Mauricio Macri ya está en la quinta de Olivos para recibir los primeros datos extraoficiales enviados por todos los fiscales generales de Juntos por el Cambio que se desplegaron en los 24 distritos de la Argentina. El Presidente llegó desde Los Abrojos, adonde pasó el fin de semana, y continuó los contactos con Marcos Peña y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, a cargo del sistema de fiscalización que montó Juntos por el Cambio.
Macri tiene previsto llegar a Costa Salguero cerca de las 22, y a partir de ese momento, monitorear los resultados oficiales y mantener reuniones informales con el gabinete para decidir los siguientes pasos políticos. Mientras tanto, ya hay abierto un canal de comunicación entre Costa Salguero -adonde ya están Peña y el ministro Rogelio Frigerio- y el bunker del Frente de Todos en Colegiales, que hasta ahora tiene la presencia de Santiago Cafiero, posible jefe de Gabinete de Alberto Fernández, si finalmente gana en la primera vuelta.
Antes de llegar a Olivos, Macri llegó a la escuela Nº 16 de la Ciudad de Buenos Aires pocos minutos después de lo previsto, a las 12.07 del mediodía. Bajó del helicóptero presidencial en el circuito KDT, se subió junto a su esposa Juliana Awada al auto que lo traslada habitualmente e ingresó desde el parque Las Heras por una puerta transversal a la explanada de la “Wenceslao Posse”, donde ya lo esperaban el secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, y el vocero, Iván Pavlovsky.
Se los veía muy tranquilos a todos. La Primera Dama en este caso con un equipo en tono pasteles. El Presidente, más formal que su costumbre para un domingo, con un saco de media estación. En los amplios pasillos frente al cuarto oscuro se había permitido el ingreso de vecinos de Juntos por el Cambio, que con banderas celestes y blancas aguardaron a Macri para sacarse selfies. Pero cuando llegó, estallaron en cánticos de “Sí, se puede”, lo que definitivamente está en contra de lo permitido por la legislación vigente, que impide la expresión militante en los lugares de votación.
Después, el Presidente se acercó al corralito para hablar con las decenas de periodistas que lo aguardaban desde temprano. Como desde que empezó sus competencias electorales por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, llevó facturas, lo único que fue cambiando en la cantidad, no tanto por la inflación de los últimos años, como por la convocatoria periodística que lo esperaba. Hoy, dejó dos grandes bolsas, presumiblemente con cuatro docenas, que duraron un par de minutos una vez que los hombres y mujeres de prensa concluyeron con su tarea.
Macri habló durante cinco minutos y reconoció que estaba ansioso (“uno siempre estos días está ansioso, pero hay que lidiar con esa ansiedad"), dijo que “esperaba tener la elección con mayor asistencia en la votación desde 1983″ y expresó su satisfacción porque “está yendo a votar mucha más gente que en las PASO, estamos teniendo récord de votantes en el exterior”.
No dejó de pasar algún mensaje a sus votantes, “tenemos que valorar la sociedad en libertad en la que convivimos”, se mostró seguro de que “Argentina tiene un gran futuro”. Y, quizás, lo más importante fue que pidió que “no se tomen en cuenta las bocas de urna, cosas que no tienen ningún rigor científico, hay que esperar hasta después de las nueve de la noche".
En línea con lo que muy temprano dijo el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en la conferencia de prensa que se realizó en el Tortoni, aseguró que “si el resultado es parejo, habrá que esperar mucho más”.
Tranquilo, el Presidente se fue con Awada, que también tenía que votar. Recorrió esas cuadras saludando desde el auto a la gran cantidad de personas que se acercaban a saludarlo, a felicitarlo por la campaña, a pedirle que no afloje. Se golpeó varias veces el corazón en señal de devolución de afecto, esperó que su esposa votara, y volvieron al helicóptero para dirigirse a Los Abrojos.
Allí almorzó con todos sus hijos, intentó descansar un poco en una siesta, y se dirigió a Olivos. Desde allí iba a esperar el resultado de las 4.000 mesas testigos de todo el país, 600 de la provincia de Buenos Aires, que se procesan en el bunker de Costa Salguero.
Macri pronostica un desenlace complejo y difícil, que puede durar varios días, así que -mientras tanto- de lo que se trata es de llegar al escrutinio en la más estricta calma, a pesar de todo lo que se juega.
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