La foto de los voceros de la reunión de Gabinete ampliado que ayer se realizó en el CCK provocó escozor en dirigentes del PRO de las provincias que, azorados, constataron que la cara del partido de Gobierno hasta el 10 de diciembre se circunscribió a la Ciudad de Buenos Aires, o sea, al 2003, cuando era un partido vecinal.
En efecto, la decisión del jefe de Gabinete, Marcos Peña, fue que el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli y el senador Esteban Bullrich, fueran los que hablaran con los periodistas una vez concluido el primer encuentro de Mauricio Macri después de la derrota electoral, y muy probablemente el último de su administración, cuando lo usual era que lo hiciera algún ministro del Gobierno nacional o gobernador de Cambiemos, María Eugenia Vidal o Gerardo Morales. O también el presidente del interbloque en Diputados, el radical Mario Negri.
Pero nada de esto sucedió y los voceros elegidos para el post Gabinete ampliado parecieron resumir el nuevo esquema de poder decidido por Macri en la Casa Rosada, se supone que en consenso con Horacio Rodríguez Larreta, el único distrito del PRO que quedó en manos del partido del presidente saliente, ya que Jujuy, Mendoza y Corrientes obtuvieron la reelección, pero quedaron en manos de los socios radicales.
La presencia de Ritondo es especialmente irritativa para los diputados y diputadas del PRO del interior que formaron lo que llaman un “grupo de afinidad” con Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, o con una visión de la política que nada tiene que ver con Macri y Peña, a la que critican por “centralista”. Aquí, hay que recordar que el funcionario de Seguridad provincial es un dirigente porteño, con base territorial en la Ciudad, a donde volvió a colaborar para asegurar la reelección de Rodríguez Larreta.
Este grupo espera juntar entre 10 o 15 diputados de provincias como Entre Ríos, San Juan, Mendoza, Chubut, Tucumán, Buenos Aires y Córdoba, que analizan la posibilidad de constituir un bloque aparte dentro del Interbloque de Juntos por el Cambio, presidido por Sebastián García de Luca, hoy viceministro del Interior.
“No lo tenemos decidido todavía, pero empezábamos a discutir cómo hacer valer la política hacia adelante, después de la derrota, y al otro día de una reunión donde en ningún momento cuestionamos el liderazgo de Macri, nos enteramos por los diarios que el Presidente decidió designar a Cristian (Ritondo) al frente del bloque”, se quejó amargamente un miembro activo de ese grupo, que volverá a la Cámara a partir del 10 de diciembre.
Otro diputado, que estará dos años más en la Cámara, dijo que “hasta el 2015 se había forjado un músculo del PRO en el interior que, lejos de fortalecerse durante la gestión, se fue licuando, buscando algún tipo de unanimidad que claramente colaboró en la derrota”. Y se lamentó porque “los dirigentes del PRO se sintieron abandonados por la Casa Rosada en la campaña, en lugar de empoderarlos se les quitó cualquier ayuda, pero igual somos más macristas que nunca".
Por su lado, un funcionario que ya hizo el duelo hace dos años, cuando constató que Macri no abriría el Gobierno ni el PRO para ampliar la base de alianzas, aseguró que “nosotros respetamos el liderazgo de Macri sin dudarlo, por eso estamos convencidos de que lo que hay que hacer en esta etapa es hacer política, no seguir ordenando con el dedo y catalogando de rebeldes a los que tienen otra visión de la política”. Agregó que “tuvimos una derrota digna, pero derrota al final, ahora hay que rediscutir todo en nuestro espacio político”.
A las críticas al dedazo a favor de Ritondo (“en el 2015, Monzó sometió la presidente del bloque del PRO a una votación, donde ganó Nicolás Massot”, recordó una diputada), se le sumó ayer el desconcierto por la presencia del senador Esteban Bullrich como vocero de la reunión de Gabinete. “Hoy el bloque del PRO en Senado está en manos de Humberto Schiavoni, un misionero que también está al frente del partido, sería dramático que le dieran ese lugar a Esteban”, se quejó un futuro diputado de provincia norteña.
Y lo que terminó de explotar los ánimos fue el rumor de que Macri y Rodríguez Larreta acordaron que Patricia Bullrich sea la próxima presidenta del partido. En efecto, trascendió que el jefe de Gobierno de la Ciudad, que hizo una elección histórica que definió en primera vuelta, mantuvo un encuentro con la todavía ministro de Seguridad que habría sido muy fructífera. Bullrich tiene intenciones de volver a ser candidata a diputada de la Nación en el 2021 y goza de una alta imagen en CABA, por lo que se transformó en una atractiva pieza electoral no solo para Macri, sino también para el Jefe de Gobierno porteño.
Un referente del grupo rebelde sintetizó así su postura: “Macri debería sobrevolar la discusión y no tomar partido por nadie, a él no se lo discute, tiene que dejar que haya democracia interna porque queremos volver, pero mejores”.
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