No sólo se considera amigo de toda la vida de Alberto Fernández, sino su “fan, groupie y admirador”. Desde ese lugar y en función de la afinidad política que tiene con el presidente electo o los nexos internacionales que cosechó a lo largo de su vida, el dirigente socialista chileno Marco Enriquez Ominami actúa hoy como asesor internacional y se convertirá desde el 10 de diciembre en una suerte de “canciller en las sombras” del nuevo gobierno argentino.
Ominami y sus allegados aclaran que no será un asesor rentado de Alberto Fernández sino que trabajará ad honorem para ayudar el próximo presidente argentino y reforzar desde Buenos Aires al Grupo de Puebla conformado por dirigentes progresistas latinoamericanos.
Hijo del cofundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile, Miguel Enríquez, y miembro del Partido Socialista hasta 2009, Ominami fue diputado y en 2010 fundó el Partido Progresista por el que disputó la presidencia en 2013 donde fue derrotado por Sebastián Piñera.
Ahora se tomó un respiro de la política chilena y pasará gran parte del tiempo en Buenos Aires. A todos los que le preguntan qué va a hacer en la Argentina con Alberto Fernández les contesta lo mismo: “Ayudar en todo lo que pueda a alguien que entiende la necesidad de responsabilidad y la ética de la convicción política”, según reconstruyó Infobae en el Frente de Todos.
De esta manera, Ominami será una suerte de asesor internacional del nuevo presidente argentino aunque no quiere un cargo, mucho menos un contrato o una oficina en la Casa Rosada. “No estará en ningún lugar fijo. Sólo estará al lado de Alberto para lo que lo necesite”, explicó un asistente del dirigente de izquierda chileno.
Ominami conoció a Fernández en 2009. Desde allí que lo empezó a admirar y a contactar en forma ininterrumpida. Comparten el ideal del Grupo de Puebla y en cada acto al que van juntos el presidente electo lo presenta como “un gran amigo de la vida”. Por esta razón y por los lazos internacionales que tiene Ominami es que tendrá un papel preponderante en la diplomacia argentina de los próximos años.
Los recientes viajes internacionales que hizo Fernández durante la campaña fueron moldeados en gran medida con la mano de Ominami. Así ocurrió con la visita a España para ver al presidente Pedro Sánchez o a Portugal para reunirse con el primer ministro Antonio Costa. Y no fue casual tampoco que Ominami tenga ciudadanía francesa y que haya acercado a Fernández con el premier Emmanuel Macron en una charla telefónica que después del 10 de diciembre se traducirá en una visita oficial a París.
En el plano regional, Ominami aceitó los contactos de Fernández con el mexicano Andrés Manuel López Obrador, Evo Morales, Nicolás Maduro e incluso su contrincante chileno Piñera.
Amigo entrañable del ex presidente de Colombia Ernesto Samper, el dirigente chileno también fue uno de los artífices de la reciente cumbre del Grupo de Puebla en Buenos Aires.
“Los lazos internacionales que tiene Ominami no los tienen muchos dirigentes de América latina y eso le va a ayudar mucho a Alberto (Fernández)”, suele repetir el ex embajador de Cristina Kirchner, Eduardo Valdés.
Desde el Grupo de Puebla se acaba de trazar “una hoja de ruta” para dar solución a la crisis de Bolivia y ello contó con el visto bueno de Fernández en consultas con Ominami. Así se dispuso que haya una mesa de diálogo, la conformación de una comisión de la verdad para esclarecer los hechos de violencia y el sometimiento de la fuerza pública a esta hoja de ruta, entre otras cosas.
No sólo esto. Según pudo saber Infobae, para lograr la intempestiva salida de Bolivia hacia México de Evo Morales intervino Ominami activamente en coordinación con Alberto Fernández y López Obrador. Y recientemente el dirigente chileno habría avanzado en negociaciones reservadas junto con Jorge Argüello y bajo el visto bueno del presidente electo para sacar de La Paz a los hijos de Morales, Evaliz Morales y Alvaro Morales, ambos de 25 años, que podrían ser amparados en la Argentina.
Cuando apenas tenía cinco años Ominami tuvo que huir de Chile con su madre. Es que a su padre lo habían asesinado el 5 de octubre de 1974 en un tiroteo con la incipiente dictadura de Augusto Pinochet y huyeron a París. De allí que Ominami tenga ciudadanía francesa y amplios lazos con la dirigencia política gala. De hecho, fue el mismo dirigente chileno que lo acercó a Fernández con Macron.
En Chile, la Justicia inició una investigación sobre supuestos aportes irregulares tanto a la ex presidenta Michele Bachelet como a Ominami en lo que fueron los coletazos del caso Odebrecht. Al dirigente de la izquierda chilena se lo acusó de usar un avión durante su campaña presidencial de la empresa OAS asociada a la gigante de la construcción de Brasil. Ominami rechazó esas acusaciones por “infundadas”.
Desde la lectura de Fernández, Lula da Silva, Cristina Kirchner y el propio Ominami todo se trata de una “persecución política” o “politización de la justicia” que arrasa toda la región en estos días bajo el denominado lawfare internacional.
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