El presidente Mauricio Macri sabía desde hace algunos días que los niveles de pobreza le iban a jugar una mala pasada en medio de la campaña electoral. Pero no tenía en claro el detalle fino de los números. Con el anuncio que realizó hoy el INDEC sobre un aumento al 35,4% de la pobreza en la Argentina el Gobierno ensayó una respuesta: la Casa Rosada cree que los datos son “arbitrarios”, considera que el impacto de la devaluación o la inflación pegó fuerte en los sectores medios y confía en que las medidas de alivio tomadas serán suficientes para estabilizar una grave situación social.
Apenas unos minutos después de que se dieron a conocer los números del INDEC, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, destacó desde la formalidad del mensaje que “los resultados no son los que esperábamos ya que nuestro norte es reducir la pobreza y para eso trabajamos todos los días”. Se refería en verdad a una suerte de expresión de deseos y resignación interna que hay en la Casa Rosada ya que hacia adentro sabían que los niveles de pobreza habían aumentado en los últimos meses fruto de las devaluaciones reiteradas y su impacto en la inflación.
El propio ministro de Producción Dante Sica, que acompañó a Stanley en la conferencia de prensa posterior a los anuncios del INDEC, destacó que “los datos no nos dejan conformes ya que no es lo que buscamos”. También admitió que la crisis del 2018 fue la razón de todos los males del aumento de pobreza del 27,3% en el primer semestre del año pasado al 35,4% de este primer semestre.
De todas maneras, en el eje discursivo de Stanley y Sica, que refleja la opinión de buena parte del Gobierno, los números arrojados hoy por el INDEC sobre pobreza son “arbitrarios” ya que sólo miden la situación social en función del ingreso de la gente y no toma en cuenta otras variables multidimiensionales como la realidad de las viviendas, el agua potable o los programas de salud.
Desde esta óptica es que Stanley hizo referencias reiteradas en su mensaje que a “las mejoras estructurales” que hizo el Gobierno para los sectores desprotegidos y que no mide el INDEC. En este sentido, la ministra de Desarrollo Social enumeró las obras de infraestructura para dar agua potable y cloacas o asfalto en las villas; la inversión en educación y en los programas sanitarios para mejorar el acceso a la salud. “Esa mejora en infraestructura en los barrios populares es una mejora de calidad de vida y educativa para la gente”, acotó.
A su vez, en el Gobierno creen que la crisis social que se manifiesta en los 15 millones de argentinos que viven bajo el índice de la pobreza y los 7,7 millones que están en la indigencia están siendo atendidos con “medidas de alivio”. Esto es: el refuerzo presupuestario de la emergencia alimentaria en los comedores escolares, la eliminación del IVA en los productos de la canasta básica y una inyección de fondos para el salario básico. Gran parte de estas medidas se dieron a conocer después de la derrota de Juntos por el Cambio en las PASO. De todas maneras, en el Gobierno creen que serán medidas que ayudarán a frenar un impacto mayor en los sectores de bajos recursos.
¿Serán suficientes estas medidas para paliar una crisis social en aumento? ¿Son reformas que llegan tarde? ¿Habrá mayor nivel de pobreza hacia final de año? Estas preguntas repiquetearon hoy en todo el Gobierno.
“No quiero dar proyecciones del próximo índice. Sólo podemos decir que estamos atendiendo a los sectores vulnerables”, se limitó a decir la ministra de Desarrollo Social. Sica tampoco arriesgó demasiado: “El impacto de la pobreza está en sintonía con la crisis del año pasado y hemos generado una dinámica en el mercado laboral que apuntan a reducir el nivel de pobreza”, dijo.
No obstante, en reserva, ya son varios los funcionarios de la Casa Rosada que, consultados por Infobae, admitieron que las medidas adoptadas recientemente sólo serán “una aspirina para un paciente en terapia intensiva”. También hubo algunos funcionarios del ala política del Gobierno que sostenían con cierto grado de resignación que se tardó demasiado en reforzar la emergencia alimentaria y que ello sólo se dio en un contexto de fuerte presión de los movimientos sociales, la Iglesia y los gremios.
Sica fue el único funcionario que mencionó la palabra “autocrítica” al hacer un balance de la lectura de los números de la pobreza. “Todos los días hacemos autocrítica de lo que hacemos para mejorar”, dijo.
Nadie quiere hablar aún de cómo impactarán estos números de incremento de la pobreza que dio el INDEC en medio de la campaña. Varios opositores recordaron hoy a Macri su eslogan de campaña del 2015 sobre la decisión de lograr la “pobreza cero”. Como contrapartida, hoy el Gobierno tiene el mayor índice de pobreza e indigencia desde que asumió en el 2016.
Por lo pronto, fuentes del equipo de campaña de Macri y de la gobernadora María Eugenia Vidal expresaron a Infobae que los datos de aumento de pobreza no alterarán en nada el ritmo y la estrategia de la campaña electoral. Seguirán adelante con las marchas del “Sí Se Puede”. Atenderán sustancialmente a los sectores de clase media que son los que cayeron en el último año en la pobreza.
De todas maneras, en la Casa Rosada hay cierto temor a un resurgimiento de las manifestaciones callejeras de los movimientos sociales después de los datos alarmantes de pobreza que se dieron a conocer. Esto podría alterar el curso de la campaña y poner en aprietos a la Casa Rosada, admiten por lo bajo.
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