Se terminó una etapa en Consenso Federal. El final de las elecciones, el flojo resultado logrado y la falta de volumen dirigencial ponen en jaque el proyecto que encabezó Roberto Lavagna durante los últimos años. La tercera vía volvió a desinflarse frente a la extrema polarización que suele adueñarse, desde hace varios años, del escenario político argentino.
A partir de diciembre de este año, cuando un nuevo gobierno esté instalado en la Casa Rosada, comenzará un nuevo desafío para la fuerza que fundó el ex ministro de Economía: sobrevivir. Para eso deberán armar, como si fuera un rompecabezas, un bloque en la Cámara baja, contener a los dirigentes de base que hicieron campaña en el territorio y evitar que comiencen a transitar un camino que desemboque en el Frente de Todos.
En el lavagnismo tienen esos objetivos en carpeta. Reconocen con sinceridad las limitaciones para estructurar una vía del medio y poder frenar algunas filtraciones de dirigentes. Sin embargo, están dispuestos a trabajar para convencer a todos los nombres propios que formaron parte del espacio durante el año electoral. Es la única forma de poder fortalecer una base política. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde lograron tener candidatos en la mayoría de los municipios.
El armado legislativo lo va a llevar adelante Graciela Camaño. Es la dirigente con más experiencia que tiene la fuerza política. Será la encargada de juntar, uno por uno, a los diputados que no quieran sumarse al Frente de Todos o que no tengan una base de referencia dentro de la cámara. En la lista de posibles integrantes hay legisladores de Salta, Mendoza y Santa Fe que no tienen una pertenencia definida. En el horizonte también aparece la posibilidad de lograr un acercamiento con los cuatro diputados cordobeses que ingresarán al recinto y que responden al gobernador Juan Schiaretti, quien ha marcado distancia del Frente de Todos.
Será un trabajo de hormiga que tenga como fin último resistir, una vez más, la polarización y tener un armado diferente al de los dos polos que representan el peronismo K y Cambiemos. Una tarea compleja por la debilidad en la que quedó el espacio después de perder casi 500.000 votos entre las PASO y las elecciones generales.
El trabajo territorial, en principio, quedará en manos de Alejandro “Topo” Rodríguez - diputado electo y referente de Consenso Federal en la provincia de Buenos Aires -, Marco Lavagna -que quedó afuera del Congreso- y Fernando Rozas, que fue candidato a diputado provincial en los últimos comicios. Los tres intentarán emparchar las grietas naturales que se generen en la fuerza después de la dura derrota del último fin de semana. La intención es armar reuniones distritales, trabajar en proyectos de políticas públicas y realizar capacitaciones. El espacio político está en formación y aspiran a mantenerlo y, en lo posible, a hacerlo crecer.
La estructura de Consenso Federal es muy pequeña. Una muestra de la falta de recursos que hubo en el tiempo electoral es que en muchas localidades el armado político fue financiado por los propios candidatos o por aquellos que formaban parte del círculo local. “El espacio funcionó en base a las convicciones más que a los recursos”, reflexionó un dirigente nacional del esquema lavagnista. Fue un trabajo artesanal frente a las dos fuerzas políticas que lucharon hasta el final por la presidencia de la Nación.
Roberto Lavagna tenía otras expectativas para las elecciones. Lo dijo públicamente cuando supo que los 9 puntos que había logrado en las elecciones primarias se habían reducido a 6. Esa baja en la cantidad de votos redujo también el ingreso de legisladores al Congreso, el objetivo más concreto que tenía el economista para poder fortalecer su fuerza política. Obtuvo cerca de 1.600.000 votos. Entiende que ese es el piso para empezar a construir la tercera vía. El futuro de ese espacio está íntimamente ligado a lo que suceda con Cambiemos y el Frente de Todos el próximo año. La unidad que hubo para las elecciones quizás no sea la realidad concreta dentro de unos meses.
Pese al golpe de la derrota y el difícil camino que tiene por recorrer Consenso Federal, Lavagna no dejará la política inmediatamente. Va a formar parte de un proceso de transición en el que el esquema dirigencial debe encontrar una ubicación dentro del mapa de la política nacional. En principio, no hay una fecha de vencimiento para el trabajo del ex ministro en la política. Dependerá de sus ganas y del escenario económico y social de los próximos meses.
Su deseo es empujar hacia adelante a los dirigentes más jóvenes del espacio para que se hagan cargo de hacer crecer la tercera vía. En esa lista están su compañero de fórmula, Juan Manuel Urtubey; quienes fueron candidatos a gobernador y jefe de Gobierno porteño, Eduardo “Bali” Bucca y Matías Tombolini; el diputado electo “Topo” Rodríguez y su hijo Marco Lavagna. Quiere que el esfuerzo hecho en los últimos meses sirva como base de apoyo para hacer crecer un esquema político antigrieta. Ese es su gran anhelo.
Seguí leyendo