Las negociaciones secretas de Sergio Massa: asado con CFK, reuniones con empresarios, sindicalistas, hombres de Macri y un viaje relámpago a EE.UU

Un engranaje clave en la maquinaria del Frente de Todos, el potencial presidente de la Cámara de Diputados busca tender puentes con los principales actores de la vida pública argentina de cara al posible gobierno de Alberto Fernández

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(Franco Fafasuli)
(Franco Fafasuli)

Dos semanas antes de su anterior viaje a Cuba, Cristina Kirchner fue a la casa de Sergio Massa. Era la segunda vez que lo hacía. La primera había sido en lo que fue el reencuentro de ambos después de años de un enfrentamiento político feroz. Esa charla duró cinco horas.

Esta vez, hubo un detalle: en la mesa se sentó Malena Galmarini, esposa de Massa y una de las que más resistía el acuerdo del Frente Renovador con el kirchnerismo para apoyar la candidatura presidencial de Alberto Fernández.

Fue un asado casi familiar. La ex presidenta fue acompañada por su hijo Máximo Kirchner, y por Eduardo ¨Wado¨de Pedro, diputado y candidato, hombre de su extrema confianza quien hoy es también operador político de Alberto Fernández.

La reunión privada fue confirmada a Infobae por dos fuentes que participaron del encuentro. La presencia de Galmarini es un dato relevante en sí mismo. Durante la campaña del 2013, cuando enfrentaba al kirchnerismo, Massa sufrió un robo en su casa por el que fue condenado Alcides Díaz Gorgonio, efectivo de Prefectura que era señalado como un agente de inteligencia de la fuerza que en ese momento dependía de Sergio Berni. Los Massa siempre denunciaron intencionalidad política con el kirchnerismo detrás.

 Malena Galmarini (Franco Fafasuli)
Malena Galmarini (Franco Fafasuli)

Hace unas semanas Malena Galmarini dijo en público que, luego de hablar con la ex presidente, se “quedó tranquila” de que ella no estuvo detrás de ése ataque al hogar en el que la familia vive al día de hoy.

Lo que no dijo fue que era lo que la convenció. Según pudo reconstruir Infobae, se trató de un trabajo fino que hicieron Máximo Kirchner y Wado de Pedro, en persona. Era clave destrabar el convencimiento que Galmarini tenía de que Cristina Kirchner estaba detrás de ese robo, consecuencia de la decisión política de su esposo de enfrentar al kirchnerismo en 2013.

Además del hecho en sí, el objetivo principal era sumar a Massa al espacio contenido por la fórmula Fernández-Fernández y liderara la lista como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires.

Una vez que Alberto -quien impulsó la cantidatura presidencial del entonces líder del Frente Renovador en 2015 cuando ambos estaban peleados con Kirchner- se reconcilió con la ex presidente, uno de los pasos que siguió fue intentar convencer a los Massa de volver.

Fuentes de primer nivel confirmaron que la reunión que destrabó todo también se hizo en la casa de Massa. No hubo asado, sino café y muchas explicaciones. Máximo Kirchner y Wado de Pedro fueron con papeles, documentos, videos, y durante tres horas le explicaron a Malena Galmarini que Cristina Kirchner no tuvo nada que ver con el tema del robo en su casa en 2013. La convencieron.

 Télam 162
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Sobre el que nunca retiraron las sospechas los Massa, no obstante, fue sobre el entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli. De hecho, en ese momento Malena le dijo en la cara ¨Con vos todo mal, pedazo de forro¨, cuando se lo cruzó en un pasillo de América TV.

Despejadas las desconfianzas iniciales se hizo el acuerdo macro con Alberto Fernández. Massa, por su lado, habló horas y horas con Cristina Kirchner. Solos. “¿Nosotros por qué nos peleamos?”, arrancó en esa conversación la ex presidenta.

No se hablaban desde el 7 de julio de 2009 cuando Massa renunció a la jefatura de Gabinete y se autoimpuso un silencio total y se replegó en Tigre hasta que decidió salir a pelearle al kirchnerismo. Le ganó en 2013 y creó el Frente Renovador como espacio político.

