El inminente recambio presidencial traerá de la mano la puesta en funciones de los nuevos ministros y secretarios de estado que se harán cargo de distintas áreas de gobierno. Tal como ocurre en cada cambio de ciclo, en los ministerios coexistirán los nuevos funcionarios con empleados de planta permanente. A estos hay que sumarles los agentes de planta transitoria pasados a planta permanente y a los contratados con contrato vigente hasta más allá de la mitad de 2020. Las pujas sobre la permanencia o no de este personal es ya moneda corriente en cada cambio de gestión.
Para el caso particular del Ministerio de Seguridad (lo mismo aplica en Defensa), dejando de lado la reducida planta administrativa de la sede ministerial, los 50.000 subordinados que tendrá bajo su mando quien ocupe la cartera –suena Diego Gorgal- son en su totalidad miembros de las 4 fuerzas de seguridad federales producto del plan de carrera policial o forman parte de la planta administrativa civil.
Si algo está claro por estas horas es que, dado el inminente cambio de paradigma en materia de seguridad que incluye la creación de un consejo nacional y la eliminación de los protocolos puestos en vigor por Patricia Bullrich, el recambio de las cúpulas de todas las fuerzas federales es un hecho. “De ninguna manera esto es algo traumático para una fuerza verticalista como lo es una institución policial. Haber ejercido la conducción durante 4 años implica haber llegado a la máxima aspiración profesional y dejar el cargo presupone además desbloquear el camino para que los mas jóvenes accedan a los cargos superiores”, explicó a Infobae un ex jefe de la Prefectura Naval Argentina.
Si en algo coinciden la totalidad de los jefes policiales salientes es en el apoyo material y político que han recibido de parte de Patricia Bullrich. La inversión en materia de equipamiento para las FF.SS fue sostenida a lo largo de los cuatro años de gestión, como así también el respaldo público que la funcionaria demostró ante cada situación que puso en tela de juicio el accionar policial. Lo que tienen para criticar, no obstante, es su excesivo afán de protagonismo frente a las cámaras, lo que muchas veces terminó desluciendo complejas operaciones policiales, dejándolas reducidas a un espectáculo televisivo.
Los cambios que vienen
Tal como está ocurriendo en otras áreas del Estado, el “traspaso ordenado” por ahora no está teniendo interlocutores. “Nuestra Fuerza está tranquila y alineada, nadie salió de este edificio a buscar un cargo, cuando el poder político llame, allí estaremos”, señalan desde la cúpula de una fuerza federal.
Este medio pudo saber que desde el entorno de Alberto Fernández se evalúan nombres. Así, para el caso de la Prefectura Naval Argentina, los Prefectos Generales Martín Ruiz (Director General de Seguridad Marítima y Portuaria) y Walter Guido, actualmente a cargo de la Dirección de Protección Ciudadana, son mirados con especial interés. Para la Policía Federal, la idea de tener a la primera mujer como jefa de una fuerza federal le da chances a la actual subjefe de la institución, Comisario General Ester Mabel Franco, quien detenta una meritoria carrera, sobre todo en lo atinente a delitos relacionados con la violencia sexual. No obstante, su afinidad con Bullrich puede hacer zozobrar su designación.
La Gendarmería Nacional, por su parte, deberá atravesar no solo un cambio de mandos sino además un nuevo replanteo de su despliegue territorial y de su trabajo conjunto con el Ejército Argentino. El hasta hoy evaluado como exitoso “Operativo Integración” corre peligro de desactivación por el empecinamiento doctrinario de las nuevas autoridades en mantener a las FF.AA dentro de los cuarteles.
Para encabezar esta nueva etapa institucional se baraja el nombre del Comandante General Claudio Miguel Brilloni (cuarto en antigüedad) . La designación del subjefe de esta fuerza puede suponer un problema dado que el nombre en danza es el de un oficial superior relativamente moderno y ello supondría el pase a retiro de buena parte de la actual cúpula.
Por último, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) al tener una conducción civil netamente política, será definida sin necesidad de tener que optar entre oficiales superiores promovidos a esas jerarquías por la saliente gestión macrista.