Por tercera semana consecutiva, Lázaro Báez no se presentó en el juicio oral en su contra. Aunque su defensa pidió que declare, el empresario se sigue negando a ser trasladado desde la cárcel de Ezeiza. El argumento formal es que todavía no declararon todos los testigos. Pero según pudo saber Infobae, el empresario no estaría convencido de declarar en este momento del juicio.
El que sí aceptó declarar es el abogado Jorge Chueco, que participó de las maniobras para administrar el dinero de Báez en el exterior. Con tono pausado y buena oratoria, el abogado relató su vínculo con Báez, al que llegó a través de su amigo Daniel Pérez Gadín, con quien jugaba al tenis en un club porteño, y repasó su participación en las sociedades investigadas.
Chueco se concentró en remarcar que no conocía el origen ilícito de la fortuna de Báez y que lo contrataron únicamente para traspasar el dinero a los hijos del empresario. “No me produjo sorpresa que un empresario de la construcción tuviera excedentes de caja. No hago una valoración crítica de los que tienen dinero en el exterior”, dijo.
En ese contexto, aprovechó para criticar el blanqueo lanzado en 2016 por el gobierno de Mauricio Macri. No se olvidó de mencionar el decreto de necesidad y urgencia (DNU) que permitió que ingresaran los familiares de funcionarios. “No estoy haciendo política”, trató de relativizar sus dichos. Sin embargo, en otro tramo de su relato aseguró que la “ruta del dinero K” es una “causa política”.
Chueco está detenido desde el comienzo de la investigación, al igual que Báez y Pérez Gadín. Según contó, conoce en detalle el expediente judicial. “Leo siete u ocho horas por día en la cárcel”, dijo.
El abogado relató los tres viajes a Suiza para negociar con los empleados del banco suizo Lombard Odier. “En la primera reunión nos dijeron que debíamos pasar por el compliance del banco. En la segunda nos propusieron utilizar tres sociedades: Fromental, Tindal y Kinsky (…) El tercer viaje fuimos con Martín (Báez) y una de las hijas. La verdad es que yo quería ir a ver la final de la Copa Davis en Sevilla”, contó.
Para las querellas, su relato confirma su participación en las maniobras y en la apertura de las sociedades.
Chueco declaró durante más de cuatro horas, casi sin interrupciones. Se mostró como una víctima de la Justicia y de los medios de comunicación, a los que criticó una y otra vez. También fue muy crítico del rol de la Unidad de Información Financiera (UIF) y pidió que el organismo sea sancionado. Fue el único momento en que se lo notó perturbado. Sus dichos merecieron la intervención del presidente del TOF 4, Néstor Costabel.
El abogado admitió también que viajó a España junto a Pérez Gadín, durante su relación laboral con Báez, para comprar tres sociedades. “Eran para otros clientes, pero nunca tuvieron actividad, no la pudimos vender ni usar”, aseguró.
Sobre la operación con los bonos de la deuda pública argentina, una maniobra utilizada para repatriar unos 33 millones de dólares, Chueco aseguró que su participación fue menor: “La operación no la hice, puse mi nombre en los cheques porque pensaba que todo era legal. No sé de quién eran los fondos, si eran de Helvetic o de la familia Báez”.
Durante su extensa declaración, Chueco contó que asesoró a Báez con la petrolera Epsur y reveló un dato hasta ahora desconocido: “La semana del programa (de Lanata) se iba a firmar un contrato”. El abogado no dio detalles. Y nadie se los preguntó.