La estética pop se impuso por sobre la estética peronista en el acto del Día de la Lealtad donde volvieron a hablar, juntos, Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Hasta fue nueva la versión instrumental de la Marcha Peronista que se grabó para ser estrenada en Santa Rosa. Sonó justo después del ingreso de todos los invitados y anfitriones y antes de que subiera al escenario la fórmula presidencial del Frente de Todos. Mientras se oía la música en lugar de la histórica de Hugo del Carril, se proyectaba un collage de viejos recortes periodísticos, revistas viejas, imágenes de Perón, Evita y otros íconos del justicialismo colorizados de la misma forma que la campaña nacional. Hasta se intercalaron corazones blancos, rojos y celestes como si fuera un video adolescente en una red social. También se proyectaron imágenes del pasado y del presente peronista que fueron de Néstor Kirchner, a Diego Maradona, Rosas y San Martín, de Alberto Fernández con una camiseta de Argentina a personajes de Paka Paka, el canal de TV que creó el kirchnerismo. No hubo sin embargo imágenes de Cristina en ese fragmento, siempre menos afecta a la simbología partidaria que la llevó del Frente para la Victoria a su Unidad Ciudadana. De hecho fue a instancias de Alberto Fernández y en la búsqueda de la unidad que visitó este año la sede del PJ de la que estuvo ausente por años.
El de esta tarde en La Pampa fue el tercer encuentro de los Fernández en la campaña. También fue novedosa su actitud física: cuando a las 18.55 los anunció la locutora, CFK y Fernández caminaron por la ruta que bordea la laguna y subieron una rampa pero esta vez ella iba un paso detrás y el candidato a presidente un paso adelante.
Antes que ellos, el primero en subir fue el gobernador electo Sergio Ziliotto. Cuando termine su mandato, lo destacó el gobernador Carlos Verna, habrá completado 40 años de gestión ininterrumpida de justicialismo desde 1983. Lo siguió Axel Kicillof, candidato a gobernador de Buenos Aires que recibió ovación mientras saludaba con su mano en alto. Después Rosana Bertone, de Tierra del Fuego; Juan Manzur, de Tucumán; Gustavo Bordet, de Entre Ríos; la diputada nacional Cristina Alvarez Rodríguez; la senadora y ex candidata a gobernadora de Mendoza Anabel Fernández Sagasti y por el team femenino la diputada provincial electa de La Pampa Luchi Alonso y la candidata a diputad nacional Carmina Besga. Tal vez también haya sido el primer acto con más presencia de mujeres, un imperativo tras la proyección de imágenes en las que se destacaron figuras históricas que pelearon por el voto de la mujer.
El equipo de gobernadores lo completaron el sanjuanino Sergio Uñac; el formoseño Gildo Insfrán; el puntano Alberto Rodríguez Saá (también ovacionado); el riojano Sergio Casas; el chubutense Mariano Arcioni y el vicegobernador de Santa Cruz, Pablo González.
La mayoría de los hombres fueron sin corbata aunque de camisa, incluso Kicillof que fue de elegante saco. De traje hubo un gobernador no peronista, el santiagueño Gerardo Zamora, y el renovador de Misiones, Hugo Passalacqua, que finalmente participó de un acto con sus pares y Alberto Fernández. Hasta ahora el misionero había mantenido reuniones y apoyado a la formula de Todos pero desde un lugar más sutil, sin presencia física en los actos.
Subieron también el presidente del PJ, José Luis Gioja, y el vicepresidente del partido, Daniel Scioli, reivindicado el domingo último en el balotaje por Alberto Fernández que lo sentó en primera fila y lo señaló como el que había dicho “la verdad” cuatro años atrás para incomodar a Mauricio Macri. Además del gesto de la militancia que le cantó “Scioli, Scioli” hasta Cristina Kirchner cuando tomó la palabra lo saludó. “Hola Daniel”, se la oyó cariñosa después de aquellos años en que siendo presidenta hasta lo había retado en público.
