A pesar de los denodados esfuerzos de Sergio Massa y otros dirigentes del Frente de Todos por atenuar el impacto de la geopolítica que se aproxima, en Estados Unidos crece una fuerte preocupación ante un eventual gobierno de Alberto Fernandez, y gira en torno a un eje central: la posibilidad concreta de que la Argentina se aleje del Grupo de Lima y abandone así el camino hacia una solución de la crisis de Venezuela como la que intentó moldear hasta ahora la administración del presidente Mauricio Macri.
En concreto, el grupo que la Argentina integra con otros 12 países intentó cercar al régimen de Nicolás Maduro en los últimos años y contó con el aval de Estados Unidos vía para llegar a una solución al conflicto regional. A lo largo de su gobierno, Macri ocupó un rol de liderazgo en el grupo.
La dinámica del doble discurso que estableció el Frente de Todos ante la crisis de Venezuela preocupa a los Estados Unidos y se contrapone tajantemente con la fuerte embestida de Macri hacia Caracas. De hecho, ayer la Cancillería reconoció a la embajadora de Juan Guaidó, Elisa Trotta en la Argentina y de esta forma ilustró que no avalará a la sede diplomática de Maduro en Buenos Aires.
En el Frente de Todos no hay ni por asomo una postura tan dura contra Venezuela. Distintas declaraciones de Alberto Fernández generaron un gigante nubarrón de dudas e incertidumbre en Washington al respecto de este tema.
Entre ellas se encuentran aquella expresión donde negó la existencia de una dictadura en Venezuela y aquella en su reciente visita a Uruguay, donde planteó abiertamente que “la Argentina junto con México y Uruguay debe ser parte de los países que quieren ayudar a los venezolanos a encontrar una salida” y añadió así que “el Grupo Lima es contradictorio con esto”.
Como contrapartida a las expresiones del candidato presidencial, Sergio Massa dijo en su visita a Estados Unidos de la semana pasada al Wilson Center que “negar lo que ocurre hoy en Venezuela es ser complices” y remarcó sin vueltas: “lo que debe quedar claro es que en Venezuela hay una dictadura”.
Ante esta ambiguedad en el Frente de Todos, desde el gobierno de Donald Trump se preguntan: ¿Quién gobernará la Argentina que viene, Alberto Fernández o Cristina Kirchner? ¿Habrá un regreso al esquema bolivariano de antaño? ¿La salida del Grupo Lima será un alineamiento automático con Maduro?
Ayer, Massa buscó poner paños fríos al tema. “Hay que entender que Alberto Fernández no dudará un minuto en buscar una solución al problema de Venezuela y en dar con una salida democrática”, expresó a Infobae el candidato a diputado nacional del Frente de Todos.
¿Será suficiente la señal de Massa para apaciguar semejante nivel de incertiudumbre en Estados Unidos?
Tanto las señales que emitió ultimamente el embajador norteamericano Edward Prado como los mensajes que llegan desde Washington revelan un tono de marcado pesimismo sobre un eventual giro copernicano que podría dar la Argentina de Alberto Fernández en función del caso Venezuela. Lo verían como un verdadero retroceso con respecto a todo lo que se desde el Grupo Lima con Macri. Sin dudas creen que eso podría tener automática relación con una traba del FMI a la hora de reestructurar la deuda argentina.
“Confiamos en que no se vuelvan a cometer errores del pasado”, dijo el embajador Prado con tono de advertencia el lunes pasado en la cena anual del Centro de Estudios Americanos que preside Luis Savino. Se refería concretamente a la posibilidad de que Argentina vuelva a alinearse al club de países bolivarianos. De hecho, la amenaza latente de Alberto Fernández de alejarse del Grupo de Lima fue el tema central de debate en aquella cena del Hotel Alvear en la que habló Prado.
Savino remarcó ante Infobae que “para Estados Unidos es un tema de realpolitik solucionar el caso Venezuela y no abandonar el Grupo de Lima”. El titular del Centro de Estudios Americanos cree que “en función de la debilidad económica que tiene la Argentina y la necesidad de recibir créditos de afuera, no sería conveniente dar una mala señal ante la solución del caso de Venezuela”.
Puertas adentro del Frente de Todos aseguran que el Grupo de Lima “no fue eficiente” hasta ahora en la resolución del conflicto en Caracas. De allí que Alberto Fernández buscará otros canales alternativos vía México y Uruguay, incluso con la presión de estos socios adentro del grupo. Nada está descartado aun.
“Hubo un pequeño cortocicuito en el mensaje que ya fue superado”, explicó a Infobae un dirigente cercano a Alberto Fernández al hablar de las contradicciones internas con Massa y otros dirigentes que no creen conveniente abandonar la instancia regional.
Sin embargo, en Washington persisten las dudas. Siguen viendo como el tema prioritario de la geopolítica regional la solución sobre Venezuela que lleve a la mesa Alberto Fernández. No sólo esto: Washington carece aún de un interlocutor válido del Frente de Todos para generar un canal de diálogo previsible con Estados Unidos.
Según pudo saber Infobae, Alberto Fernandez mantuvo un contacto protocolar y breve con el embajador Prado. Pero no pasó más allá de eso. “Fue un encuentro cordial y con muy buena sintonía”, dijo uno de los presentes en esa reunión. Aunque eso no fue ni por lejos una solución al problema de la falta de interlocutores. Jorge Arguello o Rafael Bielsa, al igual que Massa, tienen diálogo con la embajada norteamericana en Buenos Aires. Pero nadie sabe aún qué rol jugarán estos en el armado de la política exterior que se viene. En Washington desconocen casi por completo el perfil de Felipe Solá, quien sonó como eventual canciller. También preocupa a Estados Unidos el acercamiento de algunos de estos referentes de Alberto Fernández con Rusia y China.
A la vez, hay otro tema que preocupa en Estados Unidos respecto a los pasos que vienen con la Argentina en materia de relaciones bilaterales. Se trata de la preocupación por un eventual cruce verbal o vía Twitter con Donald Trump. Nadie quiere repetir el exabrupto que tuvo Jair Bolsonaro con Alberto Fernández, quien llamó “racista y misógeno” al presidente de Brasil. También Bolsonaro le respondió duro al candidato del Frente de Todos al sostener que “cada vez se parece más a Venezuela”.
Para la diplomacia norteamericana eso sería un nuevo problema en puerta que a futuro les costaría remontar. Nadie quiere ese dolor de cabeza. Mucho menos antes de empezar un nuevo gobierno. Pero el temor persiste. Y la incertidumbre se mantiene intacta en Washington.
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