En tres minutos y durante cuatro bloques temáticos Roberto Lavagna intentará explicar su proyecto de país en el debate presidencial de esta noche. Tratará de ser concreto e incisivo. Su estilo más pausado y cansino parece, a priori, un obstáculo. Pero no lo siente así. Lo acepta sin inconvenientes. Es su forma de ser. No quiere construir un personaje para el debate. No quiere impostar. Por eso no apeló al coaching. Solo repasó los temas como quien estudia para el final en una facultad.
El debate que se llevará a cabo en Santa Fe tendrá cuatro focos sobre los que los candidatos deberán sentar su posición: Relaciones Internacionales, Economía y Finanzas, Educación y Salud, Derechos Humanos y Diversidad de Género. Durará cerca de dos horas y será la oportunidad para que los seis dirigentes que aspiran a gobernar el país expresen en pocos minutos cuál es el rumbo que quieren seguir.
En el equipo del ex ministro de Economía consideran que su solvencia argumental y su solidez técnica le permitirán fortalecerse en el bloque económico, donde alternará propuestas con una referencia a su participación en la salida de la crisis del 2001-2002. Su trabajo para lograr el canje de la deuda y la salida del default casi dos décadas atrás se convirtió en uno de sus principales valores en el presente y lo va dejar materializado en el contrapunto con sus pares.
En Consenso Federal resaltan con frecuencia la capacidad comprobada que tiene Lavagna para conducir un proceso de crisis. El propio ministro suele decir que tiene algunas similitudes con el que actualmente vive la Argentina. “Está sereno. Es su forma de ser y será la imagen que transmita. Su solvencia es la que lo acompañó para enfrentar temas delicados como esa crisis”, explicaron en el búnker de campaña del economista.
El segundo bloque donde se siente más fuerte es el de las relaciones internacionales. Su experiencia como embajador ante organismos internacionales y ante la Unión Europea lo llevaron a interesarse y profundizar sus conocimientos en esa rama de la política. Cada día sigue de cerca lo que sucede en los principales países del mundo. La situación económica, financiera, política y social.
Lavagna no tiene una estrategia particular ni llevó adelante una preparación específica para afrontar el debate. Repasó cada bloque durante la semana, escuchó las intervenciones específicas que tuvieron sus principales colaboradores y siguió con su recorrida de campaña. En el lavagnismo aseguran que son los únicos que presentaron propuestas concretas a lo largo del proceso electoral y que la intervención del ex ministro en el debate será un reflejo de los caminos a seguir que ya marcó.
El economista tendrá un plan B para moverse con inmediatez en el caso de que el debate tome un rumbo inesperado. Si hacen referencia a él, responderá; si lo cuestionan, ejercerá su defensa. Si nada de eso pasa, seguirá el rumbo planteado de antemano y se aferrará a los contenidos que estudió durante la última semana. Evitará las chicanas. Se siente más cómodo en ese rol. La confrontación es un camino que no le gusta transitar demasiado.
En Consenso Federal piensan que el debate es fundamental para que la sociedad se lleve más información del candidato y creen que puede servirles como una pantalla para exponer las ideas del economista. Una publicidad de sus propuestas y confrontada con la de los otros aspirantes a la presidencia.
El equipo de trabajo que lo ayudó a preparar el debate es similar al que viajó a Santa Fe para asesorarlo en cada corte del evento. Está compuesto por su compañero de fórmula Juan Manuel Urtubey; el candidato a gobernador de Consenso Federal, Eduardo “Bali” Bucca; el candidato a jefe de gobierno porteño, Matías Tombolini; el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz; los candidatos a diputados Marco Lavagna y Alejandro “Topo” Rodríguez; el coordinador de los equipos técnicos que tiene la fuerza política, Leonardo Madcur; el vocero del ex ministro, Brian Giménez y el jefe de campaña, Armando Torres.
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