El próximo domingo, cuando caiga el sol y las escuelas mendocinas cierren sus puertas, Anabel Fernández Sagasti esperará con ansiedad y expectativa los resultados de la elección a gobernador. La candidata del Frente de Todos quiere dar el golpe. El batacazo. Y derrotar al que parece ser el número puesto. El candidato de Cambiemos e intendente actual de la ciudad de Mendoza, Rodolfo Suárez.
La senadora nacional que comparte bloque con Cristina Kirchner, tiene un vínculo fluido con Axel Kicillof y ha recibido un espaldarazo de Alberto Fernández en la campaña, buscará convertirse en la primera mujer en gobernar una de las provincias más pobladas de la Argentina. Con 35 años quiere llegar a la gobernación de Mendoza.
En diálogo con Infobae repasó la situación económica de la provincia, el objetivo que tiene la oposición en estos comicios, su relación con los Fernández y el rol que jugará La Cámpora - agrupación a la que pertenece - en un posible gobierno del peronismo K.
-El candidato de Cambiemos, Rodolfo Suárez, va a arriba en las encuestas. En ese contexto, ¿si usted gana la elección, es un batacazo?
-Tenemos muchas esperanzas de que pueda ser así. Para nosotros no sería un batacazo porque hace mucho tiempo que estamos trabajando. Pero entiendo que para el resto sería una sorpresa.
-Mendoza es una de las pocas provincias en las que Cambiemos aún sigue en pie. ¿La ola de triunfos peronistas que hubo durante el año puede jugar a su favor para dar dar el golpe?
-Estamos trabajando para que así sea. Estamos esperanzados con el resultado que se logró el 11 de agosto, donde Alberto y Cristina ganaron en la provincia. Queremos seguir sumando voluntades.
-Está identificada con el kirchnerismo y puede haber votantes peronistas que no la hayan elegido por tu acercamiento a Cristina Kirchner. ¿Cómo va a cautivar ese voto?
-El mensaje es que hay que hacer algo nuevo en la provincia. En Mendoza hemos sufrido la misma crisis que ha padecido la Argentina. Se duplicó la desocupación y hubo una caída de la actividad económica de casi el 6%. El pueblo mendocino está sufriendo mucho. Los mendocinos tenemos una buena oportunidad para sumarnos a la nueva Argentina y hacer un proyecto propio que tenga que ver con la producción.
-¿Cuál fue el impacto de la crisis nacional en la economía de Mendoza?
-El impacto es duro. Mendoza y Buenos Aires son las provincias más complicadas con la deuda externa. Sobre todo la que fue emitida en dólares por el gobernador (Alfredo) Cornejo. No es casualidad que ambos gobiernos sean parte del mismo frente y hayan aplicado las mismas políticas. La producción y el trabajo genuino no han sido ejes de esta gestión y hoy estamos sufriendo las consecuencias.
-Alberto Fernández volvió a Mendoza. Es una de las provincias a las que más atención le presta. Su candidatura es como una apuesta personal de Fernández.
-Tenemos una muy buena relación. Hemos trabajado juntos para ayudar a la unidad del peronismo de otras provincias. En esas charlas le he podido contar nuestro proyecto en Mendoza. Eso tiene mucho que ver con la posibilidad de que Mendoza también se sume a las mismas prioridades de la Argentina que él, si se confirma el resultado, probablemente conduzca.
-¿Cuáles son los ejes principales del proyecto que le comentó a Fernández y que usted tiene planeado llevar adelante si gobierna Mendoza?
-El principal objetivo es volver a poner como prioridad la producción y el trabajo. Trabajo que se perdió. Para eso necesitamos un presidente que ponga las políticas macroeconómicas al servicio de la producción. Además, necesitamos un Estado que sea socio de los sectores productivos. Que no los ahogue y que los acompañe en proyectos que tengan que ver con inversiones. Y que también haga una provincia mucho más equitativa. Nosotros tenemos una alta concentración de recursos en lo que es el gran Mendoza y un interior de la provincia mucho más empobrecido y sin oportunidades.
-¿A qué se debe esa diferencia entre el interior y el Gran Mendoza?
-Cornejo fue intendente de uno de los departamentos del Gran Mendoza y por lo tanto ha tenido una visión muy municipalista de la administración. No fue estratégica y en profundidad como necesita una provincia tan grande y diversa como Mendoza.
