La ofensiva política y diplomática de Mauricio Macri contra Nicolás Maduro implica que en los próximos días no quedará un sólo funcionario en la Argentina que represente al régimen populista de Venezuela.
La decisión presidencial se ejecuta en plena campaña y marca otra diferencia de agenda internacional con Alberto Fernández, el candidato del Frente de Todos, que propone una transición democrática con Maduro sentado en una mesa de negociaciones convocada por Argentina, Uruguay y México. Para el Presidente, en cambio, Maduro tiene que entregar el poder cuanto antes y es el paso fundamental para comenzar con la transición en Venezuela.
Macri aguarda la reacción del líder populista venezolano, pero ya decidió que no cerrará la embajada en Caracas y continuará apoyando al presidente interino Juan Guaidó.
“Las visas diplomáticas de los representantes del régimen de Maduro se han vencido, y pedimos que sean devueltas a la Cancillería argentina”, explicó el canciller Jorge Faurie a Infobae.
-¿Y por qué no se las renuevan?
-Porque Argentina no reconoce al dictador Maduro, y por lo tanto se tienen que ir.
-¿Cuándo se tienen que ir?
-Cuanto antes...
La decisión política tomada por Macri y anunciada por Faurie es compleja de ejecutar. El gobierno tiene una lista de cinco representantes diplomáticos de Maduro con las visas vencidas, y dos militares apostados en Buenos Aires y destinados a cumplir funciones para el UNASUR, un foro multilateral que cesó a principios de año.
En los siete casos, el gobierno no sabe si los funcionarios venezolanos están en la Argentina o no. Faurie le pidió al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, a través de la Dirección de Migraciones, que compruebe si esos funcionarios están ilegales en Buenos Aires o ya regresaron a Caracas.
A la falta de conocimiento del paradero de los diplomáticos del régimen de Maduro, se suma una situación administrativa que tendrá un inevitable final político. Elisa Trotta, la embajadora plenipotenciaria de Venezuela, pretende ocupar la embajada en Buenos Aires, que aún está en manos de dos funcionarios que cumplen órdenes directas de Caracas.
Cuando Trotta solicite al gobierno argentino que haga caducar las visas de esos representantes del régimen para ocupar formalmente la embajada venezolana, la relación entre Macri y Maduro volverá a tensarse. El presidente no quiere a ningún diplomático del líder populista, y a su vez se comprometió con Guaidó a apoyar a la embajadora Trotta con toda la maquinaria del estado nacional.
Durante semanas, Macri, Faurie, Marcos Peña y Fulvio Pompeo analizaron el método y los tiempos para ejecutar la nueva ofensiva contra Maduro y su régimen populista. El presidente aguarda la reacción del líder caribeño y contestará de manera simétrica y en tiempo real.
En este sentido, Macri no descarta reducir el nivel de representación diplomática en Caracas, pero mantendrá abierta la residencia diplomática para continuar apoyando la transición democrática -que exige el Grupo Lima- y la gestión política del presidente Guaidó.
Al margen de la reacción de Maduro y la contra réplica de Balcarce 50, la decisión de excluir a todos los representantes del régimen populista en la Argentina tendrá un fuerte impacto en la campaña electoral. Macri y Fernández coinciden en que es necesario abrir una transición democrática que ponga fin a la crisis social y económica en Venezuela.
Pero el presidente excluye a Maduro de la mesa de negociación -como fijó el Grupo Lima-, mientras que el candidato del Frente de Todos sostiene que el líder populista debe participar de las conversaciones, como exigen Uruguay y México en su hoja de ruta hacia elecciones libres y transparentes en Venezuela.
Macri planteará la crisis venezolana durante el debate presidencial que se hará mañana en Santa Fe. Fernández aguarda esa movida, y responderá. Aún falta saber si, para la hora del debate, Maduro ya habrá respondido a la decisión del gobierno de expulsar -de hecho- a los últimos diplomáticos del régimen que aún quedaban en la Argentina.
Seguí leyendo: