Además de haber resultado electo diputado nacional, Emiliano Yacobitti es uno de los principales referentes de la UCR porteña.
Actual vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y uno de los principales impulsores de la figura de Martín Lousteau, asegura que Horacio Rodríguez Larreta debe su contundente victoria en octubre a la decisión de abrir la coalición tanto a radicales como a socialistas.
Al hablar sobre liderazgos en lo que será el principal espacio de la oposición, Yacobitti es claro. “Si en 2017 decíamos que Cambiemos no tenía que tener dueños, menos lo vamos a creer ahora”, expresó. Y remarcó: “Mauricio Macri no es el dueño de Juntos por el Cambio”.
Su posición sobre la crisis en Bolivia, el rumbo que adoptará el gobierno de Alberto Fernández y la posibilidad de la elección de un presidente radical fueron algunos de los temas que abordó en diálogo con Infobae.
A continuación, la entrevista completa:
— Te pregunto como radical pero también como especialista en política, ¿Cambiemos se rompe o se dobla?
— Cambiemos entendió que tenía que ampliarse, formamos Juntos por el Cambio y ahora lo que tenemos que entender es cómo perdurar juntos. Creo que la principal señal que nos dio la sociedad en estas elecciones con ese 40 por ciento es que quería que exista una alternativa. Lo que no le cerraba bajo ningún punto de vista era volver a una Argentina sin la posibilidad de alternancia. Cuestionando muchas cosas, pero con eso. Y el desafío que tenemos los partidos políticos que integramos Cambiemos, y la personas que integran esos partidos, es entender cómo se lidera un espacio político desde la oposición de distintos partidos, y entender que las decisiones van a tener que ser mucho más consensuadas, que van a tener que ser mucho más debatidas, porque eso es lo único que va a garantizar que el espacio siga junto.
— ¿Hay margen? Pensando en el radicalismo tengo claro que sí, pero en el PRO, que decidió gobernar en nombre del PRO, no fue un gobierno de coalición, ¿hay margen para redefinir horizontalidades, discusiones de modo distinto?
— Mirá, yo creo que la Ciudad de Buenos Aires es un ejemplo. En la Ciudad de Buenos Aires vos generaste el frente político más amplio de la historia y el resultado fue la mejor elección de la historia. ¿Por qué? Porque arrancaste entendiendo, incluso arrancaste compitiendo, y en esa competencia unos entendían que tenían que competir con propuestas, reconociendo lo que el otro hacía bien pero planteando diferencias. El otro que te ganó entendió que vos lo que querías era aportar, entonces desde el día que te ganó empezó a ver cómo podía hacer para tomar las cosas que se habían propuesto. De hecho, creo que el 65 por ciento de las cosas que propusimos nosotros en 2015 se hicieron en los cuatro años siguientes. Y después, antes de hacer un frente electoral, generaste los consensos entre los partidos para definir cuáles eran las reglas de juego, si nos poníamos de acuerdo. Y después terminó en un frente incluso más grande que Juntos por el Cambio nacional porque lo integraron partidos como el socialismo, más allá de la Coalición Cívica, el PRO, Confianza Pública e independientes. Creo que esa es la forma en la cual nosotros vamos a poder hacer que Juntos por el Cambio sea una realidad, incluso se amplíe, porque el desafío nuestro es ver cómo hacer para integrar a esos que no pudimos integrar cuando conformamos el frente. El otro día lo dije en una radio, lo de Pablo Javkin para mí es un ejemplo. Alguien que tiene mucho que ver con nosotros, que estuvo en nuestro espacio, como puede ser el socialismo a nivel nacional, digamos, otros partidos que no logramos entender que teníamos que estar juntos y sobre todo la responsabilidad es de quien en ese caso tenía que conducir, tiene que entender hasta dónde tiene que llegar la ampliación.
— ¿La elección de octubre dejó liderazgos naturales? Quiero decir, ¿Horacio es el líder natural pensando en Cambiemos? ¿Cornejo en el radicalismo? ¿Hay liderazgos naturales?
— Yo creo que la elección mostró grandes liderazgos. Nadie puede adueñarse del 40 por ciento. Creo que en el caso de la Ciudad Horacio, Martín, Diego Santilli, son personas que mostraron que tenían vocación de ir por algo más grande. Por supuesto a nivel nacional también, el caso de Alfredo, lo nombraste recién, me parece que es fundamental. Él fue alguien que encontró una provincia muy mal económicamente, logró revertir esa situación, después logró poder dejar a Rody Suárez, que era el sucesor de su mismo partido con un contexto muy difícil del frente político nuestro. Y creo que esas son las cosas que hay que valorar. También me parece que el caso de María Eugenia, el caso de Macri incluso. Yo lo que digo es que nosotros no tenemos que creer hacia adentro de Cambiemos que este es un espacio que tiene dueños. Porque ahí es donde vamos a empezar a terminar algo que creo que es algo que la Argentina necesita, porque la Argentina y la sociedad necesita ver que existe alternancia. Eso fue lo que votó.
— Digo, no tiene dueño, ni siquiera Macri que fue elegido presidente y que ahora se manifiesta con la intención de seguir.
— No, imaginate que si nosotros en el 2017 decíamos que este espacio no tenía que tener dueños y lo que tenía que tener era reglas, y que después los liderazgos habría de definirlos con esas reglas, menos lo vamos a creer ahora.
— Macri no es el dueño de Juntos por el Cambio.
— Macri no es el dueño de Juntos por el Cambio.
— Pensando en el radicalismo, algunos vieron una actitud casi de sumisión respecto del PRO. Otros dijeron es la estructura institucional que tiene la experiencia de ciento y pico de años para… ¿Qué crítica creés que hay que hacerle a tu partido?
— Mira, la principal crítica que yo hago al radicalismo es que somos un partido que tiene que entender que tiene que abrirse. A veces por ahí uno tenía distintas posiciones de las que se tomaban, pero el radicalismo mostró diferencias, por supuesto apostando a la gobernabilidad, apostando a que el gobierno terminara, entendiendo que la gente no te había votado para gobernar. Pero me parece que los radicales tenemos una cuenta pendiente que es la de ampliarnos. A veces por ahí me toca compartir muchos lugares y muchas horas del día con Martín Lousteau y yo suelo escuchar algo que dice que es que los radicales muchas veces nos miramos desde adentro y lo que tenemos que ver es cómo se nos ve desde afuera. Tenemos que hacer el esfuerzo por que allá muchos Martín Lousteau, muchos Pablo Javkin. Digo, alguien que se fue que vuelva, alguien que no estaba que se incorpore. Digo, que haya jóvenes que quieran y que entiendan que este es un partido que es una herramienta política para transformar la realidad y no ponerle trabas, no pedirle requisitos. Por supuesto que cuando alguien decide formar parte de un frente político adhiere a los conceptos básicos de ese frente.
Y me parece que en eso el radicalismo de la Ciudad de Buenos Aires es un ejemplo. De nuevo, un radicalismo que no estaba bien, eligió ampliarse, eligió permanentemente tener renovación, discutir de cara a la gente con las PASO utilizándolas como una herramienta para fomentar nuevos liderazgos. Se puso como objetivo en todas las listas incorporar gente nueva. Primero fue Martín, después fue Débora, ahora fueron Pamela y Dolores. Digo, más allá de los dirigentes que vos tenés siempre te pusiste el objetivo de incorporar nuevos, y a los nuevos no hacerles pagar un derecho de piso si no hacerle pagar al revés, el privilegio de invitado que aceptó participar. Me parece que ahí es donde nosotros vamos a volver a generar un partido con mucha experiencia y mucha historia, muy rica, con muchos dirigentes muy valiosos a lo largo y a lo ancho del país, gobernadores, intendentes, y sobre todo con sangre nueva. No existe ningún partido, no creo que haya muchos partidos que tengan una juventud tan organizada como el radicalismo a lo largo del tiempo cuando está en el poder y cuando no está en el poder también.
