Más de un año después del comienzo del juicio por la “ruta del dinero K”, Lázaro Báez finalmente se sentó en el estrado, se colocó los anteojos y comenzó a leer. Durante casi una hora, el empresario dijo que fue víctima de una “persecución mediática y política” y habló de una campaña de los servicios de inteligencia en su contra: “Nunca fui testaferro de Néstor Kirchner ni de su familia. Soy una víctima de la campaña atroz por parte de los poderes reales”. Llamativamente, casi nunca levantó la mirada de los papeles y tuvo muchas dificultades para leer de corrido un texto que estaba impreso.
Según Báez, esa supuesta campaña “incluyó la detención de políticos y empresarios” y tuvo que ver con su cercanía con el ex presidente Néstor Kirchner y “por encarnar la pelea contra la cartelización de la obra pública”.
El empresario llegó bien temprano desde la cárcel de Ezeiza y esperó durante más de una hora mientras declaraba otro de los imputados, Eduardo Castro.
Báez aseguró que fue detenido “injustamente” y su familia “fue objeto de una persecución”. “Destruyeron a mi familia y las actividades de mis empresas, fui acosado por el servicio de inteligencia a la orden del actual gobierno, para que involucre al peronismo y a la ex presidente”, agregó.
En el tramo central de su declaración, Báez denunció una supuesta operación coordinada por la AFI para que se arrepienta, desde el comienzo de la causa judicial. “En un control oftalmológico (dentro de Ezeiza), se me acerca una mujer, la doctora (Claudia) Balbín, acompañada por dos personas de traje. Dijo que venía en nombre de Macri y Majdalani”, arrancó el relato. Y continuó: “Me dijo que si yo colaboraba, mis hijos no tendrían problemas. Tenía que decir que era el testaferro de la familia Kirchner".
Balbín defendió a tres de los hijos del empresario (Leandro, Luciana y Melina) al comienzo de la investigación.
Desde el entorno de Majdalani negaron los dichos de Báez y dijeron que es un intento desesperado para salir en libertad. “Esa historia existe solamente en su imaginación”, agregaron las mismas fuentes.
Durante su declaración, el empresario pidió que que reprodujeran varios audios donde se escuchaba al fiscal Guillermo Marijuán, protagonista de la investigación en la etapa de instrucción. Esos audios ya habían trascendido públicamente a fines de 2016.
Ante una consulta del presidente del tribunal Néstor Costabel, la abogada del empresario dijo que los audios forman parte de un expediente judicial en el juzgado de Luis Rodriguez. Solo se reprodujeron algunos. “No se entiende nada”, se quejó Costabel, por lo que Báez comenzó a leer las transcripciones.
El empresario continuó dando detalles de la supuesta maniobra en su contra y le mandó un guiño a la ex presidenta Cristina Kirchner: “Jamás diría algo falaz para perjudicar a la ex presidenta”.
Como era previsible, el empresario negó haber participado de una maniobra de lavado de dinero, tal como se lo acusa en esta causa. “Nunca puse en circulación fondos ilícitos, los fondos de Austral nunca fueron ilícitos”, dijo.
El empresario -que se negó a contestar preguntas- cargó contra el arrepentido Leonardo Fariña: “Estamos ante la presencia de un mentiroso”.
En el final, se refirió a los jueces del TOF 4: “Les pido que estén a la altura de las circunstancias”. En ese momento, juntó sus anotaciones y volvió a su lugar.
Su defensa pidió que sean citados el sindicalista Luis Barrionuevo, que tuvo participación activa en el comienzo del escándalo por su vinculación con Federico Elaskar, y un periodista de C5N. Por ahora el tribunal no dio señales que podría hacer lugar a los pedidos.
Báez estuvo presente en las primeras audiencias del juicio y luego se ausentó. Hace dos meses, sus abogados avisaron que quería declarar pero luego comenzaron a postergar su indagatoria argumentando que no habían terminado todos los testigos, lo que se concentró en la última audiencia con la declaración de un empleado del banco suizo Safra.
Hasta ahora, Báez nunca había hablado en el juicio. Su última aparición pública había sido hace dos semanas: en una entrevista radial habló de las últimas elecciones y dio señales de su estrategia defensiva.
La audiencia de este miércoles arrancó con Eduardo Castro, un ex director de SGI, quien contó que mantuvo reuniones con los representantes de los bancos suizos y describió tres encuentros con el titular de Helvetic Services Group, Néstor Marcelo Ramos, quien se mantiene prófugo. En su interrogatorio se negó a dar precisiones sobre algunas maniobras y se mostró sorprendido por la aparición de su nombre en varias cuentas bancarias en el exterior. Ante una pregunta concreta, contó que dejó de integrar la financiera cuando estalló el escándalo y que nunca vio a Báez.
La audiencia se cerró con la declaración del ex presidente de Austral, Julio Mendoza, un ingeniero que trató de desmarcarse de todas acusaciones. “Nunca tuve una decisión administrativa. no firmé cheques y no decidía sobre las cuestiones económicas. No puedo haber intervenido en una maniobra financiera por haber sido presidente de la firma”, dijo.
Según el cronograma previsto por el TOF 4, en la próxima audiencia deberían comenzar los alegatos pero como ya adelantó Infobae todavía faltan varias indagatorias y hay dudas si las querellas podrán alegar antes del cambio de gobierno. De hecho, el tribunal ya programó para el próximo miércoles la indagatoria del contador Daniel Pérez Gadín, quien mantuvo un fuerte entredicho con el presidente del TOF. Al final, consiguió lo que buscaba: ganar tiempo y seguir postergando el juicio.