-¿Fue un golpe inesperado la derrota del peronismo en San Martín, uno de los principales municipios de la provincia?
-Sí. Nosotros sabíamos que los números estaban muy parejos. La verdad es una cuestión local que nos duele porque es una intendencia muy querida por nosotros y por la que se hizo mucho.
-De ser elegida, sería la primera gobernadora mujer de Mendoza. Además, es una dirigente joven. Tiene 35 años. ¿Ese contexto la favorece o es una barrera?
-Me favorece. Porque Mendoza necesita algo nuevo. Hemos tocado piso los mendocinos en los sectores productivos y en el proyecto de provincia. Nuestras provincias vecinas, como San Juan, San Luis o Neuquén, han crecido mucho en los últimos años. Mendoza sigue estancada. Han gobernado dirigentes del mismo estilo que no han potenciado un proyecto provincial para producir más.
-¿Y lo nuevo?
-Lo nuevo tiene que ver con ser la nueva gobernadora mujer, con ser más joven que los otros candidatos y haber experimentado en la política una renovación importante.
-Al peronismo parece costarle que las mujeres lideren proyectos provinciales. La mayoría de los candidatos o de los gobernadores son hombres.
-Sí. Lo mismo pasa con los intendentes. Es un proceso que también se da en la sociedad, no solamente en la política. Los Ejecutivos tienen que empezar a integrar mujeres porque es una visión que está faltando sobre la gestión pública.
-Ese es el cambio...
-Me parece muy positivo. Y más en estos tiempos en donde nosotras le podemos aportar mucha empatía con el otro. En tiempo de crisis eso es muy importante. Ponerse en el lugar del otro para entender lo que es la angustia y la impotencia que se vive en estos tiempos económicos tan difíciles.
-Advierte que representa una renovación. Por edad y por ideas. ¿Esa renovación se puede ampliar detrás del liderazgo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que son dirigentes con mucho recorrido en la política?
-Yo apuesto a que sí y voy a trabajar mucho para que así sea. Hay que tener una diversidad de representación para poder tener una visión más amplia de la sociedad. Siempre la renovación, las ideas nuevas, las energías renovadas y la fuerza que te da la juventud son un excelente complemento para un proyecto político.
-¿Cuánto hace falta esa renovación dentro del peronismo y de la política nacional?
-Hace falta mucho. Nosotros en Mendoza hemos logrado, a través de la competencia que tuvimos en las PASO, empezar a renovar el peronismo. Pero no sobra nadie. La renovación no significa que sobran compañeros ni dirigentes que tienen una basta experiencia y a los cuales necesitamos mucho. Es un complemento entre las visiones nuevas y la experiencia. Esa es la síntesis de la propuesta que tenemos en Mendoza.
-Mendoza es una de las provincias donde Alberto Fernández ganó por menos margen. ¿A dónde encuentra la respuesta a que el gobierno de Macri siga teniendo un acompañamiento firme de una parte importante de la sociedad mendocina?
-Yo no creo que sea un acompañamiento firme a Macri. Entiendo que es una provincia donde ganarse la confianza cuesta mucho, pero nosotros somos gente de valores y muy leales. Queremos que Alberto conozca de primera mano cuáles son las necesidades de Mendoza. Sin intermediarios. Para que pueda colaborar con nuestra economía cuando sea presidente.
-Le tocó compartir el bloque de senadores con Cristina Kirchner. ¿Notó diferencias entre la dirigente que dejó la presidencia en el 2015 y la que asumió su banca en la Cámara alta en el 2017?
-Cristina ha sido dos veces presidenta y todos los del bloque aprendemos mucho de ella. Si hay algo que destaco en este tiempo es su gran voluntad para aportar un proyecto de país que sea duradero y que le devuelva calidad de vida a los argentinos. Y esa fue la idea base de la construcción del Frente de Todos. Que tenemos que generar grandes consensos en la sociedad argentina para no tener esta economía o esta gestiones tan pendulares que tanto daño hacen.
-El juez Claudio Bonadio elevó la causa de los cuadernos a juicio oral y volvió a pedir el desafuero de la ex presidenta en el Senado. ¿La decisión de Cristina de dar un paso al costado pudo haber estado influenciada por el desgaste que le generó enfrentar tantas causas judiciales?