El cuadro lo completaron Felipe Solá, también muy aplaudido y muy cercano a Fernández; el candidato a diputado nacional, Hernán Pérez Araujo y el jefe del bloque de senadores justicialistas Carlos Caserio quien opera en el Senado y en Córdoba a favor de Alberto Fernández. La presencia de Caserio en un lugar destacado no es un dato menor, no solo por el guiño hacia su provincia, donde también Fernández tiene en Natalia de la Sota una aliada, sino para todo el peronismo y el cristinismo que en la Cámara alta tiene un bloque propio con Marcelo Fuentes como presidente.
Hubo, como en otros actos, más banderas celestes y blancas que cartelería política. La UOCRA, UTA, el gremio APOPS, y UPCN, se identificaron con sus banderas hasta que se pidió que las bajaran. Sólo flameba una, de La Cámpora, tomada cada tanto por la transmisión oficial que se organizó desde el Instituto Patria en coordinación con el albertismo y seguramente con apoyo local de la gobernación y del intendente camporista recientemente electo, Luciano di Napoli.
El discurso más largo fue el de Verna, el anfitrión, voz autorizada para saldar viejas cuentas en la interna peronista. En una especie de mea culpa el pampeano reconoció las responsabilidades de los dirigentes en las derrotas y el avance de otra fuerza política. “Hay que pelear menos, hay que trabajar juntos”, arengó a la militancia mientras le cataban aquel viejo lema de “el pueblo unido jamás será vencido”. Entonces el pampeano hizo un racconto de cómo se unieron en la provincia (donde acuerdo mediante con La Cámpora dieron vuelta la elección dos años atrás) y pidió disculpas por su enojo con algunos colegas de otras provincias. “Una vez, a la salida del CFI, dije que había muchos compañeros cerca del calor oficial, dije que había gobernadores más cerca de Macri que de Perón... y en algún caso no me equivoqué”, se rió y giró sobre sí mismo para mirar a los Fernández. También recordó cuando un sector del peronismo decía que “el límite es Massa” y del otro “el límite es Cristina”. “Yo les decía (se dio vuelta nuevamente y miró a la ex presidenta) que el límite no es Cristina, el límite es Macri y eso que he tenido flor de quilombos con Cristina”. Ahí fue cuando la elogió porque su anuncio del 18 de mayo con la definición de la fórmula Fernández-Fernández “resolvió el crucigrama”.
En su extenso discurso, Verna pidió unidad a la militancia para repetir el 27 de octubre el resultado de las PASO de agosto. Y dejó un mensaje para las acalladas diferencias internas: “Hay que estar unidos en la acción de gobierno y si hay que tragarse sapos, hay que tragarse sapos porque los dirigentes siempre caemos parados y tenemos algún cargo, pero el problema es la gente, los millones de argentinos que pasan hambre”.
CFK y un aviso para revisar la gestión de Macri
Después fue el turno de Cristina que como siempre tomó el micrófono, caminó, saludó e hizo su propio show. A pedido de Verna dejó en claro que se han reconciliado. Primero mostró el poncho blanco que la cubría hasta debajo de las rodillas, un regalo del gobernador. Y aclaró que “nunca me mandó ni él ni nadie a lavar los platos”. Subrayó con su característico tono cada palabra.
CFK sobrevoló el peronismo. Dijo que es “el eje” pero no “el único” partido del Frente de Todos y apuntó al neoliberalismo. Su discurso dejó dos señales. Una, ya dicha por ella el lunes en El Calafate, que “vamos a tener que saber en qué se fue la plata de la deuda” y la otra que “viene una tarea dura” por lo que pidió “serenidad y amor en la reconstrucción”.
A las 19.34 y mientras en el oeste el agua de la laguna tomaba el color amarillo del sol, le cedió el micrófono a Alberto Fernández que casi todo el tiempo levantó el índice derecho o izquierdo mientras hablaba. Ya lo había predicho Verna en alusión a la crítica de Macri en el debate: “Va a seguir levantando el dedo”.
