Al calor de la euforia por la liberación de Lula Da Silva en Brasil, los dirigentes progresistas latinoamericanos del Grupo de Puebla realizan hoy su cumbre de Buenos Aires donde el presidente electo Alberto Fernández pondrá mucho en juego: su vínculo con Estados Unidos, la futura relación con Brasil, el nuevo esquema de integración regional, la defensa a ultranza del régimen de Venezuela y hasta el planteo cerrado de atadura a la vicepresidenta electa Cristina Kirchner.
Todos estos factores y muchos más desafiarán a Fernández desde esta mañana en el Hotel Emperador, adonde llegó para participar como anfitrión estelar en la cumbre del Grupo Puebla, un espacio que nació hace un par de años por la dirigencia progresista latinoamericana para contrarrestar al Grupo de Lima y otros factores de la centro derecha de la región.
Fernández hablará en esta primera sesión del Grupo de Puebla, un encuentro que se extenderá hasta el domingo. En este grupo convergen personalidades como José Mujica, Ernesto Samper, José Luis Rodríguez Zapatero, Dilma Rousseff, Rafael Correa, Fernando Lugo, Marco Enríquez-Ominami, Alvaro Linera, Fernando Haddad, Clara López Obregón, Felipe Solá y Jorge Taiana, entre otros.
Desde distintos puntos de América Latina estos dirigentes progresistas han ocupado cargos de relevancia tiempo atrás. Hoy sólo Alberto Fernández ocupará un lugar clave en la región como presidente desde el 10 de diciembre en Argentina.
“Este espacio le dará mucha fuerza a Alberto para contar con un fuerte respaldo regional aunque haya diferencias”, comentó a Infobae uno de los comensales que participó anoche de una cena en la casa del ex embajador de Cristina Kirchner, Eduardo Valdés, donde estaban entre otros Samper, Mujica, Solá, Carlos Tomada, Lugo, Nicolás Trotta y Ominami.
Allí se habló ampliamente de los cambios que se dieron en los últimos 20 días en la región y que modifican el mapa político del poder. En este nuevo reordenamiento contabilizaron las elecciones en la Argentina, los conflictos en Chile y Ecuador, la liberación de Lula, las inminentes elecciones con balotaje en Uruguay y los comicios regionales en Colombia.
El ex presidente de Colombia Ernesto Samper dijo a Infobae que “estamos viviendo un tsunami social” al analizar todos esos factores.
Sobre este nuevo panorama es que se plantará hoy en Buenos Aires el Grupo de Puebla para fortalecer el liderazgo progresista de la región.
Sin embargo, hay al menos cinco frentes que se abrirán para la inminente presidencia de Fernández tras esta cumbre regional:
1-La relación con Estados Unidos. En su inmensa mayoría, los dirigentes que estarán en la Cumbre de Puebla coinciden en esgrimir un discurso beligerante contra Washington. “El enfrentamiento con Estados Unidos es inevitable porque así lo ha querido Estados Unidos. Ha desarrollado una agenda muy agresiva con la región, subiendo aranceles, expulsando a los inmigrantes, construyendo muros, desconociendo los acuerdos del cambio climático”, dijo Samper como preludio al debate de hoy.
Desde esta óptica, allegados a Fernández creen, por el contrario, que no hace falta levantar una batalla contra Donald Trump ya que esa retórica la ven como parte del pasado y sería una reiteración de la política del “alicate en mano” que llevó adelante el ex canciller Timerman sin resultados a la vista.
“Ahora los tiempos son diferentes y Trump se mostró dispuesto a ayudar a Alberto”, suele reiterar a sus amigos Eduardo Valdés. Se refiere al eventual nexo que podría ofrecer el presidente norteamericano con el FMI para encarar la reestructuración de la deuda. No sólo esto. El ex embajador Jorge Arguello prepara en extremo hermetismo un viaje de Alberto Fernández a Estados Unidos para diciembre con Trump como agenda central. Es decir, que elevar una retórica muy dura contra Washington desde el Grupo de Puebla no le ayudará demasiado al presidente electo.
Hasta el presidente de México López Obrador le indicó a Fernández que una pelea con Washington no cosecha resultados para un presidente en funciones y que puede ganar mucho con un buen vínculo con Trump.
2-La euforia Lula. La liberación de Lula llenará de euforia el clima de la cumbre progresista y se esperan duros cuestionamientos a la figura de Jair Bolsonaro. Es cierto que el tono beligerante que adoptó contra Fernández el presidente de Brasil hizo posible todo este escenario y será difícil volver atrás. Pero también es cierto que el interés de la industria de Brasil es que la sangre no llegue al rio por un simple motivo: la mayor parte de las exportaciones con valor agregado de Brasil van a parar a la Argentina.
Los asesores de Fernández en temas internacionales creen que va a primar el “interés de los países por encima del encordio personal” entre Argentina y Brasil. Claro que un fuerte espaldarazo del Grupo de Puebla al enemigo de Bolsonaro que acaba de salir de la cárcel no ayudará en nada a mejorar el clima entre Fernández y el presidente brasilero. Incluso se evalúa en el Frente de Todos no invitar a Lula a la asunción de Fernández para evitar un mayor daño a las relaciones bilaterales. Anoche Felipe Solá fue tajante en este aspecto: “Las relaciones de la Argentina con Brasil deben superar a las personas y circunstancias del momento”.
3-La Unasur se refuerza. El “plato fuerte” de la cumbre, como lo llamó Samper, será el relanzamiento de la Unasur. Esta organización regional que cayó en debacle con los gobiernos de centro derecha de Macri, Duque en Colombia y Moreno en Ecuador, buscará resurgir para dar pelea en la región. Es una forma también de contrarrestar al Grupo Lima y abastecer de apoyo al régimen de Venezuela. Otra señal que en Washington no caerá bien y que Fernández deberá atender.
Sin embargo, la Unasur, según coinciden referentes de Fernández como Felipe Solá, Taiana, Arguello y otros tantos, será una “plataforma de apoyo regional” relevante para apaciguar eventuales estallidos sociales o conflictos en la región.
4-La jugada por Uruguay. La presencia de Mujica en la cumbre del Grupo de Puebla y su cercanía con Fernández pondrá en juego el futuro vínculo de la Argentina con Uruguay. Es que este alineamiento con el Frente Amplio uruguayo podría perjudicar a Fernández si se tienen en cuenta los últimos datos de Montevideo. Allí la segunda vuelta será el 24 de noviembre y en los últimos sondeos el 47% de los encuestados afirmó que votará Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional mientras que el 42% sostuvo que optará por Daniel Martínez, del Frente Amplio.
En la cumbre del Grupo de Puebla apuestan fuerte por un nuevo triunfo de la izquierda uruguaya y mañana habrá discursos de apoyo en la cumbre.
5-Cristina fortalecida. La liberación de Lula refuerza el discurso kirchnerista sobre la “persecución política” a dirigentes de izquierda latinoamericanos. La propia Cristina Kirchner tuiteó ayer: “Cesa hoy una de las aberraciones más grandes del Lawfare en Latinoamérica: la privación ilegítima de la libertad del ex Presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva”. La referencia le encaja perfectamente a su propia persona que ya acumula más de 8 causas judiciales por corrupción. A la vez, Fernández llamó a Lula para saludarlo por su liberación.
En la cumbre del Grupo de Puebla el comité de asuntos legales reforzará aquella idea de la “politización de la justicia” en la región. Alberto Fernández adhiere a este esquema y eso reforzará su vínculo con la vicepresidenta electa que lo acompañará desde el 10 de diciembre en el poder.