Gerardo Morales, Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés reconocieron en privado que subestimaron las elecciones primarias. Y que la performance de Mauricio Macri podría haber sido mucho mejor con un despliegue territorial mucho mayor y una fiscalización más aceitada.
“Ahora, van a cuidar mucho mejor el voto”, reconoce uno de los más encumbrados dirigentes del PRO, que esta tarde estará en Córdoba para el cierre de la campaña del Presidente, sobre las tres provincias aliadas.
El gobernador de Corrientes lo reconoció en el encuentro de Juntos por el Cambio de mediados de septiembre, en el búnker de la calle Balcarce, a cuatro cuadras de la Casa Rosada, antes de que Marcos Peña oficializara el nuevo estilo de campaña que culminará este jueves con el 32° acto de Macri, en la capital cordobesa. Valdés pidió hacer una autocrítica por la falta de trabajo territorial. Un reproche que atravesó a la coalición de gobierno de punta a punta: “Hubo una autocrítica de todos, hubo errores de los dos lados”, aseguran.
Es que Morales y Cornejo -en Corrientes no hubo elecciones locales ejecutivas este año- habían definido en el verano el desdoblamiento de sus calendarios electorales, a diferencia de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, que decidieron junto a la mesa chica del PRO adosarse a la suerte del Presidente.
En Mendoza, Jujuy y Corrientes, la fiscalización en las primarias estuvo diseñada ciento por ciento por el radicalismo. “Vimos lo que fueron las PASO y vemos lo que está pasando ahora. Están mucho más activados”, explicaron desde el entorno de Guillermo Dietrich, el ministro de Transporte que desde hace semanas está abocado casi con exclusividad a reclutar, preparar y monitorear fiscales. En el Gobierno siguen convencidos de que pueden descontarle algunos puntos a Alberto Fernández con una fiscalización más férrea.
Más aún en los distritos aliados a la Casa Rosada: en los tres, Macri perdió las elecciones primarias frente al candidato del Frente de Todos.
En Mendoza, Macri sacó 1,69% más votos que en las PASO del 2015. Pero volvió a perder, por solo 35 mil votos. Hace cuatro años, había ganado. En Corrientes, sacó 4% más de votos. Pero quedó segundo -con poco más de 100 mil votos abajo-, al igual que hace cuatro años. En Jujuy sacó 7% más de votos, pero también perdió, como en el 2015. Esta vez, fueron 70 mil votos menos que el Frente de Todos.
El de Mendoza es uno de los casos que más entusiasma al oficialismo por el aumento en la participación de electores entre las PASO provinciales y las generales, que terminaron con la coronación de Rodolfo Suárez, el delfín de Cornejo.
Como en las primarias, la fiscalización de las tres provincias aliadas seguirá en manos de la UCR, pero con mayor coordinación con la estructura nacional que comanda Dietrich. “Ahora hay más fiscales, están mejor preparados y hay mejor soporte de equipos de trabajo para asistirlos”, resaltaron cerca del ministro.
En el caso de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires, las realidades son distintas.
En territorio porteño, Rodríguez Larreta ajustó la maquinaria del Estado para ampliar la participación electoral, en especial en la zona norte. La popularidad del jefe de Estado no se desplomó después de las PASO. Incluso hubo una radicalización del votante duro del PRO que el jefe de Gobierno espera capitalizar este domingo. Rodríguez Larreta está obsesionado con ganar en primera vuelta. Para eso, necesita la figura de Macri consolidada.
El aumento en los votos del Presidente en la Ciudad es uno de los datos que ilusiona a los integrantes del entorno presidencial, entusiasmados por forzar un balotaje.
En la provincia de Buenos Aires, el terreno más hostil para la fiscalización, la performance de Macri y de Vidal es una incógnita de cara al domingo por el impulso de los intendentes del PRO del Gran Buenos Aires al corte de boleta. Hay funcionarios nacionales que se preguntan cómo va a hacer el Presidente para sumar votos en ese distrito si el delivery de boletas en el conurbano los jefes comunales las reparten sin el tramo que lleva al mandatario. Desde Casa Rosada apuntan a un aumento en la cantidad de electores. Es en lo que machaca el Presidente en las caravanas bajo el lema “Sí se puede”.
El otro dato inquietante es cuál será el resultado en provincias como Salta, gobernada por Juan Manuel Urtubey, candidato a vicepresidente de Roberto Lavagna, o Córdoba, de Juan Schiaretti, que mantiene desde hace meses un fino equilibrio entre Macri y el PJ que sostiene la candidatura de Fernández.
Macri cierra este jueves su campaña en esa provincia, en un acto en la Plaza Vélez Sarsfield, en el centro neurálgico de la capital, frente a miles de fanáticos y militantes. El oficialismo busca dos o tres puntos más en ese distrito.
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