-No. Para nada. No creo que haya sido así.
-¿Y por qué decidió correrse?
-Porque era momento de amplitud y gestualidad de grandeza. Y la que empezó fue ella. Es una excelente fórmula la que armaron. Alberto Fernández va a ser un muy buen presidente para el momento que atraviesa la Argentina.
-¿La unidad fue la clave del triunfo del peronismo o el descontento contra la gestión de Macri fue tan grande que colaboró con esa ola de victorias peronistas en todo el país?
-La clave fue la unidad. Y, por su puesto, la búsqueda de una alternativa, de un cambio real y positivo para salir adelante.
-Hace pocos días habló la titular de Justicia Legítima, Cristina Caamaño. Pidió reformar la Constitución, ampliar los Tribunales de Comodoro Py, democratizar la Justicia y volver a una doctrina garantista. Usted es abogada y senadora nacional. ¿Qué posición tiene con respecto a ese planeo de una entidad muy cercana al kirchnerismo?
-Lo primero que hay que poner de pie en Argentina es la producción y el trabajo. Esa es nuestra prioridad. No está dentro de las prioridades una reforma de la Constitución Nacional.
-¿Y con respecto a la vuelta del garantismo?
-Hay que aplicar la ley. Las leyes de la Argentina son muy buenas. Mientras los jueces y todo el Estado se ponga como meta el servicio de la justicia, yo estoy de acuerdo. No se trata de garantismo o no. Se trata de hacer cumplir las leyes. Para mi siempre fue una falsa dicotomía.
-¿Por qué?
-Porque es el cumplimiento de la ley. Hay que respetar las leyes y aplicarlas. La eficiencia de la Justicia está en el servicio de justicia. Y los ciudadanos no sienten que haya un servicio de justicia. No lo digo yo. Lo dicen los ciudadanos.
-Es parte de La Cámpora. Cuando se fue Cristina en el 2015 tenían un lugar preponderante. ¿Qué lugar va a tener la agrupación en un posible gobierno de Alberto Fernández?
-El mismo espacio que van a tener todos los que conforman el frente. Somos un eslabón más de este gran Frente de Todos, en dónde nos hemos unido quienes pensamos que la producción y el trabajo son el eje central de la Argentina que viene.
-¿La identidad de La Cámpora es la misma que supo tener en los últimos cuatro años del gobierno de Cristina Kirchner o en este tiempo que le tocó ser oposición cambió?
-Hemos tenido un gran crecimiento en base a la experiencia. Como todos en nuestras vidas. Uno con la experiencia va ganando en crecimiento y eso es lo que también le ha pasado a nuestra agrupación.
-¿Hay una renovación en marcha dentro de La Cámpora?
-Hay una renovación y la estamos impulsando.
-¿Qué busca esa renovación?
-Cuando uno adquiere experiencia y conocimiento va creciendo y modificando algunas actitudes. Y va profundizando otras que le parecen buenas. Todas las organizaciones, no solamente La Cámpora, tienen esto de adquirir experiencia y según la coyuntura también actuar.
-¿Cambiaron cuándo fueron oposición?
-No es lo mismo ser oposición que oficialismo. Tener experiencia en ser oposición e ir penetrando en el territorio. Eso ha sido importante en este tiempo. Y también la posibilidad de poder llegar a lugares del Poder Ejecutivo. Tenemos compañeros que son intendentes, otros que van a ser intendentas como Mayra Mendoza o Fernanda Raverta. Y otros compañeros que ganaron en provincias del interior.
-¿Qué provincia le deja Alfredo Cornejo en caso de que usted gane y tenga que gobernar Mendoza a partir del 10 de diciembre?
-Una provincia que necesita mucha producción y trabajo. Cuando recorro la provincia el mayor reclamo está vinculado a la oportunidad de trabajar. Eso nos va a costar, pero el Estado provincial y los intendentes vamos a hacer un esfuerzo para activar el sistema productivo de Mendoza. Un sistema que, en este último tramo, está sobreviviendo.
-¿Por qué sobreviviendo?
-Porque la viticultura, la fruticultura y la metalmecánica vienen muy mal por malas decisiones a nivel nacional, y por la falta de decisiones a nivel local. La actividad productiva está muy mal. Cornejo inició su gobierno con un 3,5% de desocupación y lo deja con un 8,5%.
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