Los candidatos a jefe de Gobierno porteño de la oposición coinciden por lo menos en una cosas: el evento de este jueves es un “no debate”. Si bien todos aseguran que son muy importantes desde el punto de vista democrático e institucional, el formato que definió el Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de Buenos Aires no conformó a los equipos del Frente de Todos, de Consenso Federal y del Frente de Izquierda por dos motivos.
En primer lugar por la división de los núcleo temáticos que se discutirán. Según el reglamento, tras la presentación los candidatos expondrán durante un minuto y medio sin interrupciones, y a partir de allí recibirá una pregunta de sus pares. Luego, contarán con un minuto para hacer una conclusión.
Los ejes temáticos serán: Infraestructura y gestión urbana, que incluye el transporte, el ordenamiento territorial y la visión metropolitana; Autonomía, justicia y seguridad, que abarca seguridad institucionalidad y Poder Judicial; Educación, salud, cultura y desarrollo humano, que incorpora políticas sociales, igualdad de género e inclusión; Vivienda, ambiente y desarrollo productivo, que ambiente, hábitat, áreas verdes, vivienda, residuos, actividad económica y empleo.
“Es un debate que le dedica la misma cantidad de tiempo a las baldosas que a la educación, la cultura, la salud y el desarrollo humano, sumados”, sintetizó Matías Tombolini al ser consultado por Infobae. Para el candidato de Consenso Federal esta particular división de los bloque “tiene que ver justamente con cómo observa este gobierno las prioridades”.
En la misma línea, desde el Frente de Izquierda señalaron que los temas con más “implicancias sociales” no tienen la centralidad que deberían. Según Gabriel Solano, “La prioridad deberían tenerla salud y educación. Los temas que son determinantes y dependen exclusivamente del jefe de Gobierno quedaron en un lugar casi secundario”.
Por otro lado, todos los candidatos se quejaron de la falta de una herramienta clave a la hora de debatir: la repregunta. Sin la posibilidad de rebatir las respuestas, es muy fácil que se vayan por las ramas cuando no quieran hablar de un tema. “Nos hubiese gustado a un modelo de debate muchos más abierto y flexible”, explicó Matías Lammens a este medio.
En ese sentido, Tombolini aclaró que quien recibe la pregunta “puede contestar lo que quiere y utilizar el minuto de respuesta para hablar de otro tema”. “Al no haber cruces no hay riesgo”, sintetizó.
Justamente por esa razón es que desde el Frente de Izquierda adelantaron que serán “muy precisos a la hora de preguntar para que tengan que contestar de manera concreta”.
A modo de ejemplo, Solano planteó el siguiente escenario: “Si yo le digo a Larreta que me explique por qué no hizo un colegio, él contesta cualquier cosas y yo no le puedo decir: ‘No, eso es mentira, acá tengo la información’, está armado para que las respuestas evasivas puedan progresar”.
Para definir la modalidad del debate cada fuerza presentó un modelo. Sin embargo, la decisión final estuvo a cargo del Tribunal Superior de Justicia porteño. “Creo que los poderes son independientes, pero los hecho muestran a quién le conviene o a quién no”, deslizó con cierta sutileza el candidato de Consenso Federal.
¿Para qué sirven los debates?
Tanto Solano, como Tombolini y Lammens se mostraron entusiasmados con la posibilidad de debatir. No obstante, no creen que sirva para sumar o restar demasiados votos.
Para el candidato del Frente de Todos, el debate “no define nada” y es simplemente una instancia más que no puede compensar una mala campaña. Aunque desde su equipo garantizan que si se presenta la oportunidad de debatir en algún otro lugar -como un canal de televisión o una universidad- la aprovecharán sin dudar.
Por su parte, en Consenso Federal reconocen que en el pasado Rodríguez Larreta se ha prestado a participar pero critican la actual “falta de voluntad de debatir” del oficialismo que quedó evidenciada -dicen- en el formato del evento. Sin embargo, “celebraron” la oportunidad de contrastar ideas y adelantaron que aprovechará la oportunidad para presentar sus propuestas a la ciudadanía.
“Que no haya público me parece parte de una estrategia defensiva del Poder Ejecutivo que busca bajarle el tono todo lo posible al debate. Buscan evitar cualquier riesgo que pueda correr el jefe de Gobierno”, agregó Tombolini.
El comando de campaña del Frente de Izquierda es algo más cauteloso. Plantean una gran diferencia que gira en torno a la trascendencia mediática: “No es lo mismo que lo vean 2 millones de personas que 100 mil. Si lo ven 100 mil seguramente será un sector politizado que ya tiene decidido el voto”. Hasta el momento, no está claro cuántos canales de cable o de aire retransmitirán la señal.
Además, remarca Solano, hay muchas derivaciones indirectas como artículos en los diarios al otro día y repercusiones en las redes sociales. “Nunca nada es del todo neutro. Nosotros le vamos a dar mucha importancia porque no solemos tener la posibilidad de discutir mano a mano con los otros candidato”, dice.
Entienden que será una oportunidad única para clarificar las posturas de cada uno. “Tanto Larreta como Lammens que tiene que explicar la enorme complicidad que existió en la ciudad durante estos 12 años”, dijo Solano y garantizó que criticará por igual al macrismo y al neokirchnerismo.
El debate porteño será este jueves 10 a las 21. Los moderadores serán Guillermo Andino y Débora Plager; María Areces y Damián Glanz; Marisa Andino y Claudio Rígoli; Erica Fontana y Adrián Puente, y María Laura Santillán y Marcelo Bonelli.
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