— ¿Lousteau está condenado a pensarse como candidato a presidente dentro de cuatro años?
— No, yo creo que Martín por sus capacidades, tanto técnicas como personales, puede ser candidato a lo que quiera y que está capacitado para eso. Me parece que nosotros ya dimos muestra ahora en el frente de la Ciudad que lo que vamos a priorizar es el colectivo. A nosotros nos hubiese encantado que Martín hubiese sido jefe de Gobierno, entendimos que la necesidad política era que todos estemos juntos y eso dejarlo de lado para poder hacer un frente donde todos estemos a la vez empujando y aportando cada uno lo suyo para poder hacer esto que es una verdadera elección histórica en la Ciudad. Y me parece que si en cuatro años tenemos que tomar una decisión similar seguramente ese puede ser el criterio. También puede ser el criterio si Martín se transforma en un líder nacional, como hoy ya lo es, porque su imagen es a lo largo y a lo ancho del país. Y yo soy uno de los que cree que el radicalismo también tiene que potenciar ese tipo de liderazgos. En el caso de Alfredo me parece que es alguien que termina una gobernación exitosa y que viene a la Cámara a aportar su experiencia no solo como miembro de un partido sino también como alguien que gobernó, se hizo cargo de una situación difícil y aportar en eso. Por lo tanto, me parece que va a ser un buen interlocutor entre los gobernadores y el gobierno que viene. Creo que hay que fomentar ese tipo de liderazgos porque son esenciales para la política hoy.
— ¿Te imaginás al gobierno de Alberto Fernández como el tercer gobierno kirchnerista? Cuarto si tomamos los dos períodos de Cristina. ¿Va a ser un gobierno kirchnerista o va a ser un gobierno que va a tener otro color distinto?
— Tengo la expectativa de que sea distinto. Yo soy de los que creen que más allá de, por supuesto, pretender gobernar, quiero que al que gobierna le vaya bien. Y si las cosas que hace coinciden con las que yo digo las voy a celebrar, las voy a votar desde la Cámara y las voy a aplaudir, así como también voy a marcar diferencias. Yo quiero tener expectativas. A veces hay cosas que a uno lo asustan, a veces hay cosas que a uno le dan la ilusión de que la cosa pueda cambiar y que la Argentina pueda tomar el toro por las astas de los grandes problemas que tiene, que tiene la Argentina, y sobre todo que tiene la región. Hoy América Latina está convulsionada, tiene una tormenta perfecta en algunos lugares porque como me parece que es el caso de Chile porque si bien habías logrado mejorar los que menos tienen veían que la fila por la que ellos iban avanzaba mucho menos que la que los que más tienen y que encima con un proceso de recesión se podía parar. La Argentina, bueno, creo que batimos el récord de generación de pobreza, en 1970 en la Argentina había 800.000 pobres y hoy tenemos 18 millones. Yo soy de los que creen que si todos y toda la clase política, toda la clase empresarial, todos los argentinos no tomamos esto como una prioridad lo que viene va a ser peor. Hoy hay una nueva oportunidad, como la hubo en el 2015, como la hubo ahora. Espero que en lo que se avanzó no se vuelva a cero. Me pone contento por lo menos ver que ahora tenemos una transición normal. No es para decir wow.
— Sí, claro.
— Pero no la tuvimos. Me pone contento que el país sabe dónde está parado. Que tiene índices, que tiene indicadores. Me pone triste la cantidad de pobres, la desigualdad.
— Te pregunto esto, por ejemplo, hay gestos internacionales del presidente, que se enoja con Estados Unidos, se encolumna con Evo Morales, mira Venezuela. ¿Te parece que desde ese lugar es dogmatizar más el kirchnerismo?
