Ni con militancia, ni con diálogo, ni con fondos. Se abrieron calles, se conectó al barrio con la red sanitaria, se relocalizaron 1.200 familias en viviendas nuevas, se invirtieron $800 millones en 33 proyectos de obras (28 ya terminadas y dos en ejecución) y hasta se decidió el traslado del Ministerio de Educación porteño a la zona, pero Horacio Rodríguez Larreta no pudo ganar en la Villa 31. Todo eso no fue suficiente.
Aunque el jefe de Gobierno de la Ciudad se impuso en la Comuna 1, en el circuito 5 correspondiente al Barrio Padre Mugica, los vecinos le dijeron no a la gestión Larreta de manera contundente y perdió por más de 30 puntos contra Matías Lammens, el candidato del Frente de Todos.
Aunque la diferencia con las PASO se achicó (Lammens sacó una diferencia de casi 48% durante las primarias), la estrategia oficial de penetración en el territorio no alcanzó.
La recorrida de funcionarios por el barrio, las charlas cara a cara con la gente, un video con imágenes del plan de obras, los fondos adicionales que la administración destinó a partir del 12 de agosto, no sirvieron para revertir la historia y dar vuelta el resultado.
Con 28 mesas habilitadas, distribuidas entre la Escuela de Educación Media N° 6 Padre C. Mugica, la Escuela N° 25 Bandera Argentina y la Escuela Filii Dei, la participación en el barrio fue una de las más bajas de la Ciudad con 67,77% de concurrencia. Más allá de eso, la necesidad de los vecinos de Retiro de hacerse oír fue determinante.
Según el escrutinio provisorio, con el 94,42% de las mesas computadas, Larreta obtuvo 31,94% (1.882 votos) contra 62,67% (3.693 votos) que cosechó su opositor, una diferencia de 1.811 sufragios.
El número es más que significativo porque evidencia el preocupante deterioro del barrio. En las PASO del 2015, Larreta había perdido por apenas cuatro puntos.
Una breve recorrida por el barrio para consultar a los vecinos explica el resultado: “Con las obras de urbanización, los vecinos tenemos que formalizar el pago de los servicios. Y quienes fuimos relocalizados en viviendas nuevas también tendremos que pagarlas. Son mejoras, pero la realidad es que la gran mayoría de los vecinos no estamos en condiciones económicas para afrontar esos gastos”, explicó un dirigente barrial.
En 2018 fue sancionada la ley que dispone la reurbanización del Barrio Padre Carlos Mugica y su integración con la Ciudad. Sin embargo, los vecinos aseguran que más allá de la cancha de fútbol, con pasto sintético, la Escuela Mugica, y las “soluciones habitacionales” –que si no pagan pueden perder–, no hubo mejoras sustanciales en el barrio.
Según el último relevamiento oficial, la Villa 31 tiene poco más de 40.000 habitantes, distribuidos en 10 asentamientos, y se calcula que más del 70% son extranjeros de países limítrofes.
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