Mauricio Macri y Donald Trump construyeron una agenda geopolítica que se basó en la defensa del libre comercio y en la presión constante sobre Nicolás Maduro para forzar su renuncia e iniciar una transición democrática en Venezuela.
Mientras tanto, Macri con Theresa May y después con Boris Johnson -actual premier británico- diseñó una relación bilateral que colocó en un paraguas diplomático a la cuestión Malvinas -sin renunciar al reclamo de soberanía- para avanzar en múltiples acuerdos comerciales, económicos, científicos y culturales.
En Washington y Londres temen que la victoria electoral de Alberto Fernández enfríe esta relación privilegiada con Buenos Aires y que todo retroceda a los tiempos de Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada y Héctor Timerman en la Cancillería.
El candidato presidencial del Frente de Todos anticipó que considera apropiado retirar al país del Grupo Lima, un foro multilateral liderado por Argentina, Brasil y Colombia que propone la salida de Maduro como paso previo a la transición democrática en Venezuela.
En cambio, Fernández se inclina por la propuesta diplomática de Uruguay y México, que imponen en la mesa de negociaciones al líder populista como condición sine qua non para iniciar un proceso institucional que comprende intereses de Estados Unidos, China, Rusia, la Unión Europea, Cuba e Irán.
El embajador de Estados Unidos, Edward Prado, desayunó ayer en el Costa Galana y luego se movió hasta el hotel Sheraton, adonde se desarrolla el Coloquio de IDEA. Prado no tiene formación diplomática -fue juez en Texas-, pero conoce todos los lances de la política exterior y aprovecha todas la oportunidades para explicitar la posición del Departamento de Estado frente a un eventual triunfo de Fernández.
El representante de Trump en la Argentina comentó en los corrillos de IDEA que sería un error que Fernández dispusiera la renuncia del país al Grupo Lima. Prado agregó que una decisión apresurada sobre Venezuela podría teñir toda la relación bilateral con un probable gobierno peronista y que eso implica incluir la negociación de la deuda en una zona muerta entre la Casa Blanca y la Casa Rosada.
Prado ya chatea con Fernández y le pidió a Jorge Argüello -ex embajador en Estados Unidos y asesor del candidato peronista- que coordine una reunión informal con CFK. Sin embargo, y al margen de estos gestos de aproximación, en la embajada americana comentan que nada avanzará entre Washington y Buenos Aires hasta que Fernández ratifique la permanencia de la Argentina en el Grupo Lima y su estrategia diplomática de remover a Maduro del poder como paso previo a una solución institucional de la crisis de Venezuela.
Los temores de Prado respecto de la agenda internacional de Fernández -revelados con cautela y simpleza- tuvieron su correlato en Mark Kent, embajador de Gran Bretaña en la Argentina. Kent tiene formación diplomática y un manejo de las relaciones bilaterales que exceden el by the book que se enseña en el Foreign Office.
Kent recorrió el Coloquio de IDEA antes de la cena de apertura y su habitual sonrisa perdió cierto brillo cuando los empresarios alertaron sobre la posibilidad de un cambio de paradigma diplomático en las relaciones con Londres. El entrenado representante inglés acercó muchísimo a las administraciones de May-Johnson con Macri y también teme -como Prado- que la llegada de Fernández a Balcarce 50 congele este inédito ciclo histórico en las relaciones de ambos países.
El candidato presidencial del Frente de Todos adelantó en el primer debate presidencial que revisaría los términos de los acuerdos firmados entre Argentina y Gran Bretaña, y eso abrió un interrogante en el Foreign Office. En los últimos cuatro años hubo muchísimos avances en la relación bilateral y la admonición de Fernández en Santa Fe encendió ciertas alarmas en Londres.
Prado y Kent pasaron por el Coloquio de IDEA, y ejecutaron su faena diplomática. Ahora esperan que mueva Fernández, si derrota a Macri. Y rezan que Cristina -de verdad- no influya en las decisiones presidenciales: ya saben que en su tiempo todo estaba frío en el triángulo Buenos Aires-DC-Londres.
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