— Bueno, algunas de esas cosas son las que me asustan. Por más que coincida, porque yo puedo coincidir con la posición y públicamente lo dijimos: repudiamos lo que pasó en Bolivia porque nosotros creemos que es un golpe de Estado. Pero también repudiamos lo que pasa en Venezuela. Yo no puedo repudiar las cosas cuando me conviene o cuando no me conviene no. Si yo estoy de acuerdo con que los problemas de la democracia los resuelve la democracia…
— No quiebren el sistema.
— A ver, no podés quebrar el sistema nunca. Después por supuesto que estoy en contra, que hubo un fraude, que lo tengo que condenar, que si se investiga y es así tenés que volver a hacer una elección. Y tampoco me gusta que alguien opine desde afuera diciendo ésta es mi verdad revelada. No, yo creo que nosotros lo que tenemos que tener es una postura madura, con principios claros, le toquen a quien le toquen. Pero sobre todo un consenso que tiene que ver con las reglas de funcionamiento de la democracia. Que por más que en un país se hayan logrado muchas cosas si el que está se quiere quedar para siempre y para eso rompe el régimen democrático bueno, hay que condenarlo. Independientemente si se alinea o no internacionalmente conmigo. Así como cosas que por ahí dice Bolsonaro puedo estar en desacuerdo como cosas que por ahí dice Trump puedo estar en desacuerdo. Tampoco me parece que la respuesta tenga que ser en el mismo tono. Porque si no entramos en un proceso que no va a ser bueno para la Argentina, tampoco para América Latina.
— ¿Sos de los que dudan respecto del ejercicio total del poder, del Poder Ejecutivo de Alberto cercado, mirado por Cristina Kirchner? ¿O te parece que es inútil esa discusión?
— No, es útil. No me parece malo tampoco. Yo creo que hoy lo que le toca gobernar es un frente político que tiene distintas, y que no solamente va a ser mirado por Cristina, va a ser mirado por muchos. Si vos te fijas el Frente de Todos tiene un montón de distintas vertientes políticas, así como las tiene Juntos por el Cambio. Y no todas siempre estuvieron juntas. Por lo tanto seguramente va a ser un gobierno mirado. Pero eso a mí me pone contento, porque cuando uno es mirado también es controlado. Y no creo que va a ser controlado solamente por el resto del Frente de Todos, también va a ser controlado por el resto de los partidos que nos toca estar en las Cámaras. Y creo que este es un gobierno que tiene mucho que discutir ahí. Yo estoy convencido de que de los problemas que tiene la Argentina no se sale con un gobierno ejecutivo fuerte, se sale con un gobierno que apueste al diálogo y al consenso con el resto de los partidos. Por eso hay cosas que me caen bien. Yo soy de los radicales que cuando el resto habla de Alfonsín no se pone triste porque te roban una bandera, al revés. También no podés hablar de Alfonsín y hablar de súper poderes, son cosas incompatibles.
Lo que sí tiene que hacer la Argentina es no puedo tomar lo bueno de alguien y no lo malo. Esas son cosas que yo creo que a mí me gustan. Me parece que cuando Alberto Fernández habla bien de la Universidad de Buenos Aires yo me pongo contento. Vengo de la Universidad de Buenos Aires, me gradué en la Universidad de Buenos Aires. Y creo que cuando coincidimos en que la educación pública tiene que ser un valor y que, sobre todo para los radicales, que entendemos que es la salida a estos problemas, bueno, yo me pongo contento, no me pongo triste.
— ¿Te seduce el concepto de Consejo Económico Social, que parece se va a lanzar el 11 de diciembre?
