No habrá confrontación directa y mucho menos una respuesta formal al Vaticano. Pero en la Casa Rosada cayeron mal los dichos del Papa. “Los que vienen de la barbarie y hoy son los ‘bolitas’, los paraguayos, los ‘paraguas’, los ‘cabecitas negras’, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancias”, dijo Francisco durante un discurso pronunciado en el Vaticano.
Alfredo Abriani es el secretario de Culto, y anoche participó de la cena anual del Centro de Estudios Americanos. Abriani, ante la pregunta de Infobae, fue contundente: “No tenemos nada que decir”, sostuvo el secretario para no agregar tensión política a una relación que tuvo idas y vueltas desde la asunción de Macri en diciembre de 2015.
Mientras tanto, desde la cúpula de la Iglesia, se trató de aplacar los cuestionamientos silenciosos del gobierno al discurso de Francisco en la apertura de un sínodo convocado para tratar la situación de la ecología a nivel global. "No creo que haya ninguna relación con cuestiones de gobierno. El Papa usó un ejemplo particular en el comienzo del Sínodo. Pensar que hablo para el gobierno es reducir totalmente lo que es un Sínodo. Hay temas mucho más profundos en el mensaje”, afirmó el vocero de la Comisión del Episcopado,Máximo Jurcinovic, al ser consultado sobre las opiniones de Francisco.
Hacia adentro del Gobierno se evaluó que cuanto menos las expresiones del Sumo Pontífice resultaron ser “injustas” o “alejadas del tiempo”. Es que en la Casa Rosada entienden que la administración de Macri se ocupó sustancialmente del tema de los inmigrantes, al punto que ayer se repasaron los números y hablaron de “una recepción histórica” de radicaciones de extranjeros en el país.
“Podrán cuestionarnos por la marcha de la economía pero no pueden objetar que este gobierno ha sido abierto y receptivo de los inmigrantes ya sea paraguayos, bolivianos y venezolanos como las comunidades que más llegaron a la Argentina en los últimos años”, expresó a Infobae un secretario de Estado que analizó en el gobierno las expresiones del Papa.
Durante su discurso para dar inicio al Sínodo sobre el Amazonas, el papa Francisco cuestionó debates históricos de la Argentina e indicó que en el pasado “bajo lemas como civilización y barbarie” se aniquiló a los pueblos originarios y se justificaron masacres. “Es el desprecio de los pueblos, y a eso voy, a la experiencia de mi tierra, eso, ‘civilización y barbarie’ que sirvió para aniquilar pueblos, todavía sigue en mi patria, con palabras ofensivas y entonces se habla de civilización de segundo grado”. El Papa criticó, además, el desprecio actual que existe hoy en su país cuando se refieren a los inmigrantes. "Los que vienen de la barbarie y hoy son los ‘bolitas’, los paraguayos, los ‘paraguas’, los ‘cabecitas negras’, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancias”.
Sobre este punto, desde el gobierno recordaron que en los últimos tres años hubo 800.000 radicaciones de extranjeros y la mayoría de estos son bolivianos, paraguayos y desde el 2018 hasta ahora la comunidad venezolana engrosó sustancialmente el número de extranjeros radicados.
En tanto, otros funcionarios del Gobierno vinculados a los ministros del Interior y de Seguridad, Rogelio Frigerio y Patricia Bullrich, recalaron en que “la Argentina siempre ha sido un país abierto a los inmigrantes” aunque admitió que “ello no implica que puedan existir situaciones puntuales de xenofobia como ocurre en gran parte del mundo”.
Desde este punto de vista, en la Casa Rosada remarcaron que el Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI), que depende del ministro de Justicia Germán Garavano, se hizo un trabajo intenso para reducir las denuncias por xenofobia en la Argentina y que el Gobierno mantuvo una fuerte bandera en favor de los inmigrantes.
El caso que más resaltan en el Gobierno sobre el tratamiento a los extranjeros es el de los venezolanos que en los últimos dos años potenciaron el flujo migratorio y se convirtieron en la principal corriente de inmigrantes que llegaron al país. Se estima que en los últimos dos años llegaron a la Argentina unos 250.000 venezolanos que escaparon del régimen de Nicolás Maduro. Y el Gobierno facilitó su radicación a la vez que les aceptó un status de ciudadanos del Mercosur para tener mayores posibilidades de trabajar, pese a que Venezuela fue expulsado hace dos años del Mercosur.
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