea roja para la comunicación y la política. Ignorar los sentimientos es grave. Sobreexcitarlos para su utilización política es peligroso. la historia da fe de ello”.
2. “La economía de la atención coloniza las relaciones y somete a las audiencias a la fracción constante de su interés y su continuidad. El miedo a perder 'share’ social y público convierte convierte toda conversación en un estímulo permanente. Sin tiempo para una digestión lenta y pausada, todo se convierte en un fast food conceptual. La conversación se reduce, cada día más, al propio eco”.
3. “En este contexto, la comunicación política y electoral corre el riesgo -ya es así- de contribuir a la reverberación continuada. Los electores ya no pueden ser lectores de programas, ni tampoco contrastar adecuadamente alternativas. La racionalidad electiva es sustituida, crecientemente, por la emocionalidad selectiva. Pensamos lo que sentimos, votamos lo que sentimos”.
4. “La campaña electoral se mueve a golpe de emojis y likes. Pero. también, de desprecios y fakes. Todavía es pronto para sacar conclusiones del efecto like en la política democrática. Aunque ya intuimos que gustar es un camino diferente al de convencer, gobernar o dirigir”.
5. “(...) Debemos convertir el conocimiento de la psicología, de la neurociencia y de las emociones, que rigen y explican el comportamiento de nuestros ciudadanos, en un estímulo para repensar la oferta política democrática, con nuevos ingredientes para no renunciar a nuestras convicciones políticas e ideales morales. La arrogancia de la ideología debe dar paso a una nueva filosofía”.
6. “La única posibilidad real de conseguir una comunicación política efectiva es la conexión emocional. Hasta que no se conecta, uno no se pone en la piel de los otros. Se ha de entender que buena parte de las ideas nacen de sentimientos o emociones. Es muy difícil hacer un discurso estrictamente ideológico, racional”.
7. “Emocionarse y emocionar es la clave. Emocionarse por el cambio social, por las nuevas ideas y por los retos. Solo así es posible emocionar. La capacidad que tengan los progresistas para transmitir pasión por los cambios, entusiasmo por las ideas e ilusión por los retos se convertirá en la llave emocional que les permitirá conectar con los ciudadanos”.
8, “Las emociones nos permiten los sueños y, también, las pesadillas. Estamos en un momento altamente voluble e incierto. Entender las emociones profundas, comprender los miedos, atender las sensibilidades. No hay otro camino si se quiere que la política democrática puede canalizar los humores sociales en objetivos políticos”.
9. “Cuatro segundos es el tiempo de nuestra paciencia cognitiva para seguir leyendo un artículo de un sitio de web, por ejemplo. Pero no es sólo el tiempo que invertimos en lo que leemos, sino en la mayoría de las acciones que tomamos, cada vez más. También en el voto. En una época con tanta información disponible. ¿para qué ya decidir mi voto? Protejo mi decisión, la hago más intima, más personal, hasta el último minuto. Aumenta así la fragilidad del mal llamado voto cautivo”.
10. “La clave de la nueva comunicación política es el discurso emocional: llegar al corazón de los electores, en la calle y en la Red. Sin discurso emocional no es posible ganar ni transformar”.
11. “El relato, la narración, es la clave de todo. El discurso racional puede no ser suficiente”.
12. “La política de las emociones es aquella que reconoce el papel determinante de los sentimientos en el compromiso y la acción política”.
13. “Si las emociones siguen siendo ignoradas y despreciadas por los demócratas, serán los autoritarios de la pospolítica quienes las explotarán en beneficio propio”.
14. “La narración siempre ha sido siempre el vehículo para transmitir experiencias. Hoy en día el poder de internet multiplica la capacidad de expansión del relato porque aumenta la capacidad de los narradores, de las voces”.
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