— Me seduce porque tiene que ver con distintos actores, todos los actores, sentados en una mesa discutiendo los problemas que tiene la Argentina. Me parece que lo principal que tenemos que entender es que los que ahí se sienten sepan que la prioridad es de los que no pueden esperar. ¿Quiénes no pueden esperar? Los pobres, esos 18 millones que, en la Argentina, no se generaron ni en los últimos cuatro años ni en los cuatro anteriores, sino que se vienen generando desde hace mucho tiempo. Y ahí es donde digo que hay muchos que tienen que estar dispuestos a perder de los que se sienten ahí. Privilegios, rentabilidad. Los que se sienten ahí: ¿estamos a dispuestos a tener consenso sobre que hay que hacer una reforma tributaria en la Argentina? Si decimos que a todos nos importa la educación, bueno, ¿por qué así como se fomenta la inversión en las pymes no decimos que todo lo que gasta una familia en educación lo van a poder deducir del Impuesto a las Ganancias? ¿Por qué? Porque creo que está aportando a la Argentina. Pública, privada, la que sea. Tenemos los dos tipos de educación. ¿Estamos dispuestos a discutir ese tipo de cosas? Que en la Argentina el Estado no puede recaudar en base a los que consumen porque eso es un impuesto equitativo, sino que tiene que recaudar en base a los que más tienen. Que lo tiene que invertir bien y tenemos que hacer un Estado eficiente. Para eso muchos seguramente van a tener que perder privilegios. Si no discutimos esas cosas, me parece que la Argentina no tiene posibilidades de mejorar.
— ¿Te imaginas próximamente un nuevo presidente que sea radical?
— Por supuesto. Yo trabajo para eso. Creo que ese es el desafío que tiene que tener nuestro partido y que tiene muchos líderes, vos recién nombras dos, a Martín y a Alfredo, bueno, hay otros, el caso de Gustavo Valdés, el caso de Gerardo Morales, me parece que Ricardo Alfonsín es otro de los que los radicales tenemos que sentar en la mesa y decir bueno, planteó muchas diferencias, pero nunca se fue, se quedó acá, y las dijo. Bueno, cuáles son las cosas que tenemos que escuchar. Y por supuesto creo que el radicalismo tiene cientos de intendentes a lo largo y a lo ancho del país que han gobernado y lo han hecho bien.
Ahora, ¿es ese el objetivo? No. El objetivo nuestro tiene que ser ahora ver cómo hacemos con el 40 por ciento de representación que nos dio la sociedad primero mantenerlo unido. Para eso generar reglas de funcionamiento de ese espacio. Porque si ese espacio no tiene reglas cuando haya una diferencia el que la salde va a dejar alguno afuera. Ver cómo ese espacio genera vocerías para todos, para hacer conocidos a esos dirigentes, para que la sociedad conozca a esos dirigentes de los cuales yo te hablo y por ahí porque tengo trato los conozco y ellos no. Y que tenga en claro que lo que tiene que hacer es que el que gobierna gobierne mejor.
Me parece que esas son las cuestiones que tiene que discutir el radicalismo y que por lo menos nosotros vamos a proponer discutirlas hacia adentro de Juntos por el Cambio. Después si nos toca tener un candidato a presidente bien, si nos toca competir en unas PASO y ganarlas o perderlas también. Pero creo que por ahí va el camino. Digo, me parece que el llamado de atención a Juntos por el Cambio es ese. En el 2015 te abriste, hiciste una PASO, y la sociedad te dio una oportunidad. Yo soy de los que creen que Juntos por el Cambio empezó a perder en el 2017 porque era el momento para ampliarse y se cerró ganando. Hizo una muy buena elección. Pero me parece que no entendió lo que la sociedad quería, que era el momento de ampliarse. Así como después de un mal resultado en las PASO entendiste el mensaje de que tenías que salir a la calle y que le tenías que decir a la gente que estabas acá para defender que la Argentina no vuelva a sufrir atropellos desde el lugar que te toque. Creo que esas son las cosas de las cuales nosotros tenemos que aprender para no repetir.
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