También él, a modo de autocrítica recordó que hacía años no había un solo acto peronista aunque se fue del Gobierno de Cristina y luego pasó al Frente Renovador y luego fue jefe de campaña de Florencio Randazzo. Obvió mención alguna al peronismo que no se unió y que hoy no estuvo en Santa Rosa o porque se fueron con Miguel Pichetto o con Roberto Lavagna.
Lo que sí mencionó varias veces fue el debate del domingo pasado que se repetirá el próximo domingo pero en la Ciudad de Buenos Aires y reiteró que “Macri sigue mintiendo”. Como lo viene haciendo Kicillof en el principal distrito y como lo hizo Verna, hizo la salvedad de que aún no se ganó la elección. “Estamos muy cerca pero no hemos llegado, les pido un esfuerzo más, demostremos con toda la fuerza del pueblo argentino lo que deseamos”, pidió. También hizo referencia a lo que costará “poner a la Argentina de pie” pero buscó dar señales de que sabe cómo resolver los problemas.
A todos se los vio relajados. Arriba, debajo y detrás del escenario. Apenas pisó el aeropuerto de Santa Rosa Alberto Fernández fue al hotel en el que se alojó Cristina Fernández, su compañera de fórmula que había llegado la noche anterior. Conversaron durante un rato y con un poco de demora, cerca de las 18, se subieron juntos a una combi blanca, acompañados por Santiago Cafiero, el intendente electo Luciano Di Napoli y varios colaboradores y atravesaron la capital pampeana hasta el parque junto a la laguna.
La reaparición de un ex pichettista
Con la excusa del Santa Rosa y el Día de la Lealtad fueron muchos los que aprovecharon el viaje para mantener viva la 'rosca’ política.
Al mediodía hubo un encuentro en el hotel con casino de la avenida de Circunvalación entre José Luis Gioja y varios de los integrantes de la mesa partidaria, desde Cristina Alvarez Rodríguez a Ginés González García. Tambien Scioli, Insfrán, Bordet, Bertone y el ex gobernador de La Pampa Rubén Marín. Entre ellos volvió a aparecer el senador Carlos ‘Camau’ Espínola que se había mostrado muy cerca de Miguel Angel Pichetto pero sin animarse a dejar del todo el bloque que lidera Carlos Caserio. El lunes pasado estuvo en el acto de intendentes en Rosario, aunque menos expuesto. En cambio ste jueves en La Pampa, adonde llegó en el auto de un colaborador, posó relajado en el centro de las fotos y luego tomó un café aparte con Juan Manzur, gobernador de Tucumán que se ha convertido en uno de los armadores silenciosos (y a veces no tanto) de Alberto Fernández.
Ausentes con aviso
Hasta Santa Rosa viajaron algunos de los intendentes más cercanos a Alberto Fernández, el círculo chico que suele acompañarlo como Juan Zabaleta de Hurlingham; Mariano Cascallares de Almirante Brown; Gustavo Menéndez de Merlo; Leonardo Nardini de Malvinas Argentinas y Juan Pablo de Jesús del municipio de la Costa. Otros estuvieron ausentes según se dijo, ocupados en la gestión, entre ellos Verónica Magario de La Matanza y Fernando Gray de Esteban Echeverría, dos de los municipios con inundaciones. Incluso Magario, junto al candidato a intendente Fernando Espinoza, cancelaron desde el sábado todas sus actividades de campaña y faltaron al encuentro con intendentes que lideró en Rosario Alberto Fernández el día siguiente al debate presidencial.
Tampoco viajó Sergio Massa que según le indicó a Infobae prefirió quedarse a acompañar a Malena Galmarini que tenía un chequeo médico tras su operación. Faltaron también algunos gobernadores del norte que se verán el próximo 23 en un acto similar para el NOA y NEA en Resistencia.
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