Alberto Fernández y Florencio Randazzo se vieron las caras después de un largo tiempo. Habían cambiado mensajes por Whatsapp pero todavía no habían logrado coincidir para encontrarse y poder charlar sobre la situación del país y, sobre todo, sobre el proyecto político del peronismo que encarna el ex jefe de Gabinete.
Anoche ambos volvieron a chatear y quedaron en verse en el mediodía de este miércoles. Fernández propuso almorzar en el Hotel Faena. Randazzo aceptó sin problemas. Cuando llegaron se encontraron con que se estaba desarrollando un evento. La privacidad que buscaban se diluyó en ese contexto inesperado. Igual optaron por comer ahí.
Es la primera vez que ambos se reúnen desde que Fernández es candidato y Cristina Kirchner decidió dar un paso al costado para ocupar la candidatura a vicepresidente. La charla fue absolutamente política y duró tres horas. No hubo ofrecimientos de cargos, pero el candidato a presidente del Frente de Todos quiere que el ex ministro de Interior y Transporte forme parte de su fuerza política.
Randazzo mantiene un hermetismo extremo desde hace dos años. La última vez que habló en público fue el domingo que perdió la elección legislativa y Cristina se convirtió en senadora. Ese día optó por bajar el perfil, salir del circuito público de la provincia y dedicarse a atender pequeñas empresas que tiene en La Plata y Chivilcoy. Además, se abocó a realizar asesoramientos y brindar conferencias en el exterior.
Su último encuentro con Cristina fue dos días antes del cierre de listas. Fue en el departamento ubicado en la esquina de Juncal y Uruguay, en pleno barrio de Recoleta, donde se reunieron para intentar llegar a un acuerdo.
Aquella noche la ex presidente le ofreció ser el primer candidato a diputado de su lista. Randazzo le pidió la interna. La respuesta de la ex mandataria fue negativa. El chivilcoyano le anticipó su futuro cuando le dijo: “Vas a perder con Gladys González”. Cristina perdió la elección pero entró como senadora por la minoría. Fue la última vez que hablaron.
La relación entre Fernández y Randazzo nunca se cortó. Cuando el ex jefe de Gabinete se fue del gobierno de Cristina tras el conflicto con el campo, Randazzo siguió en contacto. Nueve años después lo eligió para que fuera su jefe de campaña en las elecciones legislativas del 2017. En todo ese tiempo nunca perdieron el contacto. Siguieron hablando. Con menos o más frecuencia, pero siempre supieron qué estaba haciendo el otro.
En los primeros días de septiembre Randazzo compartió una comida con dos dirigentes de su confianza que hoy forman parte del círculo más chico que rodea al candidato a presidente del peronismo K. Estuvo con el líder del Movimiento Evita, Fernando “Chino” Navarro, y con uno de los principales integrantes del Grupo Callao -espacio que fundó Fernández- Miguel Cuberos.
Ese encuentro amistoso fue una señal para el albertismo de que Randazzo estaba dispuesto a romper el hermetismo y escuchar los detalles del nuevo proyecto político. En esa reunión tampoco hubo ofrecimientos ni la voluntad de convencerlo de sumarse al espacio. Querían escuchar el análisis del ex ministro del kirchnerismo sobre la situación política y económica que atraviesa la Argentina. Acercarse. Saber también qué pensaba sobre el nuevo tiempo del peronismo.
El regreso de Randazzo al primer plano de la política nacional sigue siendo una incógnita. Los encuentros son solo señales de buena voluntad. Fernández quiere que el ex ministro esté en sus filas. Lo valora como dirigente político y como gestor. El ex ministro se mantiene en silencio y a un costado de la escenario principal. Hasta el momento no concretaron un acuerdo. Puede ser cuestión de tiempo.
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