Valeria Corbacho es la abogada defensora de Marcos Córdoba, el maquinista que conducía la formación del Ferrocarril Sarmiento el 22 de febrero de 2012 cuando se produjo la Tragedia de Once. Lo defiende desde que comenzó el caso el mismo día del choque en el que murieron 51 personas y más de 700 resultaron heridas. Estuvo junto a él en el juicio oral y público en el que lo condenaron a tres años y seis meses de prisión por el delito de estrago culposo. También lo acompañó a entregarse detenido en octubre del año pasado cuando la Cámara de Casación confirmó la condena pero le redujo tres meses de pena.
La semana pasada Corbacho recibió un llamado de Córdoba desde la cárcel de Marcos Paz, dónde está alojado desde que fue detenido. Al principio se lo alojó en el pabellón 3/7 de la cárcel bajo el programa llamado Intervención para la Reducción de Índices de Corruptibilidad (IRIC) que implementó el Servicio Penitenciario Federal para que ciertos detenidos estuvieran separados de la población general de las cárceles. Bajo ese sistema, que tiene monitoreo de seguridad permanente y celdas individuales, están detenidos –en Marcos Paz o en Ezeiza-, por ejemplo, el ex ministro de Planificación Julio De Vido, su segundo en el ministerio Roberto Baratta y el ex vicepresidente de la Nación Amado Boudou.
El llamado de Córdoba a su defensora la alertaba sobre un repentino cambio de pabellón. Desde que ingresó a la cárcel Corbacho pide que se le preserve la seguridad del maquinista porque fue expuesto por algunos actores del juicio por la Tragedia de Once como el único responsable por lo sucedido. Para la Justicia Córdoba fue responsable, pero también lo fueron los ex funcionarios que no controlaron la concesión y los empresarios a cargo de la explotación del Sarmiento.
Ante lo sucedido hace unos días en Marcos Paz Corbacho hizo una presentación ante la Oficina Anticorrupción (que puede intervenir en casos de corrupción dentro de las cárceles federales) y ante la Procuración Penitenciaria y la Subsecretaría de Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia.
Allí relató que Córdoba fue “obligado a firmar por temor” tres actas. En una le informaban que el pabellón donde estaba alojado se había disuelto. La otra señalaba que no lo podían mandar al otro pabellón bajo el sistema IRIC porque allí está alojado De Vido, con prisión preventiva dictada en otros casos y condenado- en un segundo juicio, que está bajo la revisión de la Cámara de Casación- también por la Tragedia de Once. Y le hicieron saber que tampoco podían trasladarlo a Ezeiza porque allí estaban alojados presos por el choque del tren sucedido en 2012. El acta restante decía que “debía prestar su conformidad para ser alojado en el módulo 13 pabellón 14 colectivo y que no deseaba resguardo” tal como se lee en la presentación hecha por la abogada a la que accedió Infobae.
Eso implicó el paso de Córdoba a un pabellón comunitario, sin celdas personales, con detenidos por casos comunes y con menos medidas de seguridad. Para la abogada eso conllevaba un riesgo para su defendido, quien no fue recibido amablemente la noche que pasó en el pabellón comunitario. Corbacho hizo un reclamo ante las autoridades del penal de Marcos Paz y Córdoba volvió rápidamente al pabellón 3/7 pero por fuera del IRIC. Comparte lugar de detención con otros presos de resguardo. Pero según le comunicó Córdoba, las visitas se realizarán con los presos comunes de otro pabellón.
“Tengo miedo por la seguridad de Marcos”, dijo la abogada en diálogo con Infobae. Desde que fue detenido ella pidió que “garanticen que Córdoba se encuentre separado del resto de la población carcelaria sin que ello implique su aislamiento ya que poseemos un temor fundado de que se atente contra su vida extremaran las medidas de seguridad para protegerlo”.
No es la primera vez que Corbacho denuncia irregularidades sobre la detención de Córdoba. La abogada ya había expuesto ante las autoridades penitenciarias que quien fuera el maquinista de la Tragedia de Once no ha recibido en la cárcel el tratamiento psicológico recomendado por el Tribunal que lo condenó; que tampoco puede acceder a estudios universitarios a pesar de haber presentado los certificados que indican que terminó la educación secundaria y que fue amedrentado por carceleros apenas llegó a Marcos Paz.
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