Hay poco margen para novedades en el horizonte catamarqueño: las PASO mostraron que el intendente capitalino Raúl Jalil -candidato del Frente de Todos bendecido por la gobernadora saliente Lucía Corpacci- tiene un apoyo sólido en la ciudadanía. La diferencia de 30 puntos respecto de su contendiente por Juntos por el Cambio, Roberto Gómez, parece más difícil de revertir que los 16,5 puntos que separan a la fórmula presidencial opositora Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner de la oficialista Mauricio Macri-Miguel Ángel Pichetto. Las otras dos alternativas que pasaron el umbral de las primarias (encabezadas por el tinogasteño Hugo Ávila por Consenso Federal y el radical José Alberto Furque por el GEM) quedaron muy lejos de cualquier posibilidad seria de competir por el cargo, e incluso es difícil que sus listas obtengan representación en el poder legislativo.
En la Cámara de Diputados, donde se renuevan 21 de las 40 bancas, el oficialismo provincial tiene posibilidades de aumentar sus cargos. El gran perdedor será el espacio del peronismo no oficialista (el bloque Renovación Plural Peronista), cuyo líder y presidente del cuerpo es el diputado saliente Fernando Jalil, hermano del candidato a gobernador. De todas maneras, se espera que una vez asumidos los nuevos miembros se produzcan realineamientos. Generalmente el oficialismo y el Frente Cívico y Social (FCyS) quedan en una situación de virtual empate, al tiempo que emerge un tercer sector de peronismo opositor a la gobernación, con menos bancas pero gran poder de negociación. Por su parte, la Cámara de Senadores renueva ocho de sus 16 bancas. Siete de ellas pertenecen al oficialismo provincial, mientras una la detenta el FCyS. Si se mantiene la misma proporción, quedaría intacta la mayoría de 13 bancas del justicialismo.
La campaña para las PASO tardó en arrancar, tanto por falta de recursos como por incertidumbre acerca de la fecha de la elección (se pensó que los comicios se celebrarían en marzo) y de la aplicación de las PASO (se especuló con suspenderlas). No mucho cambió luego de los resultados del 11 de agosto: los incentivos de la oposición para movilizarse y “dar vuelta la elección” fueron aún menores, mientras el peronismo se hacía la idea de que la elección de octubre ya estaba resuelta tanto a nivel provincial como nacional. Si bien en el último mes el presidente Macri retomó la iniciativa de campaña y decidió realizar mayores esfuerzos por llegar a lugares del interior que habían quedado relegados, Catamarca quedó fuera de la gira proselitista. Solo recibió las visitas del senador nacional y candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto, del ministro del Interior Rogelio Frigerio y de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que no participaron de actos multitudinarios sino de reuniones y actos protocolares. Alberto Fernández ya había visitado la provincia en julio, para la Fiesta del Poncho, y poco después de las PASO se reunió con Corpacci para expresar su apoyo a la fórmula de sucesión, agradeciendo el arrastre de votos desde el plano provincial al nacional.
Un elemento a destacar del último tramo previo a la elección es el posicionamiento de Raúl Jalil sobre el proceso electoral y el futuro en la gestión. Un rasgo conocido del candidato es que “no se pelea con nadie”. En una provincia en la que la ciudadanía valora especialmente la relación entre el gobierno provincial y nacional, la incógnita previa a las PASO sobre cuán probable era para Macri y Fernández ganar sirvió para potenciar la figura de Jalil, que parecía capaz de adaptarse a cualquier circunstancia. Cabe recordar que Jalil se había acercado al macrismo y al massismo para pelear por la gobernación cuando no parecía posible obtener la bendición de la gobernadora. Teniendo en cuenta este perfil, resulta algo llamativo que Jalil, en una entrevista publicada en diferentes medios nacionales, sostenga que la elección provincial se unificó con la nacional “para aportar a un gobierno que mire distinto al Norte”. Remarcó que la región se perjudicó durante la gestión de Macri, que la deuda externa no se refleja en obras públicas y que confía en Alberto Fernández. Anunció además que, imitando a Corpacci, si fuera reelecto solo permanecería en el poder ocho años. También se refirió a la necesidad de reformar la política para reducir el gasto y los mandatos de los legisladores, además de limitar la reelección.
Estos son los primeros esbozos de un -potencial- gobernador que se muestra enfocado en la generación de ingresos (minería y turismo principalmente), en la buena administración y en la defensa de los intereses provinciales en términos de la distribución de recursos fiscales. Pero tanto su perfil como el apoyo genuino que obtenga a nivel de la ciudadanía y de los actores políticos solo se hará visible una vez que se confirme el apoyo en las urnas y se efectivice el pase de mando en diciembre.
La autora es investigadora del OEAR de CIPPEC