El Gobierno de la Nación hizo oficial la revocatoria del protocolo del aborto no punible publicado este miércoles en el Boletín Oficial y en los considerandos cuestiona la manera en la que la secretaria de Salud, a cargo de Adolfo Rubinstein, tomó la medida. Ante esta situación, el funcionario analiza dar un paso al costado en las próximas horas.
Durante toda la jornada de ayer se había especulado con la salida de Rubinstein tras la confirmación de que Mauricio Macri le había ordenado a Carolina Stanley dar marcha atrás con la oficialización del protocolo del aborto no punible ya vigente –que unificaba el criterio en todo el país–, que con el correr de las horas recibió el rechazo de las principales figuras y legisladores de la UCR.
Fue la ministra de Salud y Desarrollo Social la encargada este jueves, tras la reunión de gabinete encabezada por el Presidente, de anunciar que la derogación de dicha resolución era un hecho y que así lo había dispuesto el Presidente. Stanley aclaró que nadie le había pedido la renuncia a Rubinstein.
En la derogación de la Resolución de la Secretaría de Gobierno de Salud, publicada este jueves en el Boletín Oficial, apuntó a la decisión de Rubinstein dictada “sin consultar la opinión de sus superiores jerárquicos”.
Al no haber dado la posibilidad de intervención a la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, de la Agencia Nacional de Discapacidad, del Instituto Nacional de las Mujeres y del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, “se estima conveniente derogar la referida Resolución de la Secretaría de Gobierno de Salud del MINISTERIO DE SALUD Y DESARROLLO SOCIAL N° 3158/19”. En el decreto se detalló que “el Presidente de la Nación es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país. Que ha tomado intervención el servicio jurídico competente”.
Rubinstein, un técnico de la UCR apadrinado por Ernesto Sanz, que desembarcó en el gabinete de Macri en octubre del 2017 tras la renuncia de Jorge Lemus, venía hace rato molesto con la cúpula del Poder Ejecutivo. En septiembre del año pasado, su cartera había sido convertida en secretaría y absorbida por Stanley, con quien nunca terminó de congeniar.
La decisión de impulsar en estas horas la resolución oficial, publicada el miércoles en el Boletín, terminó de tensionar esa relación. Más aún cuando desde el propio entorno del funcionario reconocen que fue de manera “inconsulta”, a pesar de la falencia que evidenció la oficialización de la norma por la falta de control gubernamental, en este caso de la Secretaría Legal y Técnica.
Fuentes del radicalismo dan cuenta de que Sanz, que no cuaja desde hace tiempo con la conducción de Macri y de su jefe de ministros, Marcos Peña, habría tenido un rol fundamental en el impulso de la iniciativa. Más allá de que Rubinstein, un sanitarista de la fundación Alem, el think tank radical, se manifestó en todo este tiempo abiertamente a favor de la interrupción legal del embarazo, que defendió con argumentos técnicos el año pasado durante el debate en el Parlamento. Una posición que le trajo dolores de cabeza internos.
De concretarse, la salida del secretario de Salud sumaría un pico de tensión alrededor de los chispazos por la conducción de la coalición integrada por el PRO, la UCR y la Coalición Cívica a partir del 10 de diciembre. La polémica tuvo ayer el apoyo a la figura del funcionario de dirigentes como Sanz, Mario Negri, Luis Naidenoff, Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti y los legisladores radicales.
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