En esa conversación de cinco horas se repasaron todos los conflictos. Ninguno elevó el tono de voz pero sí hubo algunos momentos de tensión. Quedaron en un acuerdo para la campaña y para el caso de que convivan otra vez en el poder: no más intermediarios. “Si hay ruido o algo que no nos cierra hablamos entre nosotros, me llamas o te llamo”, contó después Massa como síntesis de la reunión. Es un pacto de palabra.

El mismo acuerdo tienen Cristina Kirchner y Alberto Fernández. No hay emisarios. La comunicación es directa. Con ambos la ex presidenta estuvo muchos años peleada y ahora pretende cuidar ambas relaciones.

(Télam)
(Télam)

Massa es hoy uno de los encargados de acercar a los sectores con los que Alberto Fernández planea hacer un acuerdo para, al menos, sus primeros 100 días de Gobierno. Por eso tiene habituales reuniones reservadas en su casa y también algunas cenas en un hotel porteño con empresarios de distintos rubros donde expresa la necesidad de generar ámbitos de diálogo para el 11 de diciembre, si ganan como prevén los resultados de las PASO. Quieren consolidar un consejo económico social, que incluya un paquete de leyes que estén previamente acordadas con los distintos sectores, incluida la oposición. ¨Es hora de poner el hombro para salir adelante¨, suele decir a sus interlocutores.

Con el beneplácito de Alberto Fernández, Massa también se reúne con los sindicalistas de todos los sectores, entre ellos Héctor Daer de la CGT, y Hugo Moyano. A los Moyano también les dedicó un asado, tal como informó Infobae la semana pasada. “Sos el único que nos puede sentar a todos en la misma mesa”, dijo Hugo Moyano para romper el hielo frente a sus propios hijos. Estaban Pablo, Facundo (diputado y candidato en el Frente con Todos), Huguito (abogado de camioneros), y el menor de todos Gerónimo, que tiene 20 años.

De llegar a la presidencia de la Cámara de Diputados, el plan de Massa es abrir el Congreso a la sociedad. “Pasar del gris a que sea visible”, afirma. Esto quiere decir convocar a los distintos sectores, hacer acuerdos previos y dar la leyes que necesitará Fernández para gobernar.

Por eso ahora se buscan gestos políticos de consenso. Ya se piensa en el 11 de diciembre.

Ahora hay una tregua por la campaña, pero los contactos con los referentes del macrismo, pensando en futuro, existen. Los Fernández quieren en los acuerdos a las principales figuras de lo que llaman el post-macrismo: Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Pasada la elección se reactivarán las conversaciones informales. Lo mismo con la fuerza que lidera Roberto Lavagna, a quien Alberto Fernández quiere en su gobierno. También tienen la intención de sumar a parte de quienes serán los legisladores del espacio de Lavagna, y que ya venían trabajando con Massa. Con ellos el lazo nunca se rompió. Hay registros en los teléfonos.

El jueves pasado fue el cumpleaños del actual presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Massa fue al festejo y compartió empanadas con el resto de los invitados, en el que había dirigentes de todos los colores. “Cada vez que me veo con Emilio hacen una historia”, ironizó Massa ayer durante una charla informal mientras iba de una localidad a otra en campaña.

Lo cierto es que los contactos formales serán después del 27 y a Monzó lo quieren como como parte del equipo. Es más, hay un grupo de WhatsApp en el que están Massa y Monzó que se llama “quiero retruco”.

Ahora Massa prepara un viaje corto a Estados Unidos. Se va el jueves a Washington. El viernes hablará en el Woodrow Wilson Internacional Center for Scholars, un centro de pensamiento reconocido como uno de los mejores del mundo en temas de política internacional y pública, donde Massa ya ha participado y fue invitado para hablar del clima político y económico en la Argentina.

El lunes 7 de octubre será invitado de honor en Nueva York del Council of the Americas, donde se reunirá con ejecutivos de alto nivel y líderes del sector privado para hablar del futuro de la Argentina.

Massa acordó con Fernández que el mensaje que llevará es ratificar la vocación de Argentina de cumplir con sus deudas en un plazo razonable. Y además explicar que, si son gobierno, Alberto Fernández quiere buscar consensos para salir de la crisis económica que atraviesa la Argentina. Para esos acuerdos hay ya un camino que empezó en forma silenciosa. Faltan 28 días para saber si van a poder intentar concretarlo desde la Casa Rosada, después de cuatro años de estar fuera del poder.

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