Lejos de lo que muchos esperaban, el 40% obtenido en las elecciones y la brecha de “solo” ocho puntos con respecto a Alberto Fernández -se presagiaba más del doble- no logró aplacar la grieta interna dentro de Cambiemos con respecto a cómo debe encararse la reconstrucción de la alianza. Tanto es así que aún existe un grupo que considera que Mauricio Macri debe correrse y permitir la apertura a otros sectores como el peronismo dialoguista.
Está ruptura queda expuesta en el Congreso, ya que es el lugar donde el Gobierno quedará mejor parado, sobre todo en la Cámara de Diputados, y desde donde surgirán las articulaciones con el futuro oficialismo. Por eso, hay quienes tienen sus propios planes y buscan ser el ala más influyente de la próxima oposición.
El mayor conflicto está en la UCR. La disputa es entre Mario Negri, actual presidente del bloque, y Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza que ingresa al recinto el 10 de diciembre. El mandatario provincial quiere comandar la bancada pero no tiene el apoyo interno, que sí tiene el cordobés, quien ya juntó 30 firmas de 47 posibles.
Como Cornejo y Negri no se hablan -"a Mario no le atiende el teléfono", confió una fuente que es parte de las negociaciones- las conversaciones son entre el mendocino y Gerardo Morales, gobernador de Jujuy. Morales y Negri juegan para el mismo lado. Su propuesta es que Negri mantenga la presidencia del bloque y Cornejo presida el Convención Radical. Pero en una reunión el miércoles a la noche todo terminó sin acuerdo y en malos términos. A tal punto que Cornejo amenazó con romper el bloque.
La movida de Cornejo sería irse con los cinco diputados de Mendoza -podrían ser más de otras provincias- a Evolución Radical y hacerse poderoso desde allí negociando con Sergio Massa. De todos modos, aún no hay nada decidido. Negri y Morales aún buscan llegar a un acuerdo que lo impida.
Todo esto se enmarca dentro de lo que denominan el “esquema Monzó”. El objetivo es diferenciarse de la forma de hacer política que ejerció la Casa Rosada estos cuatro años y el canal es claro: aprovechar la fuerte polarización en Diputados que le dan los números muy justos tanto a Juntos por el Cambio (119) como al Frente de Todos, que superaría los 120 con sus aliados.
Con este panorama, cada voto vale demasiado y la mínima ruptura podría inclinar la balanza para un lado o para el otro. Entonces, tanto Monzó -que se va del recinto pero deja legisladores que le responden- como Cornejo podrían complicarle la vida a Cambiemos separando sus diputados.
Del otro lado, la postura de Negri y Morales es inobjetable. El diputado cordobés tiene la firmas aseguradas de 30 integrantes del bloque (son 47), lo que le daría la presidencia. Sumado a esto, habría cuatro que se abstendrían de votar: un pampeano, un correntino, una rionegrina y un salteño. Otro dato importante es que tiene el apoyo de Naidenoff en el Senado, que quiere trabajar en la misma línea. Y Negri también cedería encabezar el interbloque ya que le correspondería al PRO por ser la bancada más grande.
Lo que pone sobre la mesa Negri ante la amenaza de Cornejo es que él tiene firmas aseguradas de al menos un diputado de todas las provincias salvo de Mendoza. Esto incluye Buenos Aires, Santa Fe, Chaco, Formosa y Jujuy, entre otras. En su cabeza, la ambición del gobernador podría perjudicar a la unidad de la oposición. Pero, al mismo tiempo, sabe que la pelea de fondo es con Morales para ver quién es el articulador del radicalismo para el 2023.
Otro hombre que es parte de este armado resumió la situación haciendo una analogía con la conferencia de Macri luego de las PASO: “Alfredo dice que no va a reconocer las 30 firmas. Parece el Presidente asegurando que no se votó”.
Estas definiciones deben realizarse antes del 10 de diciembre, cuando se realice el recambio parlamentario. En el entorno de Negri aseguran que ellos ya le ganaron la presidencia a Cornejo pero ahora resta ver si en los próximos días el mendocino se queda conviviendo con esta estructura o rompe el bloque. El diputado cordobés quiere que Cornejo se sume al bloque y le garantiza protagonismo en la mesa chica de decisiones.
Por su parte, en el PRO las cosas parecen comenzar a acomodarse. Si bien aún hay incertidumbre sobre qué harán los monzoístas, ya hubo acuerdo en que Cristian Ritondo será el presidente del bloque y posiblemente del interbloque. Así lo pidió Mauricio Macri y para el sector que aún cree en el liderazgo del Presidente esto debe respetarse.
El actual ministro de Seguridad bonaerense ya se reunió por separado con todo el bloque o en su defecto habló por teléfono. Les transmitió su idea y la de Macri y, según cuentan en su entorno, recibió una respuesta favorable. Su plan es armar -dentro del PRO- una mesa de decisiones que incluya a representantes de todas las provincias para que la toma de decisiones no se centre en la ciudad y provincia de Buenos Aires. Este reclamo de “federalizar” la bancada vino de parte de varios legisladores.
Con respecto al affair Monzó, Ritondo respeta la decisión de Macri: el bloque debe ser uno solo y en caso de que quieran armar otro, no podrán quedarse en Cambiemos. Sin embargo, reconocen que sería un golpe importante aunque fueran pocos diputados por la pérdida de influencia sobre el kirchnerismo.
Sobre esto, el mensaje durante las reuniones fue claro: “Yo quiero tener a 119 sentados a la hora de votar. Si logramos eso, obligas a los de enfrente a juntar los 129 por las suyas. Y no es fácil juntar tantos”. Por eso, lo que quieren evitar es una fuga pequeña pero que se torne poderosa porque podrían negociar con el peronismo.
En el partido amarillo rige la lógica de que Mauricio Macri debe liderar la oposición, poder que le dio el inesperado 40%. Muchos también creen que el bando de Cornejo-Monzó esperaba una derrota más abultada para sepultar para siempre la influencia del Presidente y ahora no quieren resignar esa idea. De ahí la interna que no para de recrudecer.
Lo cierto es que antes del 10 de diciembre deberá haber precisiones y allí comenzará una nueva etapa de Cambiemos, nuevamente como oposición. Habrá extensión de sesiones ordinarias para debatir el Presupuesto y el endeudamiento. Luego, en enero, convocarán a extraordinarias. La influencia de Macri y el futuro del interbloque se verá en estas primeras votaciones determinantes.