Se desarma la mesa judicial de Mauricio Macri: cuál será el futuro de sus integrantes

La mayoría de los dirigentes que la conforman volverán a la actividad privada. El rol de Juan Bautista Mahiques y el juicio por YPF

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Germán Garavano y Juan Bautista Mahiques en la asunción de este último como jefe de la Fiscalía de la Ciudad (Foto: Maximiliano Luna)
Germán Garavano y Juan Bautista Mahiques en la asunción de este último como jefe de la Fiscalía de la Ciudad (Foto: Maximiliano Luna)

Con excepción de Juan Bautista Mahiques y de Pablo Clusellas, que espera por un lugar en la Auditoría de la Ciudad, un expreso pedido de Mauricio Macri a Horacio Rodríguez Larreta, el resto de los integrantes de la mesa judicial del Gobierno que suele reunirse cada quince días en Casa Rosada planean volver a la actividad privada.

Clusellas, Mahiques, Germán Garavano, José Torello y el procurador Bernardo Saravia Frías, los cinco miembros formales de ese ámbito que diseñó la política judicial de la actual administración, influyó en la designación de jueces y aconsejó a Macri en materia jurídica, empezarán a despedirse esta semana, después del encuentro que tienen pautado para mañana.

El ministro de Justicia volvió a activar en las últimas semanas el estudio jurídico que su socio mantuvo abierto durante estos años. “Germán pretende seguir siendo un vocero judicial, desde el llano, pero cerca del espacio", explicaron a este medio allegados a Garavano, uno de los pocos funcionarios que se mantuvo al frente de su ministerio desde que fue designado por Macri, en diciembre del 2015.

Sobrevivió, incluso, a la intensa presión que ejerció desde mediados del año pasado Elisa Carrió, la líder de la Coalición Cívica que llegó a pedir su juicio político en el Congreso por el supuesto rol que ejerció el ministro en torno a la causa de encubrimiento del atentado a la AMIA.

El Presidente respaldó al funcionario, al que había elegido para encabezar el ministerio en medio de las presiones de las diversas líneas internas del rubro judicial del macrismo.

José Torello y Pablo Clusellas junto al ministro Guillermo Dietrich y Fernando de Andreis
José Torello y Pablo Clusellas junto al ministro Guillermo Dietrich y Fernando de Andreis

La mesa judicial del Gobierno avaló las ternas de cientos de funcionarios judiciales y, por ejemplo, discutió la interacción con la Corte Suprema, compleja en estos años. Después se discutía en otra mesa de la que participó Marcos Peña, jefe de ministros. Y contaba, en ocasiones, con la participación del propio Macri.

A diferencia de Garavano, Mahiques, que fue el secretario de Justicia hasta hace pocos días y el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura, un sillón clave en el nombramiento de jueces, seguirá en la función pública: recientemente asumió como jefe de la Fiscalía federal de la Ciudad en un acto que sorprendió, según fuentes oficiales, hasta al propio Macri por su convocatoria.

Mahiques va a trabajar cerca de Rodríguez Larreta. Pero tendrá doble rol: Macri le pidió que después del 10 de diciembre siga de cerca algunos de los asuntos personales que pueden comprometerlo en los tribunales de Comodoro Py. Mahiques, de familia judicial, se dedicó en estos años a trabar y a aceitar vínculos. Habla cada tanto con Alejandro Pérez Chada, el penalista del Presidente al que Macri conoció por sugerencia de Pedro Pompilio, ex directivo de Boca Juniors. Aunque los lazos de Mahiques con la Justicia son mucho más sólidos que los de Pérez Chada.

El jefe de la Fiscalía porteña mantiene, por caso, una buena relación con Daniel Angelici, el presidente de Boca que se dedica a cuestiones muy puntuales del jefe de Estado.

Como Angelici, Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, asesor externo de Macri -enfrentado al presidente xeneize-, no integra la mesa judicial. No le hace falta: al diputado del Parlasur, que debe definir si sigue o no en ese cuerpo si se prorrogan los mandatos, se lo sindica como ideólogo de algunas resoluciones polémicas, como el nombramiento de los jueces de la Corte Suprema en comisión al inicio del mandato.

Rodríguez Simón planea renunciar al directorio de YPF a partir del 10 de diciembre y reinsertarse en la actividad privada: podría recalar en Londres o en Madrid, donde ya trabajó y conversa vínculos. Y asesorar, como lo hizo con Macri, a Rodríguez Larreta, que ya incorporó a Gustavo Ferrari como colaborador externo.

“Pepín” es un aliado interno de Torello -cuando va a Casa Rosada usa sus oficinas del primer piso-, que este fin de semana jugó golf con el Presidente en Córdoba. Amigo de adolescencia, Torello seguirá cerca de Macri después del 10 de diciembre, aunque más volcado a los negocios agropecuario, inmobiliario y de seguros que siguió en estos años a través de sus socios. “Cumplió su ciclo", aseguran cerca del jefe de Asesores, que durante los casi cuatro años de gestión fue mirado con desconfianza por la familia judicial.

El procurador Bernardo Saravia Frías
El procurador Bernardo Saravia Frías

Torello y Macri están convencidos de que el 40% de los votos que obtuvo el Presidente en octubre lo puede proteger ante cualquier embestida judicial cuando deje el poder. “Los jueces se asustaron”, se entusiasman. Está por verse.

El jefe de Asesores se retira a la actividad privada pero seguirá como apoderado del PRO, en el manejo de las finanzas partidarias. No tiene relaciones con los equipos de Justicia del Frente de Todos. Con Marcela Losardo, jurista que integra los equipos de Alberto Fernández, explicaron a su lado, solo se la cruzó en un par de eventos sociales.

En el caso de Saravia Frías, que había empezado a tomarle el gusto al rubro judicial, tiene pensado en principio volver a las oficinas que compartía antes de entrar a la función pública con su hermano, especialista en derecho minero. El procurador del Tesoro se especializa en bancos y empresas.

Saravia Frías se abocó en los últimos tiempos en especial al juicio por la reestatización YPF -el más importante que enfrenta el país- que se tramita en los Estados Unidos.

Enero es una fecha clave para ese litigio, que podría ascender a los 6.000 millones de dólares, en el despacho de la jueza Loretta Preska, de Nueva York. El procurador, miembro de la mesa judicial que empieza a desarmarse, aún no empezó la transición con nadie.

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